Historia secreta de los cónclaves: las batallas internas de las 10 últimas elecciones de un papa

Las votaciones para elegir el pontífice tienen su propia dinámica y saber cómo funcionaron en el último siglo da pistas para comprender mejor lo que puede pasar ahora

May 7, 2025 - 19:14
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Historia secreta de los cónclaves: las batallas internas de las 10 últimas elecciones de un papa

Lo que pasa en un cónclave no solo es secreto, aunque después, más o menos, todo se termina sabiendo, sino que además es muy misterioso. Los votos van fluctuando hasta que acaban confluyendo en un solo nombre, que muchas veces no está entre los favoritos de partida. Además del Espíritu Santo, intervienen factores bastante más terrenales, que suelen repetirse. Para saber cómo funcionan estas peculiares dinámicas, y hacerse una idea de lo que puede pasar a partir de este miércoles en la elección del sucesor de Francisco, es muy útil saber lo que ocurrió en los últimos diez cónclaves, siguiendo las obras de los estudiosos Giancarlo Zizola y Alberto Melloni. Son los del siglo XX hasta la actualidad.Fotografía oficial de Pío X, tomada poco después de su coronación el 9 de agosto de 1903.

1903: Pío X

Este cónclave es célebre porque fue la última vez que hubo un veto político de un país extranjero, potestad que hasta entonces tenían los estados católicos más poderosos de Europa. El ministro de Exteriores austrohúngaro mandó un telegrama el mismo día de la muerte de León XIII a su embajador ante la Santa Sede con la orden de ejercer “la exclusiva”, si llegara el caso, contra el cardenal italiano Mariano Rampolla, considerado hostil a sus intereses. El cónclave, que requirió 7 votaciones, empezó con 62 cardenales, y la mayoría de dos tercios era 42. ¿Y quién fue el más votado la primera vez? Rampolla, con 24 votos. Giuseppe Sarto, el que al final ganaría y eligió el nombre de Pío X, solo sacó 5 en el primer escrutinio. La elección luego se bloqueó entre ellos dos, pero los cardenales austriacos, encargados de sacar el comodín del veto si fuera necesario, temían que ganaría Rampolla. El problema es que les daba vergüenza hacer la objeción, pues ya entonces era una cosa anacrónica. Al final el cardenal austriaco Puzyna pidió la palabra y leyó una declaración con el voto, pero en un tono tan bajito que casi nadie le oyó. Tras repetirlo, se armó un gran lío. No parece que influyera en el voto, porque Rampolla había tocado techo. Pero el caso es que Sarto no quería ser papa, tuvieron que convencerlo. Una de las primeras cosas que hizo como papa fue rehacer las reglas del cónclave y abolir el derecho de veto.El 6 de septiembre de 1914, apenas tres días después de su elección, Giacomo della Chiesa fue coronado como Benedicto XV en la imponente Capilla Sixtina. La ceremonia, solemne y cargada de simbolismo, tuvo lugar en medio de un clima de tensión global: Europa ya estaba sumida en la Primera Guerra Mundial, y el nuevo papa asumiría su misión pastoral con el mundo en llamas.

1914: Benedicto XV

Pío X murió el 20 de agosto de 1914, el día en que Alemania invadió Bélgica, inicio de la Primera Guerra Mundial. Este acontecimiento marcó el cónclave: además de que a los 57 cardenales les costó llegar a Roma, la prioridad era elegir un papa que no tuviera ninguna relación con los países en guerra, e Italia en ese momento era neutral. El cónclave duró cuatro días, con 10 votaciones y una mayoría exigida de 38 votos. Fue elegido Giacomo della Chiesa, con el nombre de Benedicto XV, que siguiendo el movimiento pendular tan frecuente entre un papado y otro, era un reequilibrio liberal y casi de los perdedores del cónclave anterior. Empezó empatado con 12 votos con Maffi, que se fue derrumbando a partir la cuarta votación, momento en que sus adversarios se pasaron a otro cardenal, Serafini. Pero Della Chiesa fue subiendo siempre un poquito, hasta los 38 votos exactos. Fue tan reñido que el llamado partido de la Curia, los cardenales de Roma, exigieron que se verificara que el ganador no había votado por sí mismo, una regla que luego se perdió. Eso se podía hacer porque cada cardenal ponía un símbolo en la papeleta que solo él conocía. Se comprobó que Della Chiesa había votado a otro y fue elegido.Pío XI, nacido Achille Ratti, fue elegido papa el 6 de febrero de 1922, tras la muerte de Benedicto XV. Su pontificado se extendió hasta su fallecimiento el 10 de febrero de 1939, justo antes del estallido de la Segunda Guerra Mundial.

