George Lucas tuvo que pedir a Liam Neeson y Ewan McGregor que dejaran de hacer ruidos de sable láser durante el rodaje: así se generaba el sonido real

Postproducción - Ben Burtt encontró el zumbido base del sable láser en un proyector antiguo y lo combinó con la interferencia de un televisor abierto'Star Wars' expande su galaxia en Disney+ y detalla las nuevas series que llegarán próximamente Hacer bzzzz con la boca al mover un palo es algo que sale solo. No importa la edad. No es solo un palo, es la empuñadura de algo mucho más serio. Un sable de luz. Un arma noble. Por eso, cuando Liam Neeson y Ewan McGregor empuñaron sus armas de gomaespuma en La amenaza fantasma, empezaron a hacer ñiuumm, ñiuumm como si tuvieran once años. El rodaje se paró. George Lucas se llevó la mano a la cabeza. Había olvidado explicarles que los efectos de sonido se añadirían más tarde, en postproducción.  La emoción de empuñar un sable supera la experiencia como Jedi Liam Neeson lo contó en una entrevista con Conan O’Brien al recordar cómo fue su experiencia filmando el Episodio I. Su personaje, Qui-Gon Jinn, era un Maestro Jedi con años de experiencia, pero eso no impidió que él mismo se dejara llevar por la emoción de empuñar un sable láser por primera vez. Ewan McGregor tampoco se quedó atrás. Ambos empezaron a emitir sonidos como si estuvieran en pleno duelo galáctico, hasta que el director tuvo que interrumpir la escena para poner orden. George Lucas, al ver que la toma se llenaba de efectos caseros, intervino para poner orden : “Chicos, podemos añadir eso después”. Esa escena, que jamás llegó al montaje final, revela hasta qué punto el universo de Star Wars arrastra a quienes lo habitan. Incluso para dos actores consagrados, resultaba difícil no entregarse del todo a la magia de aquellas espadas luminosas. Neeson explicó que aquel momento fue breve, pero bastante ridículo. Ambos sabían que estaban en una superproducción de millones de dólares, y aun así no pudieron resistirse a hacer el clásico zumbido del sable láser. Así se creó el sonido que transformó un zumbido eléctrico en un arma legendaria Mucho antes de que Neeson y McGregor empuñaran esas réplicas, alguien tuvo que imaginar cómo debía sonar una espada de energía. Esa responsabilidad recayó en Ben Burtt, el diseñador de sonido que transformó ideas en ruidos inolvidables. Su trabajo comenzó en los años 70, cuando aún era estudiante y operaba proyectores antiguos en la Universidad del Sur de California. De ahí extrajo el primer elemento del sable: un zumbido constante y grave, producto del motor de los proyectores cuando estaban encendidos pero sin funcionar. Ese fue solo el inicio. La chispa que faltaba —un sonido vibrante, fluctuante— apareció en un televisor sin carcasa, encendido pero en silencio, que tenía en su casa. Al acercar un micrófono a su parte trasera, descubrió una interferencia eléctrica que encajaba perfectamente con lo que buscaba. Para simular el movimiento del sable, movió un micrófono cerca de un altavoz que reproducía ese sonido combinado. Esa manipulación fue fundamental para conseguir la oscilación tan característica del arma Jedi. La verdadera magia de 'Star Wars' Con el sable ya definido acústicamente, las películas ganaron una de sus señas más reconocibles. Aunque la magia técnica se hiciera tras las cámaras, los actores la vivían como si todo fuese real. Esa ilusión tan bien construida fue precisamente la que llevó a intérpretes como Neeson a entregarse por completo al universo de Star Wars, incluso cuando las escenas requerían grandes dosis de imaginación. En una secuencia con el personaje animado de Watto, por ejemplo, tuvo que actuar frente a una simple pelota de tenis que representaba al alienígena. Recordó que su maquilladora, al ver el diseño del personaje, le comentó: “Podrías ser un mono fumándose una pipa y nadie te estaría mirando a ti”. Ese tipo de anécdotas marcó su paso por la saga, que no fue tan extenso como la de McGregor. A pesar de eso, Neeson confesó que no son los niños quienes más le pedían autógrafos por Star Wars. Tal y como contó, son “el abuelo, o el padre, que se convierten en niños de 11 años”. Por lo tanto, el impacto de la saga no se mide solo en cifras o premios, sino en gestos como ese: adultos que vuelven a la infancia con solo escuchar un zumbido digital que empezó con un proyector, un televisor viejo y un micrófono.

