Doce horas en un tren que paró en medio de la nada por el "sabotaje" del cable del AVE

El Alvia Algeciras-Madrid Puerta de Atocha fue uno de los 30 trenes que sufrieron fuertes demoras. Su llegada, programada a las 21.20, se produjo a las 3.30 de la madrugada ante el enfado, cansancio y algún toque de humor de los viajeros. Mientras, la confusión se ha apoderado de estaciones como Santa JustaEl robo de cable en la línea del AVE Madrid-Sevilla en la provincia de Toledo afecta a más de 10.000 personas y 30 trenes “¿Vamos a salir en las noticias?”. Con el paso de las horas y la toma de conciencia de la gravedad de la situación, las dudas sobre cuándo llega un tren dan paso a otras preguntas más frívolas, también más distendidas en un contexto que requiere de distracciones. El robo del cableado en la línea del AVE Madrid-Sevilla se vivió desde dentro con una creciente incertidumbre que, al avanzar la noche, se transformó en cansancio y hasta cierta resignación. El recorrido parecía transcurrir sin incidencias, algo más extraordinario que habitual en el Alvia que conecta Algeciras y Madrid en unas cinco horas y media. Un trayecto que habitualmente invierte más tiempo en los 196 kilómetros que separan Algeciras de Antequera, epicentro de las comunicaciones ferroviarias andaluzas, que en los 513 de este último punto a la capital. En medio, se produce el cambio de ancho de vía y el paso a una electrificada que permite cubrir el tramo final en alta velocidad. Este domingo, en cambio, se cambiaron las tornas. El trazado hasta Antequera, normalmente plagado de retrasos e incidencias, se cubrió sin ninguna alteración. La salida fue puntual, a las 15.52, y todo continuó sin demoras hasta que, pasadas las 20.20, el tren llegó a Ciudad Real (última parada antes de Madrid) y comenzó el calvario. Ese que a otros viajeros pilló en sus estaciones de salida o, peor aún, en medio de la nada. Una afectación provocada por una actuación que el ministro Óscar Puente ha calificado de “sabotaje”. “Es lo que apuntan las primeras diligencias. Son cuatro robos de cable de escasísimo valor en cuatro puntos distintos. Es una acción bastante coordinada”, ha asegurado el ministro en una entrevista en Cadena Ser. “Quien lo hacía sabía perfectamente dónde iba, porque es una zona donde no hay cámaras. Y el rédito económico que se obtiene de una operación de estas características es absolutamente despreciable frente al enorme daño que se causa”, ha añadido. Parones, frustración y mucha paciencia Con el tren detenido varios minutos, la primera comunicación llegó a las 20.44, vía correo electrónico y mensaje telefónico: “Como consecuencia del robo de calbe en la infraestructura ferroviaria de Adif, tu tren circula con demora aproximada de 35 minutos. Por favor, ten en cuenta que este tiempo puede variar a lo largo del recorrido”. Y, efectivamente, varió. El tren permaneció detenido en la estación más de dos horas. En ese tiempo, un miembro de la plantilla de Renfe acudió a cada vagón a informar del robo de cableado y alertó de que el retraso iba a ser “importante”. Luego repitió la maniobra el propio maquinista, que con mayor diligencia y convicción pidió disculpas a los viajeros. Prometió además la puesta en marcha de la máquina en unos 20 minutos, a eso de las 23.10. Finalmente tardó algo más, pero en torno a las 23.30 el tren volvía a circular. La alegría contenida en el vagón, sin embargo, duró poco. Pronto se comprobó que el ritmo era aletargado, hasta que el Alvia volvió a detenerse. Ahora, además, este era uno de esos trenes en medio de la nada, a la altura del municipio toledano de Los Yébenes. “El sistema de señalización se ha visto seriamente afectado, provocando una demora de 170 minutos en el viaje”, indicaba Renfe en una nueva comunicación por mensaje. Ya se rozaba la medianoche, en un tren que debía haber llegado a Atocha a las 21.20, cuando se produjo el momento más dramático. El primero de los trabajadores que alertó de la situación en el tren apareció en el pasillo del vagón y espetó como un resorte “quedan mínimo tres horas más parados”. Las caras descompuestas e incrédulas y los gritos de “¿qué?” y “¿cómo?” dieron paso a resoplidos y muchos brazos cruzados. Lo más rocambolesco es que pocos minutos después el tren reanudó la marcha, en un manifiesto error de comunicación o coordinación. El maquinista avisó por megafonía de que esta reactivación iba a producirse “poco a poco”. Y así fue, porque el ritmo resultaba cuanto menos exasperante, incluso para quienes están acostumbrados al tramo Algeciras-Antequera. Mientras, la información más detallada (o al menos con un poco de detalle) sobre las causas de la situación venía de quienes escuchaban la radio o consultaban las redes sociales del ministro Óscar Puente y el presidente de Renfe, Álvaro Fernández Heredia. Heredia ha detallado en redes los motivos de estos vaivenes en el desplazamiento de los trenes, con activaciones y nuevos parones en el

