¿Es bueno el atún para los gatos? La opinión de un veterinario te sacará la duda
Alimentar al gato sin asesoramiento profesional puede derivar en deficiencias o excesos nutricionales que comprometen su salud a largo plazo

No es casualidad que apenas se abre una lata de atún, el gato aparezca de inmediato, incluso desde otra habitación. Su fuerte aroma y sabor parecen ejercer un poder magnético sobre los felinos. Pero, ¿qué hay detrás de esta fascinación?
Investigadores del Instituto de Ciencia del Cuidado de las Mascotas Waltham, en el Reino Unido, descubrieron que los gatos poseen un receptor específico en la lengua, llamado Tas1r1-Tas1r3, que detecta el sabor umami.
Esta sensibilidad es especialmente activada por el IMP, un compuesto presente en carnes y, en particular, en el atún.
A diferencia de los humanos, en los gatos este receptor se activa primero con el IMP, y luego se intensifica con aminoácidos como la histidina. Esto explica su marcada preferencia por este pescado.
¿Es seguro alimentar a los gatos con atún?
El atún puede ofrecerse como un gusto ocasional, pero no debe formar parte de la dieta habitual del gato. Según la veterinaria Alejandra Lorenzo Smirnoff, de la Universidad de Buenos Aires, "si el animal está sano, puede consumir atún al agua enlatado de manera esporádica". Sin embargo, advierte que su contenido elevado en sodio obliga a limitar su frecuencia.
Ofrecerlo de vez en cuando puede estimular el apetito, favorecer la hidratación y enriquecer la variedad de texturas en la dieta felina. Además, su aroma puede fortalecer el vínculo entre el humano y su gato, al actuar como un potente estímulo positivo.
¿Cuáles son los riesgos de darle atún todos los días?
Déficit nutricional: el atún no aporta cantidades suficientes de nutrientes esenciales como taurina, calcio y ciertas vitaminas, lo que puede llevar a deficiencias graves si se convierte en el alimento principal.
Acumulación de mercurio: como muchos pescados, el atún puede contener trazas de mercurio. Su consumo frecuente y prolongado podría resultar tóxico para el organismo del gato.
Cardiomiopatía dilatada: la falta de taurina en la dieta puede provocar esta enfermedad cardíaca, que afecta la función del corazón.
Esteatitis: esta condición inflamatoria del tejido graso puede desarrollarse por el exceso de grasas insaturadas y la escasez de vitamina E presentes en el atún.
Desbalance dietario: alimentar exclusivamente con atún impide que el gato reciba una dieta equilibrada y adaptada a sus necesidades felinas específicas.
¿Qué tipo de atún se puede ofrecer y en qué condiciones?
Lo ideal es ofrecer atún natural o al agua, sin aditivos. Es preferible evitar el atún enlatado para consumo humano, ya que suele contener altos niveles de sodio u otros conservantes.
Si se opta por este tipo de productos, es esencial asegurarse de que la lata no esté abollada, ya que podría representar un riesgo sanitario. Comprar atún fresco en pescaderías es más seguro, aunque también más costoso.
El veterinario Sebastián Iveli, de la Universidad Nacional de La Plata, señala que "el atún debe considerarse como una golosina ocasional, teniendo en cuenta también las necesidades calóricas del gato. Para definir esto, lo mejor es consultar con un profesional veterinario".
¿Qué alimentos están prohibidos para los gatos?
Existen varios alimentos comunes que son tóxicos para los gatos. Entre ellos se encuentran:
Cebolla, ajo y cebollín: estos ingredientes pueden dañar los glóbulos rojos del gato y provocar anemia, incluso en pequeñas cantidades.
Chocolate y café: contienen metilxantinas, sustancias tóxicas para los felinos que afectan el sistema nervioso y pueden causar vómitos, taquicardia y convulsiones.
Palta (aguacate): contiene persina, un compuesto que puede resultar tóxico para los gatos, afectando su sistema digestivo y cardíaco.
Uvas y pasas: aunque no se conoce el mecanismo exacto, pueden causar fallo renal agudo en gatos, incluso en pequeñas porciones.
Alcohol y alimentos con alcohol: aunque sea en mínimas cantidades, puede provocar intoxicación severa, fallas respiratorias e incluso la muerte.
Alimentos picantes o con salsas: pueden causar irritación gastrointestinal y afectar el sistema digestivo felino.
Huesos cocidos o crudos: representan riesgo de asfixia, lesiones internas o perforaciones intestinales.
Grasa animal en exceso y sobras de comida humana: Pueden alterar el metabolismo del gato y provocar problemas hepáticos, pancreatitis o sobrepeso.
Vísceras como hígado, corazón o bofe: su consumo frecuente puede generar un exceso de fósforo, lo que aumenta el riesgo de hiperparatiroidismo, una afección que altera el equilibrio del calcio en el cuerpo.
Dietas desequilibradas: alimentar al gato sin asesoramiento profesional puede derivar en deficiencias o excesos nutricionales que comprometen su salud a largo plazo.