
Con motivo del anteproyecto de ley para mejorar el acceso a las carreras judicial y fiscal, proliferan los artículos a favor y en contra de la modificación propuesta por el Gobierno, resaltando unos las indudables virtudes del sistema actual —entre ellas, singularmente, la objetividad de la selección— y destacando otros los defectos de los que adolece —como el peso concedido a la memorización de la ley positiva—. La presidenta del Consejo General del Poder Judicial, Isabel Perelló, recordó, en el acto de entrega de despachos a la nueva promoción de jueces, en presencia del Ministerio de Justicia, que «el sistema de reclutamiento de jueces es un sistema democrático, pues garantiza que cualquier persona, de cualquier procedencia, tenga la ideología que tenga, pueda competir en igualdad de condiciones, basándose única y exclusivamente en su esfuerzo individual». La intervención de la presidenta en defensa del sistema de oposición fue muy aplaudida. Sin embargo, hay una selección de jueces de la que no se habla. En España, cualquier estudiante de Derecho puede aspirar a ser juez, pero cualquier juez no puede aspirar a ser magistrado del TS o presidente de un tribunal. El acceso a la cúpula judicial no está abierto a todos […]