El espíritu Guéckédou
El apagón general en España me pilló en Guinea Conakri donde, pese a los habituales cortes de luz y la carestía de agua corriente y potable, entre otros desafíos, una población joven y resiliente confía con fuerza en la cultura, en la literatura, para crear progreso y oportunidades. Los awa guajá, el pueblo amazónico que busca salvar la selva: “Estamos en la lucha y en la esperanza” La noticia del gran apagón en España me llegó en un contexto en que me costaba creerla, estando yo en la Guinea que todo el mundo conoce por tal nombre, salvo los españoles que solemos llamar así a nuestra excolonia, Guinea Ecuatorial. La Guinea francófona a quien aquí ponemos el apellido de su capital para llamarla “Guinea Conakri” sufre habituales cortes de luz, sobre todo tras la explosión de grandes depósitos de combustible en pleno centro de Conakri en diciembre de 2023 y afronta una carestía extendida de agua corriente y potable. “Problemas ajenos”, desde nuestra óptica de país europeo, occidental, que esta semana, con sólo sufrirlos unas horas nos han hecho sentir su gravedad. La razón de mi viaje a Guinea no ha sido cubrir las carestías energéticas o de otro orden, como el sesgo en nuestra mirada sobre África os pueda hacer pensar, sino asistir, a instancias del principal impulsor cultural guineano, el editor de L’Harmattan Guinée, Sansy Kaba Diakité, y de la Embajada de España, a las 72h del Libro de Conakri, la gran feria literaria y mayor evento cultural de la nación que se celebra los días 23-24 y 25 de abril y de la que en breve espero daros cuenta en sendas crónicas. Una será sobre el papel clave de España en el origen de este evento tan dinamizador de la cultura en Guinea y otra sobre las escritoras africanas que han sido protagonistas de esta 17ª edición gracias a que el tema este año ha sido “El poderío de las mujeres”. Pero antes que nada quiero haceros descubrir “El espíritu de Guéckédou”. Porque más allá del inesperado contratiempo del corte de luz y agua en España, del desconcierto, miedo y hasta consecuencias graves, incluidos algunos fallecimientos, más allá de las rencillas partidistas cansinas y ridículas, la ciudadanía mundial afrontamos el desafío embrutecedor neofascista liderado por el Trump-Nerón que en vez de tocar la lira repite el mantra grosero de que es capaz de humillar a los representantes del mundo y a los millonarios de su círculo con esa expresión impresentable que alude a su trasero. Mientras el emperador del mundo hace alarde de grosería en su estrategia de llevarnos de vuelta a un ayer de barbarie, en la remota región guineana de Guéckédou, fronteriza con Sierra Leona y Liberia, supervivientes de las masacres de 2000, ansiosos de cultura, dan ejemplo al mundo al reclamarla como puntal clave de progreso. ¿Qué es Guéckédou?, diréis. Pues se trata de una comarca y su capital, con un total de 600.000 habitantes, situadas en la región boscosa, alejada de Conakri y de exuberante naturaleza, Guinea forestal. Un lugar, a 670 kilómetros de la capital del país, prácticamente en la frontera entre Sierra Leona y Liberia, a donde viajando desde Conakri se llega tras 20 horas de trayecto por una carretera con largos tramos no asfaltados sino de roja tierra, convertida en barro si, como suele ocurrir, caen los aguaceros tropicales que nutren los suculentos mangos en los árboles. ¿Habéis reparado? 20 horas para recorrer 670 kilómetros implica ir a 33,5 km/hora, exigencia de prudencia, creedme, dadas las condiciones de esta ruta entre humildes poblados de chozas tradicionales, pero surcada de incontables e inmensos camiones en esta histórica ruta comercial donde se están construyendo algunos tramos de vía férrea. Cultura al rescate de masacrados Pero Guéckédou es más que esa descripción previa. En la mente de toda guineana y guineano es ejemplo de resistencia desde que entre el 2000 y 2001 sufriera lo que se llaman “ataques” de “rebeldes”, que bajaban a las poblaciones desde las espléndidas colinas verdes coronadas de palmeras de las cercanas Sierra Leona y Liberia. ¿Quiénes eran esos “rebeldes” entre los que se apunta había también ciertos guineanos? ¿Qué razón de fondo los llevó a masacrar sin piedad a vecinas y vecinos de toda edad? Son interrogantes sin respuesta. La evidencia, 25 años después de que ocurriera eso cuyo recuerdo podáis avivar con este informe de Amnistía Internacional, es que la población civil de Guéckédou resistió como pudo, que la contraofensiva del ejército de Guinea para echar a los rebeldes también se cobró víctimas locales y destruyó infraestructuras claves y que un cuarto de siglo después la población aún espera, reclama, exige las inversiones y reconstrucción que necesita y merece. Para poner el foco sobre la urgencia de acción en la región, el editor de L'Harmattan Guinée y organizador de la Feria 72h del Libro de Conakri, Sansy Kaba, ha

El apagón general en España me pilló en Guinea Conakri donde, pese a los habituales cortes de luz y la carestía de agua corriente y potable, entre otros desafíos, una población joven y resiliente confía con fuerza en la cultura, en la literatura, para crear progreso y oportunidades.
