Las comunidades del PP frenan el plan de salud mental y García lo ve "incomprensible"
Los profesionales critican que Sanidad mantenga la "desprescripción" de fármacos.

Las comunidades del PP han rechazado el 'Plan de acción de salud mental 2025-2027' del Ministerio de Sanidad ante las críticas que ha recibido por parte de expertos independientes y sociedades científicas de Psiquiatría, reticentes a la desprescripción de psicofármacos que plantea el documento.
Solo Cataluña, Castilla-La Mancha, Canarias, Asturias y Navarra han apoyado el citado plan, que aboga por una humanización del modelo de atención que va desde implantar un uso racional de psicofármacos y una mayor "prescripción social" a buscar alternativas a la institucionalización y la sujeción mecánica, así como la regulación de la psicoterapia y la psicología clínica infantil, han informado a Efe fuentes del Consejo Interterritorial.
Pese a que comparten la necesidad del plan y el trabajo realizado por los técnicos, las comunidades populares consideran que el plan se debe seguir trabajando y no precipitar su aprobación para contar con el apoyo de los expertos. La ministra de Sanidad, Mónica García, ha señalado en la rueda de prensa posterior a la reunión que considera "incomprensible" el rechazo del PP.
"Es incomprensible que, una vez más, el PP, en contra del criterio de sus propios técnicos, hayan votado en contra de un documento (..) Espero que la próxima vez que lo traigamos [al Consejo], recapacite, como recapacitó con la subida de las pensiones o las ayudas a la DANA", ha afirmado.
En cualquier caso, la ministra ha señalado que no tienen "ningún problema" en que el texto vuelva a ser revisado por los técnicos y se debatan las modificaciones necesarias.
El vicepresidente del Consejo Interterritorial de Salud, consejero de Castilla y León y portavoz de las comunidades del PP, Alejandro Vázquez, ha explicado que al inicio de la reunión han pedido a la ministra de Sanidad, Mónica García, que retirase el plan al no contar con el respaldo de las sociedades científicas ni con sus demandas, a lo que finalmente se ha visto forzada al no contar con el respaldo de las comunidades del PP ni del País Vasco, aunque el punto no se ha llegado a votar.
Por su parte, la consejera madrileña, Fátima Matute, ha dicho: "Hemos retrasado la aprobación del plan porque había problemas en el fondo y en la forma. Concretamente, las sociedades científicas han puesto de manifiesto que se han enterado de este plan por la prensa, que además adolece de fallos técnicos que querrían trabajar".
Al término de la reunión, la consejera ha reclamado una financiación específica para este plan y ha insistido en que no cuenta con el aval de las sociedades científicas.
La Sociedad Española de Psiquiatría y Salud Mental (Sepsm) se quejó, en una carta remitida a la comisionada de Salud Mental, Belén González, a la que ha tenido acceso Efe, de que el documento final, que no se les remitió, no recoge ningún incremento de profesionales como se les garantizó, sino todo lo contrario.
Pero sobre todo se queja de que aunque el texto introduce "el uso racional de psicofármacos", mantiene el de "desprescripción", con el "consiguiente estigma y perjuicio para las personas que requieren tratamientos farmacológicos a largo plazo".
Otra de las medidas que no ha gustado, pero en este caso a los psicólogos, es que incorpora el diploma de Psicoterapia, que estos profesionales quieren abordar mejor con el comisionado por ser "de importancia capital para los usuarios del Sistema Nacional de Salud que necesiten un tratamiento psicoterapéutico".
Y advierten de que, por ello, debe de basarse en "un alto nivel de formación, calidad y en los principios éticos que siempre deben regular a las profesiones sanitarias".
Aprobado el plan para la prevención del suicidio
Lo que sí ha salido adelante ha sido el primer plan nacional para la prevención del suicidio, que estará dotado con 18 millones de euros, haya o no Presupuestos Generales del Estado.
Así lo ha resaltado Mónica García, quien ha explicado que lo componen 40 medidas repartidas en seis líneas estratégicas para abordar este problema de salud pública con un enfoque desde los determinantes sociales de la salud.
El plan, el primero específico que se realiza para abordar el fenómeno del suicidio, apuesta por fomentar un código de riesgo y las autopsias psicológicas, limitar el acceso a medios letales o aplicar una perspectiva de género ante la enorme disparidad de cifras entre sexos (ellos se suicidan mucho más).
Hasta ahora, la prevención del suicidio siempre formaba parte de guías de práctica clínica y de planes de acción de salud mental, pero con este se atiende una demanda histórica de la sociedad civil de "darle una entidad propia" a la conducta suicida.
Entre todas sus medidas, Mónica García ha puesto en la creación del Observatorio para la prevención del suicidio, "un espacio fundamental" para recopilar y analizar "datos rigurosos" que puedan ayudar a entender mejor las causas y los factores de riesgo y a diseñar estrategias más efectivas, basadas en la mejor evidencia disponible.
También se va a implementar un sistema de vigilancia en salud mental dentro del sistema de vigilancia en salud pública, lo que significa que, por primera vez, la salud mental "va a integrarse plenamente en los mecanismos de seguimiento y de alerta de la salud pública" para permitir detectar tendencias y responder de una manera "mucho más ágil y coordinada".
Además, se va a mejorar la coordinación del teléfono 024, "forzando" su conexión con otros servicios asistenciales en las comunidades. Para ello, se va a promover la creación de equipos de atención al riesgo suicida en los servicios de salud mental de las comunidades "con capacidad de brindar atención telefónica y ofrecer apoyo inmediato y acompañamiento en la persona".
Mónica García ha querido detenerse en las críticas que en los últimos días ha suscitado la perspectiva de género que se le da al plan, puesto que ellos se suicidan mucho más que ellas, aunque las mujeres lo intentan más.
Quejas que "curiosamente" proceden de "quienes llevaban años quejándose de que nadie hablaba de los problemas de los hombres y ahora se indignan porque se hace desde una perspectiva que no les encaja: los hombres tienen peor salud, asumen más riesgos, se suicidan más y esto no es un hecho biológico, sino es fruto de una masculinidad que los empuja a descuidarse y a tomar más riesgos". "Decir esto no tiene nada que ver con el machismo, es como negar que el tabaco causa el cáncer", ha zanjado.