Ha fallecido en un trágico accidente un icono de la música: Gracias por todo y buen viaje

Cuando la música se detiene, el país escucha. Hay pérdidas que traspasan lo personal y se sienten como un eco en el corazón de una nación entera. Cuando una figura de la cultura popular se apaga, no solo se llora al artista, se llora al símbolo, al recuerdo, a las canciones que nos acompañaron en ... Leer más

Abr 10, 2025 - 20:10
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Ha fallecido en un trágico accidente un icono de la música: Gracias por todo y buen viaje

Cuando la música se detiene, el país escucha.

Hay pérdidas que traspasan lo personal y se sienten como un eco en el corazón de una nación entera. Cuando una figura de la cultura popular se apaga, no solo se llora al artista, se llora al símbolo, al recuerdo, a las canciones que nos acompañaron en tantas etapas de la vida. Así ha sido el impacto en República Dominicana tras conocerse que una leyenda de la música estaba entre las víctimas del derrumbe en la discoteca Jet Set.

En calles, casas, radios y redes, el duelo se transformó en canto, homenaje y silencio. La noticia de que esa noche un ídolo estaba presente en el escenario, animando a la multitud, hizo más cruel la tragedia. El país entero contuvo el aliento mientras se confirmaban los datos y se multiplicaban los rumores, alimentados por la incertidumbre que rodeó las primeras horas de la tragedia.

Finalmente, llegó la confirmación. El querido cantante Rubby Pérez, alma del merengue y voz que marcó generaciones, se encontraba entre los fallecidos. “Se seguirá buscando mientras familiares de las personas que estaban en Jet Set reporten que hay algún desaparecido”, había dicho Juan Manuel Méndez, director del Centro de Operaciones de Emergencia (COE), mientras los equipos continuaban su labor sin descanso. A esa hora, aún muchos albergaban la esperanza de que Rubby estuviera entre los heridos o los rescatados.

Una noche que partió la historia en dos.

El techo del emblemático local Jet Set colapsó durante la madrugada, cuando el país dormía ajeno a la tragedia que se gestaba en uno de sus recintos más queridos. Santo Domingo se despertó conmocionada por la cifra preliminar: 98 fallecidos. Los rescatistas, bajo potentes focos y el estruendo de la maquinaria pesada, removían escombros con la esperanza de encontrar sobrevivientes.

En los alrededores, los rostros de desesperación se multiplicaban. Familiares, amigos y curiosos se mantenían a la espera de noticias, algunos frente a hospitales, otros en el Instituto de Patología Forense. Los traslados superaron los 150, lo que eleva el número de heridos y deja una estela de incertidumbre sobre cuántas víctimas aún podrían hallarse bajo los restos del edificio.

Una veintena de instituciones, bajo la coordinación del COE, se volcaron en las tareas de rescate. Con tecnología de punta, unidades caninas especializadas y más de 300 personas entre bomberos, Defensa Civil, policía y militares, la labor ha sido titánica. El ambiente en la zona es desgarrador: cuerpos rescatados, escenas de llanto, y un murmullo constante de oraciones y nombres pronunciados con temor.

El país se viste de luto y unidad.

El presidente Luis Abinader decretó tres días de duelo nacional. Las banderas ondean a media asta, y la presencia de funcionarios en el lugar del desastre ha sido constante desde las primeras horas. Pero más allá de los protocolos oficiales, ha sido la gente quien ha dado un ejemplo de humanidad, con donaciones de sangre, agua, y palabras de consuelo para los afectados.

La solidaridad ha cruzado fronteras. Gobiernos de El Salvador, Panamá y Cuba han expresado su pésame, y las redes sociales se han llenado de mensajes de apoyo al pueblo dominicano. La magnitud del dolor trasciende cifras; se mide en abrazos, en minutos de silencio, en la música que hoy suena diferente.

Mientras algunas identidades aún permanecen sin confirmar, ya se han hecho públicos nombres que aumentan el dolor colectivo. Entre los fallecidos se encuentran Nelsy Milagro Cruz Martínez, gobernadora de Montecristi, y los ex peloteros de Grandes Ligas Octavio Dotel y Tony Blanco. La tragedia ha tocado todos los estratos: políticos, artistas, deportistas y ciudadanos anónimos.

Rubby Pérez: una voz que no se apaga.

La partida de Rubby Pérez marca un antes y un después en la música dominicana. Su legado va más allá de los escenarios: era una parte del ADN sonoro del país, un símbolo de alegría, orgullo y pertenencia. Su presencia en la fiesta fue el último acto de una carrera que siempre estuvo ligada a la emoción colectiva.

Afuera del lugar del siniestro, se han colocado flores, pancartas y velas en su memoria. “Rubby Pérez formaba parte del alma musical de este país”, comentan quienes, entre lágrimas, entonan sus éxitos para rendirle homenaje. El luto por él es distinto, más íntimo y, a la vez, compartido por todos.

Hoy, mientras continúan las labores de búsqueda y se organizan actos de despedida, el país se aferra al recuerdo. A las canciones que siguen vivas. A la certeza de que, aunque su voz se haya apagado físicamente, su eco resonará por siempre en el corazón de República Dominicana.