Los awa guajá, el pueblo amazónico que busca salvar la selva: “Estamos en la lucha y en la esperanza”
La noticia del gran apagón en España me llegó en un contexto en que me costaba creerla, estando yo en la Guinea que todo el mundo conoce por tal nombre, salvo los españoles que solemos llamar así a nuestra excolonia, Guinea Ecuatorial. La Guinea francófona a quien aquí ponemos el apellido de su capital para llamarla “Guinea Conakri” sufre habituales cortes de luz, sobre todo tras la explosión de grandes depósitos de combustible en pleno centro de Conakri en diciembre de 2023 y afronta una carestía extendida de agua corriente y potable. “Problemas ajenos”, desde nuestra óptica de país europeo, occidental, que esta semana, con sólo sufrirlos unas horas nos han hecho sentir su gravedad.
La razón de mi viaje a Guinea no ha sido cubrir las carestías energéticas o de otro orden, como el sesgo en nuestra mirada sobre África os pueda hacer pensar, sino asistir, a instancias del principal impulsor cultural guineano, el editor de L’Harmattan Guinée, Sansy Kaba Diakité, y de la Embajada de España, a las 72h del Libro de Conakri, la gran feria literaria y mayor evento cultural de la nación que se celebra los días 23-24 y 25 de abril y de la que en breve espero daros cuenta en sendas crónicas. Una será sobre el papel clave de España en el origen de este evento tan dinamizador de la cultura en Guinea y otra sobre las escritoras africanas que han sido protagonistas de esta 17ª edición gracias a que el tema este año ha sido “El poderío de las mujeres”.
Pero antes que nada quiero haceros descubrir “El espíritu de Guéckédou”. Porque más allá del inesperado contratiempo del corte de luz y agua en España, del desconcierto, miedo y hasta consecuencias graves, incluidos algunos fallecimientos, más allá de las rencillas partidistas cansinas y ridículas, la ciudadanía mundial afrontamos el desafío embrutecedor neofascista liderado por el Trump-Nerón que en vez de tocar la lira repite el mantra grosero de que es capaz de humillar a los representantes del mundo y a los millonarios de su círculo con esa expresión impresentable que alude a su trasero.
Mientras el emperador del mundo hace alarde de grosería en su estrategia de llevarnos de vuelta a un ayer de barbarie, en la remota región guineana de Guéckédou, fronteriza con Sierra Leona y Liberia, supervivientes de las masacres de 2000, ansiosos de cultura, dan ejemplo al mundo al reclamarla como puntal clave de progreso.
¿Qué es Guéckédou?, diréis. Pues se trata de una comarca y su capital, con un total de 600.000 habitantes, situadas en la región boscosa, alejada de Conakri y de exuberante naturaleza, Guinea forestal. Un lugar, a 670 kilómetros de la capital del país, prácticamente en la frontera entre Sierra Leona y Liberia, a donde viajando desde Conakri se llega tras 20 horas de trayecto por una carretera con largos tramos no asfaltados sino de roja tierra, convertida en barro si, como suele ocurrir, caen los aguaceros tropicales que nutren los suculentos mangos en los árboles.
¿Habéis reparado? 20 horas para recorrer 670 kilómetros implica ir a 33,5 km/hora, exigencia de prudencia, creedme, dadas las condiciones de esta ruta entre humildes poblados de chozas tradicionales, pero surcada de incontables e inmensos camiones en esta histórica ruta comercial donde se están construyendo algunos tramos de vía férrea.
Cultura al rescate de masacrados
Pero Guéckédou es más que esa descripción previa. En la mente de toda guineana y guineano es ejemplo de resistencia desde que entre el 2000 y 2001 sufriera lo que se llaman “ataques” de “rebeldes”, que bajaban a las poblaciones desde las espléndidas colinas verdes coronadas de palmeras de las cercanas Sierra Leona y Liberia.
