La Luna llena de las flores y el trágico amor de Beethoven que inspiró su sonata más famosa
Hoy al atardecer asomará nuestro satélite natural; por qué se la denomina así

En los cinco minutos que lleva leer esta nota, nuestro satélite natural recorrerá unos cinco kilómetros por el espacio, para llegar a tiempo a surgir por el horizonte, este lunes, como una espléndida luna llena. A su vez, hace unos 225 años Ludwig van Beethoven se empezaba a quedar sordo. Así que mientras la luna recorre esos cinco kilómetros, vamos a conectar a Ludwig, la luna llena de las flores de hoy y la sonata “Claro de Luna”. Como diría Julio Cortázar en Rayuela, hay dos formas de leer lo que sigue, una es la tradicional. La otra (ya distinta a la de Julio) es acompañar estas líneas con la sonata más emblemática de Beethoven. Para eso queda a mano acá un video con su música. De ambas formas, vamos a disfrutar de la luna llena y la más trágica historia de amor del compositor alemán.
Hoy al atardecer, por el este, el mismo lugar por el que sale el sol todos los días, asomará una enorme luna llena. ¿A qué hora? Depende del sitio del planeta desde el que se la observe. Mientras más al oeste y al norte se la vea, más tardará en aparecer. Como referencia, en Buenos Aires saldrá 17.45, en Córdoba 18.16, en Mendoza 18.32, en Salta 18.37 y en Ushuaia 17.05. Y quizás al mirarla, rememoren la descripción del poeta y crítico musical Ludwig Rellstab, quien en 1832 (cinco años después de la muerte de Beethoven) comparó el primer movimiento de la sonata de su tocayo con “un bote deslizándose sobre el lago de Lucerna a la luz de la luna”.
Fue de ahí que la Sonata para piano n° 14 en do sostenido menor tomó ese nombre; Beethoven nunca la llamó Claro de Luna. Lo que sí se sabe es por qué y para quién la compuso. Era 1801, Beethoven tenía 30 años y se empezaba a consolidar como uno de los compositores más innovadores y respetados de Viena; ese mismo año le escribió a su amigo Franz Wegeler sobre su creciente preocupación por la pérdida de audición. En esa época recibió una nueva alumna, una bella joven aristócrata de 17 años, Giulietta Guicciardi.
Así como la luna llena de hoy se llama de las flores, porque en el hemisferio norte (donde le pusieron el nombre) la primavera explota en florecimientos, el amor floreció dentro de Ludwig como solía hacerlo, perdida y tormentosamente. Quien terminaría siendo uno de los padres del romanticismo, sufrió profundamente el no poder ser tomado en cuenta como pretendiente de Giulietta. No tanto por la diferencia de edad, sino por la diferencia de capital. La familia Guicciardi era mucho más rica que Ludwig.
Sonata dedicada
Beethoven compuso esta disruptiva sonata y se la dedicó a Giulietta. En ella desafía la estructura tradicional de las sonatas de la época (rápido-lento-rápido), con una apertura lenta y sombría, casi como una meditación sobre todo lo que lo separaba de ella. En el tono general de la obra, con su mezcla de ternura, melancolía y resignación, Ludwig parece anticipar la imposibilidad de ese amor. Dos años más tarde Giulietta se casaría con el conde Wenzel Robert von Gallenberg, un noble austríaco que también tenía inclinaciones artísticas, pero no dejó ninguna obra trascendente. El matrimonio fue arreglado por su familia, como era costumbre en la aristocracia de la época, y probablemente no estuvo motivado por una gran pasión personal.
Esta tarde, junto con la puesta del Sol por el oeste, se verá la Luna asomar al otro lado de la bóveda celeste. Quizás por muchos atardeceres Ludwig pensó en Giulietta, mientras poco a poco sus oídos se apagaban para siempre. Al poco tiempo dejó de verla, y torturado por el desamor y la sordera, forjó en los años siguientes su explosión creativa. Un par de años más tarde compuso la sinfonía n° 3 “Heroica”, en 1805 su única ópera, “Fidelio”, también de esa época son los conciertos para piano n° 4 y 5, y las monumentales sonatas “Appassionata” y “Waldstein”. Y así como la luna llena irá subiendo por el firmamento a medida que el cielo se vaya oscureciendo, los sonidos provenientes del exterior se fueron apagando para Ludwig hasta que a los 43 años ya estaba completamente sordo.
A la medianoche del lunes para el martes, la luna llena estará casi sobre nuestras cabezas, iluminada en su máximo esplendor por la luz solar que envuelve a nuestro planeta y queda justo debajo del globo terrestre. Ya con la fría noche de mayo cubriéndolo todo, quizás lleguen los últimos recuerdos de Ludwig. Aislado, huraño, con algunos problemas económicos, desconfiado, temperamental, con 53 años estrenó su novena, última sinfonía, con el célebre final coral “Oda a la alegría”, basada en el poema de Friedrich Schiller. Todo el tiempo acompañó al director en el escenario, guiando una orquesta que no podía escuchar. Recién al final, la contralto Caroline Unger se acercó y giró suavemente a Beethoven, para que al menos pudiera ver la ovación que rugía sobre él.
Ya al amanecer del martes, la luna llena de las flores llegará al horizonte oeste para irse con el día. La función del firmamento habrá concluido, así como la función de Ludwig van Beethoven terminó en este mundo un 26 de marzo de 1827, a los 56 años. Giulietta no fue feliz con Wenzel, al menos no del todo y terminaron su historia separados. Años más tarde, hablaría de Beethoven en algunas entrevistas y cartas, reconociendo su talento extraordinario y mencionando con cierta nostalgia su cercanía con él. Aunque nunca reveló detalles sentimentales, quedó claro que admiró profundamente a su maestro de piano.