May 5, 2025 - 13:20
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Doce horas en un tren que paró en medio de la nada por el "sabotaje" del cable del AVE

Doce horas en un tren que paró en medio de la nada por el "sabotaje" del cable del AVE

El Alvia Algeciras-Madrid Puerta de Atocha fue uno de los 30 trenes que sufrieron fuertes demoras. Su llegada, programada a las 21.20, se produjo a las 3.30 de la madrugada ante el enfado, cansancio y algún toque de humor de los viajeros. Mientras, la confusión se ha apoderado de estaciones como Santa Justa

El robo de cable en la línea del AVE Madrid-Sevilla en la provincia de Toledo afecta a más de 10.000 personas y 30 trenes

“¿Vamos a salir en las noticias?”. Con el paso de las horas y la toma de conciencia de la gravedad de la situación, las dudas sobre cuándo llega un tren dan paso a otras preguntas más frívolas, también más distendidas en un contexto que requiere de distracciones. El robo del cableado en la línea del AVE Madrid-Sevilla se vivió desde dentro con una creciente incertidumbre que, al avanzar la noche, se transformó en cansancio y hasta cierta resignación.

El recorrido parecía transcurrir sin incidencias, algo más extraordinario que habitual en el Alvia que conecta Algeciras y Madrid en unas cinco horas y media. Un trayecto que habitualmente invierte más tiempo en los 196 kilómetros que separan Algeciras de Antequera, epicentro de las comunicaciones ferroviarias andaluzas, que en los 513 de este último punto a la capital. En medio, se produce el cambio de ancho de vía y el paso a una electrificada que permite cubrir el tramo final en alta velocidad.

Este domingo, en cambio, se cambiaron las tornas. El trazado hasta Antequera, normalmente plagado de retrasos e incidencias, se cubrió sin ninguna alteración. La salida fue puntual, a las 15.52, y todo continuó sin demoras hasta que, pasadas las 20.20, el tren llegó a Ciudad Real (última parada antes de Madrid) y comenzó el calvario. Ese que a otros viajeros pilló en sus estaciones de salida o, peor aún, en medio de la nada. Una afectación provocada por una actuación que el ministro Óscar Puente ha calificado de “sabotaje”.

“Es lo que apuntan las primeras diligencias. Son cuatro robos de cable de escasísimo valor en cuatro puntos distintos. Es una acción bastante coordinada”, ha asegurado el ministro en una entrevista en Cadena Ser. “Quien lo hacía sabía perfectamente dónde iba, porque es una zona donde no hay cámaras. Y el rédito económico que se obtiene de una operación de estas características es absolutamente despreciable frente al enorme daño que se causa”, ha añadido.

Parones, frustración y mucha paciencia

Con el tren detenido varios minutos, la primera comunicación llegó a las 20.44, vía correo electrónico y mensaje telefónico: “Como consecuencia del robo de calbe en la infraestructura ferroviaria de Adif, tu tren circula con demora aproximada de 35 minutos. Por favor, ten en cuenta que este tiempo puede variar a lo largo del recorrido”. Y, efectivamente, varió.

El tren permaneció detenido en la estación más de dos horas. En ese tiempo, un miembro de la plantilla de Renfe acudió a cada vagón a informar del robo de cableado y alertó de que el retraso iba a ser “importante”. Luego repitió la maniobra el propio maquinista, que con mayor diligencia y convicción pidió disculpas a los viajeros. Prometió además la puesta en marcha de la máquina en unos 20 minutos, a eso de las 23.10. Finalmente tardó algo más, pero en torno a las 23.30 el tren volvía a circular.

La alegría contenida en el vagón, sin embargo, duró poco. Pronto se comprobó que el ritmo era aletargado, hasta que el Alvia volvió a detenerse. Ahora, además, este era uno de esos trenes en medio de la nada, a la altura del municipio toledano de Los Yébenes. “El sistema de señalización se ha visto seriamente afectado, provocando una demora de 170 minutos en el viaje”, indicaba Renfe en una nueva comunicación por mensaje.

Ya se rozaba la medianoche, en un tren que debía haber llegado a Atocha a las 21.20, cuando se produjo el momento más dramático. El primero de los trabajadores que alertó de la situación en el tren apareció en el pasillo del vagón y espetó como un resorte “quedan mínimo tres horas más parados”. Las caras descompuestas e incrédulas y los gritos de “¿qué?” y “¿cómo?” dieron paso a resoplidos y muchos brazos cruzados.

Lo más rocambolesco es que pocos minutos después el tren reanudó la marcha, en un manifiesto error de comunicación o coordinación. El maquinista avisó por megafonía de que esta reactivación iba a producirse “poco a poco”. Y así fue, porque el ritmo resultaba cuanto menos exasperante, incluso para quienes están acostumbrados al tramo Algeciras-Antequera. Mientras, la información más detallada (o al menos con un poco de detalle) sobre las causas de la situación venía de quienes escuchaban la radio o consultaban las redes sociales del ministro Óscar Puente y el presidente de Renfe, Álvaro Fernández Heredia.

