La ciudad de Sevilla, como el resto de la Península Ibérica, vivió antes de ayer un lunes negro, en toda regla. El gran apagón, cuyas causas aún se desconocen, generó un situación de caos generalizado en la capital. De las bromas iniciales cuando se apagaron luces, ordenadores, máquinas o semáforos se pasó a la preocupación por la ignorancia de lo que estaba ocurriendo y por la imposibilidad de contactar con los tuyos. Ahí nos dimos cuenta de la dependencia del móvil que padecemos. Esperábamos respuestas de las administraciones. Esta vez el Ayuntamiento fue la primera que se movilizó, dando recomendaciones a la ciudadanía y poniendo todos los servicios municipales a pleno rendimiento. La circulación fue la que más notó el...
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