May 13, 2025 - 14:26
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George Lucas tuvo que pedir a Liam Neeson y Ewan McGregor que dejaran de hacer ruidos de sable láser durante el rodaje: así se generaba el sonido real

George Lucas tuvo que pedir a Liam Neeson y Ewan McGregor que dejaran de hacer ruidos de sable láser durante el rodaje: así se generaba el sonido real

Postproducción - Ben Burtt encontró el zumbido base del sable láser en un proyector antiguo y lo combinó con la interferencia de un televisor abierto

'Star Wars' expande su galaxia en Disney+ y detalla las nuevas series que llegarán próximamente

Hacer bzzzz con la boca al mover un palo es algo que sale solo. No importa la edad. No es solo un palo, es la empuñadura de algo mucho más serio. Un sable de luz. Un arma noble. Por eso, cuando Liam Neeson y Ewan McGregor empuñaron sus armas de gomaespuma en La amenaza fantasma, empezaron a hacer ñiuumm, ñiuumm como si tuvieran once años. El rodaje se paró. George Lucas se llevó la mano a la cabeza. Había olvidado explicarles que los efectos de sonido se añadirían más tarde, en postproducción. 

La emoción de empuñar un sable supera la experiencia como Jedi

Liam Neeson lo contó en una entrevista con Conan O’Brien al recordar cómo fue su experiencia filmando el Episodio I. Su personaje, Qui-Gon Jinn, era un Maestro Jedi con años de experiencia, pero eso no impidió que él mismo se dejara llevar por la emoción de empuñar un sable láser por primera vez. Ewan McGregor tampoco se quedó atrás.

Ambos empezaron a emitir sonidos como si estuvieran en pleno duelo galáctico, hasta que el director tuvo que interrumpir la escena para poner orden. George Lucas, al ver que la toma se llenaba de efectos caseros, intervino para poner orden : “Chicos, podemos añadir eso después”.

Esa escena, que jamás llegó al montaje final, revela hasta qué punto el universo de Star Wars arrastra a quienes lo habitan. Incluso para dos actores consagrados, resultaba difícil no entregarse del todo a la magia de aquellas espadas luminosas. Neeson explicó que aquel momento fue breve, pero bastante ridículo. Ambos sabían que estaban en una superproducción de millones de dólares, y aun así no pudieron resistirse a hacer el clásico zumbido del sable láser.

Así se creó el sonido que transformó un zumbido eléctrico en un arma legendaria

Mucho antes de que Neeson y McGregor empuñaran esas réplicas, alguien tuvo que imaginar cómo debía sonar una espada de energía. Esa responsabilidad recayó en Ben Burtt, el diseñador de sonido que transformó ideas en ruidos inolvidables.

Su trabajo comenzó en los años 70, cuando aún era estudiante y operaba proyectores antiguos en la Universidad del Sur de California. De ahí extrajo el primer elemento del sable: un zumbido constante y grave, producto del motor de los proyectores cuando estaban encendidos pero sin funcionar.

Ese fue solo el inicio. La chispa que faltaba —un sonido vibrante, fluctuante— apareció en un televisor sin carcasa, encendido pero en silencio, que tenía en su casa. Al acercar un micrófono a su parte trasera, descubrió una interferencia eléctrica que encajaba perfectamente con lo que buscaba.

Para simular el movimiento del sable, movió un micrófono cerca de un altavoz que reproducía ese sonido combinado. Esa manipulación fue fundamental para conseguir la oscilación tan característica del arma Jedi.

La verdadera magia de 'Star Wars'

Con el sable ya definido acústicamente, las películas ganaron una de sus señas más reconocibles. Aunque la magia técnica se hiciera tras las cámaras, los actores la vivían como si todo fuese real. Esa ilusión tan bien construida fue precisamente la que llevó a intérpretes como Neeson a entregarse por completo al universo de Star Wars, incluso cuando las escenas requerían grandes dosis de imaginación.

En una secuencia con el personaje animado de Watto, por ejemplo, tuvo que actuar frente a una simple pelota de tenis que representaba al alienígena. Recordó que su maquilladora, al ver el diseño del personaje, le comentó: “Podrías ser un mono fumándose una pipa y nadie te estaría mirando a ti”.

Ese tipo de anécdotas marcó su paso por la saga, que no fue tan extenso como la de McGregor. A pesar de eso, Neeson confesó que no son los niños quienes más le pedían autógrafos por Star Wars. Tal y como contó, son “el abuelo, o el padre, que se convierten en niños de 11 años”. Por lo tanto, el impacto de la saga no se mide solo en cifras o premios, sino en gestos como ese: adultos que vuelven a la infancia con solo escuchar un zumbido digital que empezó con un proyector, un televisor viejo y un micrófono.

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