Heredia ha detallado en redes los motivos de estos vaivenes en el desplazamiento de los trenes, con activaciones y nuevos parones en el servicio. “Conviene aclarar que ha habido dos incidentes diferentes: el robo de cable en cuatro puntos significaba que iba a haber retraso de unos 60 minutos. De manera sobrevenida y muy posterior sobre lo anterior y cuando los trenes ya circulaban, un tren de Iryo ha tenido un enganchón arrastrando la catenaria (la línea que da electricidad al tren). Solventar esto es lo que ha tenido parada la circulación durante un tiempo cuando ya circulaban todos los trenes”, ha expuesto.

En las conversaciones de cafetería abundaron las referencias a un apagón con el que empezó una semana que termina igual de accidentada. También las comparaciones con otros trenes en situación todavía peor: detenidos más lejos de su destino, sin luz ni electricidad o con Los Morancos montando un espectáculo en pleno vagón. Mucho cachondeo también con la última comunicación telemática de Renfe, que alerta de un retraso de 300 minutos: “Como si no nos hubiésemos enterado”.

El tren volvió a pararse pasadas las 1.00, ya casi sin causar reacción alguna en unos pasajeros resignados. Si en el primer parón muchos viajeros se levantaron de sus asientos para estirar las piernas en el andén de Ciudad Real y comprar algún refrigerio (o incluso la cena) en la cafetería, aquí la mayoría intentaban echar una cabezada. Otros jugaban con el móvil por parejas al Preguntados o a Pasapalabra.

Al filo de las 2.00 de la madrugada, la megafonía anunció por fin la entrega de suministros a los pasajeros. En concreto, se colocaron varias botellas de agua de litro y medio en la cafetería. Quien lo desease podía acudir hasta allí y servirse en un vaso de plástico. “Esto se lo debemos a Marlaska”, bromea el trabajador de Renfe que atiende en el mostrador. Lo dice porque fueron agentes de la Guardia Civil quienes llevaron los víveres. “¿No hay posibilidad de salir a fumar un cigarrito?”, le pregunta uno de los pasajeros al empleado de Renfe. “A ver si te dejan salir. Yo soy marinero, no patrón”, le responde este.

Uno de los mensajes de Renfe a los viajeros del Alvia entre Algeciras y Madrid, recibido pasadas las 2.00 de la madrugada.

Son las 2.50 y, mientras una pareja se hace un selfie en sus asientos para captar el momento, la voz del maquinista lanza una promesa esperanzadora (aunque no todos la crean): “Llegaremos a nuestro destino en unos 30 minutos”. Finalmente son algunos más, 40, pero el Alvia acaba arribando a Atocha a las 3.30. Seis horas más tarde de lo previsto, casi 12 horas después de salir de Algeciras.

En medio, muchas llamadas de pasajeros avisando a familiares de que van a llegar tarde y a jefes de que mañana entrarán más tarde a trabajar. Algún niño llorando, aunque incluso entre los peques reina la calma (esta generación empieza a acostumbrase a las calamidades). Vínculos creados entre bromas, entre dudas sobre las devoluciones o el alcance de lo sucedido y entre críticas a Renfe.

Desconcierto en Santa Justa

Unas horas después, en la estación de Santa Justa, en Sevilla, otras de las ciudades que se ha visto afectada por el robo de cable, la circulación de trenes seguía detenida. Los viajeros iban llegando al vestíbulo a las 6.00, las 7.00 y las 8.00 sin información oficial por parte de las compañías o de Adif de lo que iba a suceder con sus trenes. Algunos desconocían que había incidentes en el AVE y solo se enteraron cuando cogieron el taxi, al hablar con el conductor que les trasladaba a la estación. Otros, en cambio, se mantenían informados a través de sus teléfonos móviles, consultando medios de comunicación o escuchando la radio.

El colapso ferroviario coincide con unos días muy importantes para el movimiento de viajeros y el turismo de la ciudad, el fin del puente de mayo y el inicio de la Feria de Abril, que arranca esta noche el tradicional ‘alumbrao’ y el lunes de ‘el pescaíto’. A primera hora, en Santa Justa el ambiente era de calma y resignación. Conforme pasaban las horas sin que saliesen trenes con destino a Madrid y seguían llegando más viajeros, el vestíbulo se ha ido abarrotando. Muchos se mantenían de pie, pendientes de las pantallas informativas en busca de cualquier cambio en la hora de salida de sus trenes. Algunos, se acomodaban en el suelo o aprovechaban para desayunar en las cafeterías. Y los más jóvenes mataban el tiempo jugando a las cartas o ensayando sevillanas.

A las 9.30, los viajeros han comenzado a ver una salida al caos. Por megafonía se anunció la reanudación del tráfico ferroviario hacia Madrid, una noticia que fue recibida con aplausos en el vestíbulo. A las 10.00 han empezado a salir los primeros trenes, los viajeros esperan que el retraso acumulado sea el único contratiempo del día y no surjan nuevas incidencias durante el trayecto.

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