El misterio de la Humildad de Lebrija, la última gran obra de Manuel Martín Nieto

El último trabajo de Manuel Martín Nieto, el misterio de la Humildad de Lebrija, estrenado en la pasada Semana Santa ha causado gran expectación en el mundo cofrade por su riqueza narrativa, su fuerza expresiva y su cuidada composición. El misterio, concebido en dos escenas diferenciadas, representa de manera inédita momentos que rodean el camino al Calvario . En primer plano aparecen los dos ladrones, Dimas y Gestas , capturados por un soldado romano. Dimas, con las manos atadas al frente, dirige su mirada a Cristo en actitud de arrepentimiento, mientras que Gestas, con las manos atadas a la espalda, muestra un gesto contrariado y cabizbajo. En la parte trasera de la composición, un soldado romano ofrece a Jesús una copa de vino mezclado con hiel, bebida que el Señor rechaza en señal de aceptación consciente de su sacrificio. A su lado, otro romano sostiene la cruz mientras recibe la sentencia de parte de un superior, y un sayón se dispone a preparar el madero, apoyando su mano en las vestiduras de Cristo en gesto de desprecio. La imagen del Señor de la Humildad se sitúa en el centro de la escena, elevado sobre un monte de piedra, destacando como eje principal de la composición. La ambientación y el diseño pictórico han sido elaborados siguiendo las indicaciones de Martín Nieto y ejecutados por el pintor Manuel Peña Suárez. En palabras de Manuel Martín Nieto, «he pensado mucho en las vestimentas de los romanos , la conjunción de cueros artísticos y metales, y, como no, en el color de las ropas de los romanos. He querido salir del color más habitual y buscar más armonía, para que no haya colores que desentonen o distraigan la escena, y sobre todo, al Señor». Por otra parte, también ha indicado que « descarté los plumeros en todos los cascos. Tan solo aparecen con plumas dos romanos , y son precisamente los que van detrás, para que no haya distracción de lo más importante, que es el Señor. Los dos que van junto al Señor y en la trasera del paso van sin ningún tipo de plumas, por eso mismo, para que no distraigan lo más mínimo la espalda del Señor y los dos perfiles. A la vez, no es todo tan homogéneo».

Abr 27, 2025 - 01:28
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El misterio de la Humildad de Lebrija, la última gran obra de Manuel Martín Nieto
El último trabajo de Manuel Martín Nieto, el misterio de la Humildad de Lebrija, estrenado en la pasada Semana Santa ha causado gran expectación en el mundo cofrade por su riqueza narrativa, su fuerza expresiva y su cuidada composición. El misterio, concebido en dos escenas diferenciadas, representa de manera inédita momentos que rodean el camino al Calvario . En primer plano aparecen los dos ladrones, Dimas y Gestas , capturados por un soldado romano. Dimas, con las manos atadas al frente, dirige su mirada a Cristo en actitud de arrepentimiento, mientras que Gestas, con las manos atadas a la espalda, muestra un gesto contrariado y cabizbajo. En la parte trasera de la composición, un soldado romano ofrece a Jesús una copa de vino mezclado con hiel, bebida que el Señor rechaza en señal de aceptación consciente de su sacrificio. A su lado, otro romano sostiene la cruz mientras recibe la sentencia de parte de un superior, y un sayón se dispone a preparar el madero, apoyando su mano en las vestiduras de Cristo en gesto de desprecio. La imagen del Señor de la Humildad se sitúa en el centro de la escena, elevado sobre un monte de piedra, destacando como eje principal de la composición. La ambientación y el diseño pictórico han sido elaborados siguiendo las indicaciones de Martín Nieto y ejecutados por el pintor Manuel Peña Suárez. En palabras de Manuel Martín Nieto, «he pensado mucho en las vestimentas de los romanos , la conjunción de cueros artísticos y metales, y, como no, en el color de las ropas de los romanos. He querido salir del color más habitual y buscar más armonía, para que no haya colores que desentonen o distraigan la escena, y sobre todo, al Señor». Por otra parte, también ha indicado que « descarté los plumeros en todos los cascos. Tan solo aparecen con plumas dos romanos , y son precisamente los que van detrás, para que no haya distracción de lo más importante, que es el Señor. Los dos que van junto al Señor y en la trasera del paso van sin ningún tipo de plumas, por eso mismo, para que no distraigan lo más mínimo la espalda del Señor y los dos perfiles. A la vez, no es todo tan homogéneo».