Donald Trump lleva semanas tratando de volver a meter el dentífrico dentro del tubo de pasta, después de que dejara al mundo al borde de una recesión con motivo de su 'Día de la Liberación' , el 2 de abril pasado. El pequeño pacto con el Reino Unido ya fue un indicador de que las cosas han cambiado. Trump le vio las orejas al lobo cuando sintió temblar los mercados y, sobre todo, cuando se desplomó la confianza en la renta fija estadounidense y en el dólar, dos elementos que no estaban en su radar de 'gran negociador'. El acuerdo alcanzado en Ginebra entre Estados Unidos y China para reducir significativamente los aranceles mutuos durante 90 días representa otro alivio...
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