El telescopio espacial Nancy Grace Roman: ¿despegue en 2027 o cancelación inminente?
En los próximos años se van a lanzar dos telescopios espaciales, el Nancy Grace Roman de la NASA estadounidense y el Xuntian de la CNSA china. Los dos tienen en […] La entrada El telescopio espacial Nancy Grace Roman: ¿despegue en 2027 o cancelación inminente? fue escrita en Eureka.

En los próximos años se van a lanzar dos telescopios espaciales, el Nancy Grace Roman de la NASA estadounidense y el Xuntian de la CNSA china. Los dos tienen en común que son telescopios con un espejo primario de 2 metros o más y que observarán el cielo con instrumentos de gran campo, recabando una cantidad ingente de datos. Y los dos deben despegar en 2027. El Nancy Grace Roman (o NGRST) se encuentra en la fase final de ensamblado, pero, paradójicamente, es muy probable que se quede en tierra. El borrador de presupuesto de la NASA de la administración Trump y su brutal recorte de más de dos mil millones de dólares en ciencia amenazan con llevarse por delante al NGRST.
El NGRST es una máquina maravillosa que tendrá un campo de visión cien veces mayor que el Hubble, pero con una resolución similar, lo que le permitirá observar mil millones de galaxias con el fin de comprender la naturaleza de la energía y la materia oscuras. Para ello usará el instrumento WFI (Wide Field Instrument), pero también será capaz de estudiar exoplanetas en detalle gracias al instrumento CGI (Coronograph Instrument) y podrá descubrirlos usando el método de la microlente gravitatoria. Su masa al lanzamiento será de 7,8 kg en seco, de los cuales 2191 kg corresponden a la carga útil. La cantidad de datos que generará es apabullante: más de 20 000 terabytes en sus cinco años de misión primaria, o lo que es lo mismo, veinte veces la cantidad de datos enviados por el James Webb en el mismo periodo de tiempo. De hecho, la NASA ha tenido que pedir ayuda a la ESA y la JAXA para recibir los datos del NGRST con sus estaciones terrestres. Estará situado en el punto de Lagrange L2 del sistema Tierra-Sol y será lanzado mediante un Falcon Heavy.
El Nancy Grace Roman nació a principios de siglo como el proyecto WFIRST (Wide-Field Infrared Survey Telescope), un telescopio infrarrojo relativamente modesto, con un espejo primario de tan solo 1,3 metros, destinado a estudiar la energía y materia oscuras por menos de dos mil millones de dólares. Este WFIRST no era muy diferente del actual telescopio Euclid de la ESA, pero en 2012 la NRO (National Reconnaissance Office) regaló a la NASA dos ópticas completas procedentes de satélites espías del cancelado programa FIA-O (FIA-Optical). Los dos telescopios tenían un diámetro de 2,4 metros, aunque habían sido diseñados para tomar imágenes con un gran campo de visión, un requisito que se adaptaba perfectamente a la misión del WFIRST. No era la primera vez que la NASA adaptaba un telescopio de un satélite militar, pues no olvidemos que el mismísimo Hubble heredó su óptica directamente de los satélites espías KH-11 Kennen.
La NASA decidió adaptar uno de los telescopios cedidos por el Pentágono para el WFIRST —este WFIRST que hacía uso de la óptica militar se bautizó como WFIRST-AFTA (Astrophysics-Focused Telescope Assets) para diferenciarlo del WFIRST original—, pero no logró financiación para aprovechar el otro, que sigue almacenado. El aumento de tamaño de 1,3 a 2,4 metros del espejo supuso un salto brutal en las capacidades del WFIRST y, al mismo tiempo, otro salto igual de brutal en el presupuesto. Además, hubo que cambiar los objetivos de la misión, porque el espejo de los militares no había sido diseñado para observar en el infrarrojo —no es un rango de longitudes de onda útil para los satélites espías porque resulta bloqueado por el vapor de agua de la atmósfera—, una exigencia fundamental para una misión destinada a observar galaxias lejanas y, por tanto, con elevado corrimiento al rojo. La NASA contraatacó añadiendo un coronógrafo al telescopio con el fin de observar exoplanetas y, de este modo, ampliar los campos de aplicación del telescopio.
Sin embargo, el presupuesto pronto se disparó y en 2019, coincidiendo con la revisión de diseño preliminar (PDR, Preliminary Design Review), la previsión del coste total alcanzó los 3900 millones de dólares, lo que se tradujo en rumores de una posible cancelación. El sobrecoste del telescopio espacial James Webb (JWST) también afectó al WFIRST, puesto que se barajó la posibilidad de cancelarlo para liberar fondos hacia el JWST. Los roces entre el Centro Goddard de la NASA, a cargo del proyecto de forma general, y el JPL, a cargo del coronógrafo, solo sirvieron para generar más retrasos y sobrecostes. Del mismo modo, los contratistas principales, L3Harris (a cargo de la óptica) y BAE Systems no han podido mantenerse dentro del presupuesto (en concreto, la NASA se ha mostrado muy poco satisfecha con el desempeño de L3Harris).
En mayo de 2020 la NASA bautizó al telescopio como Nancy Grace Roman en honor de la astrofísica homónima que trabajó como primera Jefa de Astronomía de la Oficina de Ciencia Espacial de la agencia y que ayudó a desarrollar los telescopios espaciales OSO, OAO, Uhuru y Hubble. Los retrasos generados por la pandemia de covid volvieron a disparar el presupuesto. En mayo de 2021 se decidió seguir adelante con el proyecto, incrementando su coste máximo de 3900 a 4300 millones y retrasando la fecha de lanzamiento de octubre de 2026 a mayo de 2027.
A pesar de todo, en los últimos meses el proyecto se ha desarrollado a buen ritmo y ya se han ensamblado y sometido a pruebas térmicas los elementos de la óptica con la cubierta frontal y los paneles solares, aproximadamente la mitad del telescopio espacial (segmento OSD). La otra mitad, el segmento SCIPA con la óptica, los instrumentos y la aviónica, también se ha integrado por separado y será sometida pronto a pruebas de vibración. Si todo sigue según lo previsto, el telescopio podría estar ensamblado en noviembre de este año. Si las pruebas adicionales salen bien, será enviado al Centro Espacial Kennedy en verano de 2026, por lo que podría despegar en otoño o a finales del próximo año, casi seis meses antes de la fecha límite impuesta por la NASA. Sin embargo, a pesar de este buen ritmo, es muy que posible que sea cancelado por la administración Trump. Después de tantos años de dificultades y retrasos, la recta final del proyecto ha llegado. ¿Pero logrará despegar finalmente el Nancy Grace Roman?
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