¿Quiénes eran esos “rebeldes” entre los que se apunta había también ciertos guineanos? ¿Qué razón de fondo los llevó a masacrar sin piedad a vecinas y vecinos de toda edad? Son interrogantes sin respuesta. La evidencia, 25 años después de que ocurriera eso cuyo recuerdo podáis avivar con este informe de Amnistía Internacional, es que la población civil de Guéckédou resistió como pudo, que la contraofensiva del ejército de Guinea para echar a los rebeldes también se cobró víctimas locales y destruyó infraestructuras claves y que un cuarto de siglo después la población aún espera, reclama, exige las inversiones y reconstrucción que necesita y merece.
Para poner el foco sobre la urgencia de acción en la región, el editor de L'Harmattan Guinée y organizador de la Feria 72h del Libro de Conakri, Sansy Kaba, ha decidido en esta 17ª edición dedicada a “El poderío de las mujeres” nombrar a Guéckédou “ciudad invitada de honor” por la heróica movilización femenina en la resistencia frente a aquella masacre y organizar la caravana internacional Conakri-Guéckédou con unos 75 asistentes, escritora/es, periodistas, fotógrafa/os y gestora/es culturales.
Acogidos con los brazos abiertos por una población local echada a la calle en masa y por el Ministro Secretario General del Gobierno, originario de Guéckédou, Tamba Benoît Kamano, y la diva del afrobeat Sia Tolno, hija de esa tierra y “Voz del bosque”, los llegados en la caravana han compartido con la ciudadanía recorrido por los estands de libros y artesanía textil del algodón propia de la región, conferencias, conciertos de rap y de folclor tradicional y actos oficiales como la visita, guiada por la alcaldesa, Sia Evelyne Koundouno, junto al llegado de viaje internacional ministro de Cultura, Turismo y Artesanía, Moussa Moïse Sylla, por la precaria biblioteca actual así como la puesta de la primera piedra por parte de ambos de la que prometen será nueva mediateca.
#GuékédouRenaissance
La cultura, muy particularmente la alfabetización en un país donde 55 de cada 100 habitantes no saben leer, pero también la lectura y escritura entre quienes ya tienen formación básica, media y superior son los pilares a los que guineanos y guekedenses se aferran para construir su progreso.
La escuela de profesores de Guéckédou, sede central de esta Feria 72h del Libro en su llegada a la ciudad, concitó la presencia desde maestros jubilados, a familias de madres, padres y chiquillos, y, sobre todo, una juventud desbordante de entusiasmo en un país con grandes retos, emisor de inmigrantes, pero rico en bauxita y oro y, sobre todo, en esta pujante población cuyo 60% es menor de 25 años y que sale al encuentro de la cultura con fervor preguntando a todos y a cada instante: “¿Qué puedo hacer para formarme?”, “¿Qué me recomienda leer para crecer como persona?”.
La iniciativa de la Feria 72h del Libro de Conakri de llevar su caravana internacional de escritora/es, periodistas, fotógrafa/os y gestora/es culturales a Guéckédou es recibida con entusiasmo desbordante por una masa de mujeres y jóvenes que emocionan por el fervor con que preguntan: "¿Qué recomendáis leer para crecer humanamente?”
Con el país dirigido desde la insurrección militar anti-neocolonialista de 2021 –en línea con las de Mali (2020), Burkina Faso (2022) y Niger (2023)– por el militar Mamadi Doumbouya, en vísperas de las elecciones sobre la nueva constitución prevista para este septiembre, en la conferencia de clausura en Guéckédou se oyeron reivindicaciones concretas y vehementes al gobierno nacional. Patrice Yonda Millimono, presidente de la coordinación Nacional de Bèèmakissi denunció que “el Estado está en deuda con Guékédou y debe devolvernos a nuestra situación previa”, mediante un “estatus de zona mártir” que implique el desarme total pendiente hace 25 años y la inversión en reconstrucción, así como el alzado de un puente a tres bandas con los cercanos países, que ahora conviven en paz con Guinea, de Sierra Leona y Liberia.
“Guékédou será lo que las 72horas del Libro hagan que seamos”, clamó con convicción. “Porque esta caravana y las gentes de la cultura sois nuestra ventana al mundo. ¡Hablad de nosotros para que nos tengan en cuenta!”, reclamó. Entonces la arrojada joven fotógrafa maliense y coorganizadora de la Bienal de Fotografía de Bamako, Zéina Sidibe, sintiéndose interpelada se levantó y tomó la palabra: “Os planteo poner en marcha acciones de marketing regional, pensémoslas juntos y luego lancémoslas bajo el hashtag que ya os propongo de #GuéckédouRenaissance – #GuéckédouRenacimiento, en español–”. La idea fue recibida con clamor entusiasta y aplausos.
Y a mí me impregnó de emoción esa fe en la palabra, en la cultura, en la acción colectiva de quienes afrontan dificultades más profundas y duraderas que las que tenemos en esta orilla. Y no bajan los brazos, adelante, siempre intentándolo.