Egipto mueve ficha para salvar sus pirámides del colapso turístico y moderniza Guiza a contrarreloj
No queda otra - La entrada tradicional a las pirámides dejará de ser la principal y será sustituida por un acceso exclusivo para vehículos eléctricosUna investigación detecta posibles estructuras subterráneas bajo las pirámides de Egipto Trece millones de bloques de piedra y más de cuatro mil años en pie. A esa carta juega Egipto para mantenerse en el podio del turismo mundial, aunque no basta con la eternidad de las pirámides cuando los problemas modernos aprietan. La necrópolis de Guiza, con su indiscutible magnetismo milenario, se ha convertido en algo más que un icono: es un punto de conflicto entre tradición, masificación y una modernización que no da tregua. Un destino que, aunque levanta pasiones, también acumula retos que amenazan su propia imagen. El turismo es el alma de la meseta, pero a veces parece también su mayor amenaza. Egipto quiere modernizar Guiza sin romper del todo con lo que la hace única A simple vista, el objetivo es sencillo: conseguir que la meseta de Guiza reciba más visitantes, pero sin que todo salte por los aires en el intento. Para ello, las autoridades egipcias han decidido darle la vuelta al acceso habitual a las pirámides, trasladándolo a la carretera de El Cairo-Fayum, con la esperanza de frenar los atascos monumentales que colapsaban la entrada. Desde hace semanas, conductores de autobuses turísticos y touroperadores han empezado a ver cómo el plan se materializa y complica su negocio, ya que el acceso se limitará solo a vehículos eléctricos. El nuevo plan contempla desde la digitalización de entradas hasta la eliminación de los animales en mal estado La firma Orascom Pyramids ha tomado las riendas de parte del proyecto de transformación de la zona, inyectando millones de dólares para convertir la experiencia en algo mucho más controlado. Su presidente, Amr Gazzarin, recordó durante la presentación de los avances que “este es el monumento más grande del mundo, la última de las Siete Maravillas del Mundo Antiguo”, dejando claro que el reto está a la altura de su importancia. A su juicio, el cambio es urgente porque la zona arrastra “problemas profundamente arraigados”. El plan incluye también la apertura de un centro de visitantes, una venta online de entradas para espantar a los vendedores ambulantes que pululan por la meseta y la restauración de varias tumbas históricas. Turismo masivo, redes sociales y maltrato animal forman un cóctel difícil de digerir El Ministerio de Turismo, además, quiere reducir la imagen de camellos y caballos en mal estado recorriendo el recinto. Se busca que los turistas se muevan en buses eléctricos y evitar así que los animales sufran condiciones extremas, un asunto que ha dado ya varios disgustos al Gobierno en redes sociales. Las quejas no son nuevas. Desde hace años, visitantes de todo el mundo comentan en plataformas como Reddit sus malas experiencias en El Cairo. En uno de estos hilos, un usuario lamentó que “claro que las pirámides son preciosas, pero los estafadores y revendedores arruinan la experiencia”. Opiniones que se han amplificado con redes como TikTok, donde los vídeos sobre timos o acosos en Guiza se viralizan en pocas horas. La cuestión animal también ha levantado ampollas. En otoño, el Gobierno anunció un programa específico para el bienestar animal en sus puntos turísticos más visitados. La medida responde a las denuncias de organizaciones como Peta, que aseguraba que muchos de los animales usados para paseos turísticos estaban “enfermos, heridos o hambrientos” y eran tratados como “herramientas”. La reacción del sector ha sido desigual, entre la resignación y las protestas, especialmente de quienes viven de ofrecer paseos en camello o carruajes. La tensión se disparó a principios de este año, cuando un vídeo grabado en la Esfinge mostraba a una turista holandesa recriminando a un hombre que presuntamente estaba maltrat

No queda otra - La entrada tradicional a las pirámides dejará de ser la principal y será sustituida por un acceso exclusivo para vehículos eléctricos
Una investigación detecta posibles estructuras subterráneas bajo las pirámides de Egipto
Trece millones de bloques de piedra y más de cuatro mil años en pie. A esa carta juega Egipto para mantenerse en el podio del turismo mundial, aunque no basta con la eternidad de las pirámides cuando los problemas modernos aprietan. La necrópolis de Guiza, con su indiscutible magnetismo milenario, se ha convertido en algo más que un icono: es un punto de conflicto entre tradición, masificación y una modernización que no da tregua. Un destino que, aunque levanta pasiones, también acumula retos que amenazan su propia imagen. El turismo es el alma de la meseta, pero a veces parece también su mayor amenaza.
Egipto quiere modernizar Guiza sin romper del todo con lo que la hace única
A simple vista, el objetivo es sencillo: conseguir que la meseta de Guiza reciba más visitantes, pero sin que todo salte por los aires en el intento. Para ello, las autoridades egipcias han decidido darle la vuelta al acceso habitual a las pirámides, trasladándolo a la carretera de El Cairo-Fayum, con la esperanza de frenar los atascos monumentales que colapsaban la entrada.
