Feminismo contra feminismo

Hubo un tiempo en el que las cosas parecían claras y los bandos nítidos: machistas contra feministas. Hasta que llegó la sobreactuación populista y con ella un feminismo que lucha contra el feminismo. La confusión ha sido gradual aunque, en el actual debate, se tiende a ver solo el problema en la última fase, en la que el género ha reemplazado al sexo por lo que Gabriel Albiac denomina "regresión puritana de la izquierda" en su nuevo libro El eclipse del padre, que no dudo en recomendar. Esta última fase de negación de la sexualidad por la vía metáfora del género es la que queda ilustrada por el paradigma del violador que se siente mujer y lo hace constar legalmente para poder seguir violando a ésta de forma impune.

Abr 27, 2025 - 07:26
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Feminismo contra feminismo

Hubo un tiempo en el que las cosas parecían claras y los bandos nítidos: machistas contra feministas. Hasta que llegó la sobreactuación populista y con ella un feminismo que lucha contra el feminismo. La confusión ha sido gradual aunque, en el actual debate, se tiende a ver solo el problema en la última fase, en la que el género ha reemplazado al sexo por lo que Gabriel Albiac denomina "regresión puritana de la izquierda" en su nuevo libro El eclipse del padre, que no dudo en recomendar. Esta última fase de negación de la sexualidad por la vía metáfora del género es la que queda ilustrada por el paradigma del violador que se siente mujer y lo hace constar legalmente para poder seguir violando a ésta de forma impune.

Por la senda de unos hipotéticos derechos sociales, hemos llegado a la legitimación de un juego macabro: un maltratador puede ponerse y quitarse la careta femenina ante la propia mujer para seguir convirtiéndola en su víctima. Como digo, el proceso hasta llegar a este tétrico extremo ha sido más largo de lo que nos lo presentan y se inició hace años. Como el Zavalita de Vargas Llosa en Conversaciones en La Catedral se preguntaba "cuándo se jodió el Perú", nosotros podemos hacernos hoy la pregunta de "cuándo se jodió el feminismo".

La respuesta a esa pregunta está en su propia historia: cuando se abandonó el ideal de igualdad de derechos entre hombres y mujeres para ser sustituido por el de 'lucha de sexos', trasladándose al campo de la sexualidad el esquema marxista de la lucha de clases. Es ésta la primera impostación populista y supone un salto dentro de la propia izquierda, que, de Simone de Beauvoir, pasó a Ernesto Laclau y a su 'teoría del conflicto', según la cual, la mujer es, de manera intrínseca e irresoluble la víctima del hombre en vez de su compañera.

Se echa la culpa de la actual división feminista al discurso del género de Irene Montero, pero antes que ella el feminismo ya sufrió una adulteración populista en ese traslado de la vieja dialéctica de clases a la posmoderna de sexos que abrazó la misma Lidia Falcón cuando definió a la mujer explícitamente como una 'clase social'. Después de ese salto, viene todo lo demás. Viene —ahora sí— la segunda impostación populista: el relevo del sexo por el género y la visión de éste último como una construcción artificial en la que nada tendría que ver la fisiología, según dicta la famosa ideología queer de Judith Butler.

El problema que plantea este cóctel de doctrinas es de pura lógica. No se puede defender a la vez una cosa y la contraria. La misma identidad femenina que se reafirma como binaria para culpar al hombre, es la que al mismo tiempo se niega para exaltar una antibinaria diversidad sexual. Dicho de otro modo, Laclau y Butler no son compatibles. La 'teoría del conflicto', que petrifica la identidad, se da de tortas con las doctrinas queer y woke, que la disuelven. En esa contradicción reside el meollo de la pugna que hoy se dirime entre feminismos y que se está abordando de forma anecdótica y superficial.

Ni Lidia Falcón ni Irene Montero. La primera, con su identitarismo aún sexual y postmarxista, cierra la puerta a lo que Beauvoir llamó el 'feminismo de la equidad' reivindicando el pensamiento emancipatorio de la Ilustración.

La segunda cancelaría directamente El segundo sexo por no titularse El segundo género.