El Atlético gripa y se queda con las manos vacías
La maquinaria del Atlético gripó, se diluyó entre la voracidad de un Barcelona ambicioso y que, siempre con la vista al frente, hizo retroceder a los rojiblancos, que claudicaron (0-1) en el qué y el cómo. Superados y dominados, especialmente desde el gol de Ferran, que golpeó con la dureza de un mazo a un … Continuar leyendo "El Atlético gripa y se queda con las manos vacías"

La maquinaria del Atlético gripó, se diluyó entre la voracidad de un Barcelona ambicioso y que, siempre con la vista al frente, hizo retroceder a los rojiblancos, que claudicaron (0-1) en el qué y el cómo. Superados y dominados, especialmente desde el gol de Ferran, que golpeó con la dureza de un mazo a un equipo tembloroso mentalmente desde que la eliminación continental.
Fueron los minutos de mayor dominio de los de Flick. No encontraban caminos los rojiblancos, ni siquiera para salir de su propia área. El Atlético estaba superado posicionalmente y psicológicamente. Los duelos individuales, las segundas jugadas, la comunicación corporal de los jugadores… Todo hablaba en clave azulgrana. Y Simeone tuvo que meter mano para engrasar el mecanismo.
Tres cambios en el descanso y otro ímpetu al partido. Mejoraron los sensaciones rojiblancas. No sólo neutralizaron el vigor del Barcelona, sino que trasladaron cierto respeto a su rival. Se tradujo en mayor presencia en campo contrario por parte del Atlético, pero nunca en ocasiones claras de gol. Porque las más claras, como el tanto de Soloth, fueron atrapadas por la trampa del fuera de juego azulgrana. El Barcelona volvió a clavar su bandera en el Metropolitano y ya mira a Sevilla, donde se cita con el Real Madrid.
A Azpilicueta le salió cruz
A pesar de no haber sido un indiscutible en el once inicial desde su llegada al Atlético, Azpilicueta ha demostrado ser un valioso activo tanto dentro como fuera del campo. Simeone es consciente de su importancia dentro del grupo. Ello y la inercia de su buen partido contra el Espanyol, gol incluido, le valieron a titularidad, pero Raphinha destrozó sus buenas intenciones. El lateral estuvo superado por su velocidad. Se jugó la expulsión con una acción que acabó en amarilla. La amonestación y el guion le privaron de salir a la segunda parte.
Ni Griezmann ni Julián Álvarez
Era la noche para ambos jugadores, especialmente para el francés, que podía ser la última de renombre como rojiblanco. y ni uno ni otro respondieron a las expectativas. El francés por ausencia de la forma física de antaño, que poco a poco le reduce el resto de sus virtudes, y el argentino porque el entramado del Barcelona le privó de libertad para intervenir en el juego.