1922: Pío XI

Fue el cónclave más largo y reñido de su tiempo: cinco días y catorce votaciones. Participaron 53 cardenales (la mayoría necesaria era de 36 votos), ya que los estadounidenses no llegaron a tiempo en barco. En esa época, se daban apenas diez días para llegar a Roma. El debate de fondo también dividía aguas: ¿retroceder hacia una Iglesia más conservadora, al estilo de Pío X, o continuar con la línea de apertura marcada por el papa recientemente fallecido? Por eso fue una elección que se bloqueó varias veces ―se intentó incluso un papa no italiano, Van Rossum, holandés― y fue quemando candidatos. De hecho quien ganó al final, Achille Ratti, en el primer escrutinio solo sacó 5 votos, era la cuarta o quinta opción. No subió de ahí en las primeras ocho votaciones, pero a partir de la novena comenzó a ascender. El bloque conservador y de la Curia se opuso al candidato del otro bando, que fue probando varios nombres, hasta que ambos se rindieron y optaron por un tercer hombre. Suele ser la salida de muchos cónclaves. Según las reconstrucciones posteriores, el bando conservador dio su apoyo a Ratti cuando obtuvo la garantía de que el secretario de Estado, el cardenal Pietro Gasparri, candidato del bloque adversario, no seguiría en el cargo. Estas maniobras, en teoría, están prohibidas y acarrean la excomunión. El propio Gasparri, principal perjudicado, aseguró en sus memorias que al menos dos de los grandes tácticos del cónclave incurrieron en ella. Aunque luego siguió ocho años más en el cargo.El papa Pío XII, rodeado de cardenales, guardias pontificios y su 'cameriere'.
Keystone-France (Gamma-Keystone via Getty Images)

1939: Pío XII

Este cónclave fue el más rápido de la era contemporánea… y también el más previsible. Bastaron apenas tres votaciones para elegir al nuevo papa: Eugenio Pacelli, secretario de Estado y favorito indiscutido. Su elección era casi un hecho, especialmente en un contexto tan tenso como el de 1939, con el mundo al borde de la Segunda Guerra Mundial. Había sido nuncio en Alemania, había vivido en Estados Unidos y en los últimos años del papado de Pío XI, prácticamente había llevado las riendas del Vaticano, ya que el pontífice estaba gravemente enfermo. Acudieron a Roma 63 cardenales, que esta vez esperaron 18 días a que llegaran sus compañeros de Estados Unidos y de este modo fue la primera vez que todos los cardenales existentes pudieron participar en el cónclave. La Curia, a la que pertenecía Pacelli, controlaba el 44 por ciento de los votos. Sacó más de 30 votos a la primera, una irrupción imparable y además sus adversarios estaban divididos. Uno de ellos, el cardenal Maglione, cedió sus votos a Pacelli, y luego fue su secretario de Estado.Juan XXIII fue elegido papa el 28 de octubre de 1958, tras la muerte de Pío XII. Tenía 77 años al momento de su elección y muchos pensaban que sería un papa de transición. Sin embargo, sorprendió al mundo al convocar el Concilio Vaticano II en 1962, un evento que transformó profundamente la Iglesia católica en aspectos litúrgicos, pastorales y ecuménicos. (Ullstein bild Dtl. (ullstein bild via Getty Images)