Desde hace semanas, conductores de autobuses turísticos y touroperadores han empezado a ver cómo el plan se materializa y complica su negocio, ya que el acceso se limitará solo a vehículos eléctricos.
La firma Orascom Pyramids ha tomado las riendas de parte del proyecto de transformación de la zona, inyectando millones de dólares para convertir la experiencia en algo mucho más controlado. Su presidente, Amr Gazzarin, recordó durante la presentación de los avances que “este es el monumento más grande del mundo, la última de las Siete Maravillas del Mundo Antiguo”, dejando claro que el reto está a la altura de su importancia. A su juicio, el cambio es urgente porque la zona arrastra “problemas profundamente arraigados”.
El plan incluye también la apertura de un centro de visitantes, una venta online de entradas para espantar a los vendedores ambulantes que pululan por la meseta y la restauración de varias tumbas históricas.
Turismo masivo, redes sociales y maltrato animal forman un cóctel difícil de digerir
El Ministerio de Turismo, además, quiere reducir la imagen de camellos y caballos en mal estado recorriendo el recinto. Se busca que los turistas se muevan en buses eléctricos y evitar así que los animales sufran condiciones extremas, un asunto que ha dado ya varios disgustos al Gobierno en redes sociales.
Las quejas no son nuevas. Desde hace años, visitantes de todo el mundo comentan en plataformas como Reddit sus malas experiencias en El Cairo. En uno de estos hilos, un usuario lamentó que “claro que las pirámides son preciosas, pero los estafadores y revendedores arruinan la experiencia”. Opiniones que se han amplificado con redes como TikTok, donde los vídeos sobre timos o acosos en Guiza se viralizan en pocas horas.
La cuestión animal también ha levantado ampollas. En otoño, el Gobierno anunció un programa específico para el bienestar animal en sus puntos turísticos más visitados. La medida responde a las denuncias de organizaciones como Peta, que aseguraba que muchos de los animales usados para paseos turísticos estaban “enfermos, heridos o hambrientos” y eran tratados como “herramientas”. La reacción del sector ha sido desigual, entre la resignación y las protestas, especialmente de quienes viven de ofrecer paseos en camello o carruajes.
La tensión se disparó a principios de este año, cuando un vídeo grabado en la Esfinge mostraba a una turista holandesa recriminando a un hombre que presuntamente estaba maltratando a un burro. La escena provocó un aluvión de críticas en redes y empujó a las autoridades a reforzar su mensaje de tolerancia cero ante estos abusos. Desafortunadamente, hay numerosos testimonios que acreditan situaciones de maltrato.
Egipto se juega su futuro entre reformas urgentes y errores que no se pueden repetir
Mientras tanto, la presión por profesionalizar la experiencia turística en Guiza no cesa. El turismo generó solo en el primer semestre de 2024 unos 6.600 millones de dólares, lo que equivale a cerca del 10% del PIB egipcio actual, y las previsiones hablan de alcanzar los 30 millones de turistas anuales antes de 2030. En este contexto, mantener el tirón de las pirámides sin destrozar su entorno se ha convertido en una cuestión de supervivencia económica.
Los ensayos iniciales del nuevo acceso y del sistema de transporte más sostenible no han sido un camino de rosas. Los primeros turistas que quisieron probarlo se encontraron largas colas y una escasez considerable de vehículos eléctricos, lo que disparó las críticas y encendió aún más los ánimos de los guías tradicionales a caballo y camello. Estos llegaron incluso a bloquear los accesos a la meseta, complicando todavía más la situación.
Entre el movimiento de turistas, los taxis ilegales y los vendedores insistentes, el reto para Egipto es titánico. Como apuntaba el periodista Mohamed Khairat en Egyptian Streets, las infraestructuras todavía dejan mucho que desear. “La Terminal 1, usada por aerolíneas low cost, es anticuada y caótica”, advertía, añadiendo que “no hay una guía clara sobre dónde ir, lo que deja turistas desorientados”. Esta falta de orientación y de servicios adecuados desde el primer contacto con el país refuerza la sensación de improvisación y deterioro, afectando directamente a la percepción que se lleva el turista nada más llegar.
No es la única sombra sobre Guiza. En febrero, un vídeo en redes mostró a varios trabajadores picando una piedra en la pirámide de Keops para pasar un cable eléctrico. Las imágenes obligaron al ministro de Turismo a abrir una investigación, consciente de que cualquier daño al monumento no solo genera indignación dentro y fuera de Egipto, sino que compromete su imagen internacional.
A pesar de todo, el Gobierno sigue adelante con su plan de cambio. El riesgo de perder una de las mayores fuentes de ingresos del país pesa más que cualquier queja puntual. Y en una tierra donde cada piedra cuenta siglos de historia, la batalla por el futuro de Guiza acaba de empezar.