1958: Juan XXIII

Tras un papado largo que marcaba el fin de una época, en un mundo que cambiaba rápidamente, en la Iglesia había desorientación. Se quería un papa de transición, una figura recurrente cuando los cardenales no saben bien por dónde tirar. Es decir, un pontífice que no dure demasiado mientras se ordena el panorama. Para ello, el elegido debía ser alguien de edad avanzada y Angelo Roncalli encajaba perfecto: tenía 77 años cuando fue nombrado papa con el nombre de Juan XXIII. El cónclave duró cuatro días, con 11 votaciones y 51 cardenales presentes, lo que fijaba la mayoría necesaria en 34 votos. El duelo se alargó porque la oposición a Roncalli, el llamado partido romano de la Curia estaba dividida en dos, y no llegó confluir en un solo candidato. Uno de ellos era no europeo, el armenio Pietro Agagianian, que llevaba años en la Curia, pero se dio la paradoja de que los no italianos no querían alguien del Vaticano. Juan XXIII duró, en efecto, solo cinco años, aunque pese a la brevedad de su mandato revolucionó la Iglesia porque convocó el Concilio Vaticano II, un momento decisivo de apertura y actualización de la Iglesia. Fue el primer papa popular y querido del mundo contemporáneo.Pablo VI saluda durante una procesión

1963: Pablo VI

El Concilio Vaticano II quedó a medias cuando murió Juan XXIII, y marcó el cónclave, como ahora, entre los que pretendían avanzar en sus reformas y quienes querían dar marcha atrás. Esta vez el cónclave fue más numeroso: participaron 80 cardenales y se requerían 54 votos para alcanzar la mayoría. Tuvo el número más bajo de italianos hasta entonces, un 35 por ciento. Con seis votaciones, fue muy tenso, había dos bloques que no cedían. Montini, que saldría elegido como Pablo VI, era apoyado por el sector favorable al concilio y tenía como opositores al bando conservador y a la Curia. Tuvo dos rivales en las primeras votaciones, pero uno de ellos trasvasó sus votos hacia él en la tercera votación. Aun así, no llegaba a la mayoría. El cónclave se estancó. Según las reconstrucciones de lo ocurrido, lo desbloqueó una intervención insólita del cardenal Gustavo Testa, amigo personal y colaborador de Juan XXIII, que prácticamente riñó en público por su actitud testaruda a algunos miembros del bando conservador, instándoles a ceder por el bien de la Iglesia. Se creó una situación de cierto barullo, con cruces de reproches. Al final el lío surtió efecto, pero Montini obtuvo una mayoría muy justa.El papa Juan Pablo I, conocido por su permanente sonrisa, fotografiado en la Basílica de San Pedro al día siguiente de ser nombrado pontífice. Su nombre completo era Albino Luciani y al ser elegido adoptó el nombre de Juan Pablo I, en honor a sus dos predecesores: Juan XXIII y Pablo VI.  (AP Photo)

1978: Juan Pablo I

Fue el primer cónclave con más de cien cardenales en escena: 111 en total, con una mayoría necesaria de 75 votos. Fue famoso porque se inició el 25 de agosto y se convirtió en un infierno debido al verano de Roma. El calor sofocante, la falta de ventilación y el hacinamiento hicieron del Vaticano un lugar poco santo para descansar. El edificio no estaba preparado para alojar a tanta gente en condiciones dignas: sus eminencias dormían en catres, distribuidos por los pasillos y alrededor de la Capilla Sixtina, con apenas una jarra de agua y muy pocos baños disponibles. Para colmo, no se podían abrir las ventanas, por el secreto absoluto que exige el cónclave. Aun así, un cardenal rompió una ventana para poder respirar. Todo aquello fue tan extremo que, años después, Juan Pablo II mandó construir la residencia de Santa Marta, donde hoy duermen los cardenales durante los cónclaves. La reunión empezó con votos muy dispersos y parecía que iba a ser un cónclave largo, pero Albino Luciani, elegido como Juan Pablo I, estuvo entre los más votados desde el principio y rápidamente fue acumulando apoyos a partir del tercer escrutinio, hasta llegar a una mayoría aplastante, de más de un centenar. Aun así, le costó aceptar, según los testimonios y parecía angustiado. Como se sabe, murió 33 días después. Eligió el primer nombre compuesto de un papa, Juan Pablo I, en referencia a que seguiría el camino de sus dos predecesores.Juan Pablo II fue elegido el 16 de octubre de 1978, en el segundo cónclave celebrado ese año.

1978: Juan Pablo II

En el increíble año de los dos cónclaves, los cardenales se volvieron a encontrar en la Capilla Sixtina en octubre. El cardenal Siri, uno de los más votados en la elección de Juan Pablo I, tuvo su segunda oportunidad y era el gran candidato conservador. Pero tuvo un tropiezo que pasó a la historia y que quizá le costó la elección: dio una entrevista con el pacto de que se publicaría solo cuando los cardenales estuvieran ya en el cónclave, pero se hizo pública el día que entraban y todos pudieron leer con alarma algunas de sus opiniones, demasiado radicales para los electores más moderados. Aun así, el cónclave fue un pulso entre Siri y Benelli, que tenían en torno a 30 votos cada uno. Seguían muchos votos dispersos, entre ellos cinco a un tal Karol Wojtyla, polaco. Tras el cuarto escrutinio, el choque no se resolvía. Siri parecía haber tocado su techo: se quedó a cuatro o cinco votos de la mayoría, pero no logró atraer a nadie más. Esa noche cristalizó la idea de Wojtyla, que creció rápidamente al día siguiente.El papa Benedicto XVI fue elegido el 19 de abril de 2005, tras la muerte de Juan Pablo II el 2 de abril de ese mismo año. (AP Foto/Andrew Medichini, Archivo)

2005: Benedicto XVI

Tras los 27 años de pontificado de Juan Pablo II, la Iglesia se encontraba en un momento de incertidumbre sobre qué rumbo tomar. El candidato más firme para sucederlo era su mano derecha: el cardenal alemán Joseph Ratzinger, conocido por su firmeza doctrinal y su profundo conocimiento de la Curia. El cónclave fue rápido: bastaron cuatro votaciones. Entre los nombres que sonaron con fuerza apareció también el del argentino Jorge Mario Bergoglio, quien se perfiló como un rival serio en aquellas deliberaciones. Hay divergencias sobre lo que ocurrió, porque el propio Bergoglio, ya siendo papa, contó luego su versión. Dijo que usaron su nombre para bloquear a Ratzinger, pero que detrás había un candidato en la sombra esperando y él no quiso prestarse a la operación. Por esa razón hizo saber que no quería entrar en ese juego e hizo confluir sus votos en Ratzinger. No obstante, otras reconstrucciones apuntan que fue el cardenal Carlo Maria Martini, referente del bando progresista y también jesuita, pero que no tenía buena relación con Bergoglio, el que pasó por las mesas a la hora de la comida para que los votos pasaran a Ratzinger.El cardenal argentino Jorge Bergoglio, que eligió el nombre de papa Francisco, saluda a la multitud desde el balcón central de la basílica de San Pedro tras ser elegido (AP Foto/Gregorio Borgia, file)

2013: Francisco

En el último cónclave Bergoglio llegó como favorito, pues lo había sido en el anterior, pero tapado en los días previos en las quinielas. El gran papable de la prensa italiana era el cardenal Angelo Scola, discípulo de Ratzinger, a quien se daba prácticamente por elegido. De hecho, la conferencia episcopal italiana llegó a sacar por error, tras la fumata blanca, un comunicado de felicitación a Scola. Sin embargo, en la primera votación, que revela los apoyos reales tras semanas de fabulaciones, obtuvo unos 25 (frente a unos 12 de Bergoglio) y quedó claro que no tenía el apoyo masivo que se había dado por hecho. Es más, de ahí no subió y los votos se fueron yendo hacia Bergoglio, que fue elegido a la quinta votación.