Descubren a un grupo de chimpancés «de botellón» y los científicos no dan crédito

Chimpancés salvajes comparten fruta fermentada con alcohol: un posible origen evolutivo del festejo humano Por primera vez, se han captado imágenes de chimpancés salvajes consumiendo y compartiendo fruta con contenido alcohólico en su hábitat natural. El hallazgo, registrado en el Parque Nacional Cantanhez, en Guinea-Bissau, fue realizado por un equipo internacional de investigación liderado por ... Leer más

Abr 22, 2025 - 07:59
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Descubren a un grupo de chimpancés «de botellón» y los científicos no dan crédito

Chimpancés salvajes comparten fruta fermentada con alcohol: un posible origen evolutivo del festejo humano

Por primera vez, se han captado imágenes de chimpancés salvajes consumiendo y compartiendo fruta con contenido alcohólico en su hábitat natural. El hallazgo, registrado en el Parque Nacional Cantanhez, en Guinea-Bissau, fue realizado por un equipo internacional de investigación liderado por la Universidad de Exeter, en Reino Unido. Este descubrimiento podría ofrecer nuevas claves sobre el origen evolutivo del consumo de alcohol en humanos y su vínculo con el comportamiento social.

Las cámaras, colocadas estratégicamente en zonas frecuentadas por los chimpancés, permitieron documentar a estos primates compartiendo fruta del pan africana, un fruto que fermenta de forma natural y que, como han confirmado los análisis, contiene etanol, el tipo de alcohol presente en las bebidas humanas.

¿Buscan los chimpancés el alcohol de forma intencionada?

Las imágenes obtenidas muestran claramente cómo los chimpancés no solo consumen esta fruta, sino que la comparten entre ellos. Este comportamiento ha sorprendido a los investigadores, ya que plantea interrogantes sobre si existe una búsqueda intencionada del alcohol en estas especies y qué función podría cumplir en sus dinámicas sociales.

«Sabemos que los humanos beben alcohol, lo que produce una liberación de dopamina y endorfinas, que produce sentimientos de felicidad y relajación», explica Anna Bowland, investigadora del Centro de Ecología y Conservación del Campus Penryn de la Universidad de Exeter. En su análisis, añade: «También sabemos que compartir alcohol, incluso a través de tradiciones como las fiestas, ayuda a formar y fortalecer los lazos sociales. Entonces, ahora que sabemos que los chimpancés salvajes comen y comparten frutas etanólicas, la pregunta es: ¿podrían estar obteniendo beneficios similares?».

Alcohol en pequeñas dosis, pero de forma regular

Las grabaciones realizadas mediante cámaras activadas por movimiento permitieron observar al menos diez episodios distintos de consumo y reparto de frutas fermentadas. El análisis de dichas frutas reveló un contenido alcohólico máximo del 0,61% ABV (alcohol por volumen), un nivel relativamente bajo si se compara con las bebidas alcohólicas humanas, pero no insignificante si se considera el contexto.

Los investigadores señalan que este dato puede ser solo una pequeña parte de una conducta más extendida. “Entre el 60% y el 85% de la dieta de los chimpancés consiste en fruta”, explican los autores, lo que sugiere que la ingesta de frutas ligeramente fermentadas podría ser más habitual de lo que se pensaba y, por tanto, conllevar un consumo constante de pequeñas dosis de alcohol.

Una herencia genética compartida

Aunque no hay evidencia de que los chimpancés se embriaguen —algo que sería perjudicial para su supervivencia en la naturaleza—, el hallazgo se vuelve aún más relevante a la luz de descubrimientos recientes sobre genética evolutiva. Investigaciones previas apuntan a que una mutación genética en el ancestro común de los grandes simios africanos mejoró su capacidad para metabolizar el etanol. Esta adaptación podría explicar una antigua exposición al consumo de alcohol a través de frutas fermentadas.

«Los chimpancés no comparten comida todo el tiempo, por lo que este comportamiento con la fruta fermentada podría ser importante», comenta Kimberley Hockings, también investigadora de la Universidad de Exeter. Y agrega: «Necesitamos averiguar más sobre si buscan deliberadamente frutas etanólicas y cómo las metabolizan, pero este comportamiento podría ser una de las primeras etapas evolutivas del ‘festín’. Si es así, sugiere que la tradición humana de festejar puede tener sus orígenes en lo profundo de nuestra historia evolutiva».

Implicaciones para entender nuestras raíces

Este estudio, publicado en la revista *Current Biology*, abre una nueva vía para comprender cómo ciertos comportamientos humanos podrían tener raíces más profundas en la evolución de los primates. La conexión entre el alcohol, el placer y los vínculos sociales podría no ser exclusivamente humana, sino parte de una estrategia adaptativa compartida con nuestros parientes más cercanos.

En definitiva, el descubrimiento invita a reflexionar sobre cómo comportamientos cotidianos, como compartir una bebida en una celebración, podrían tener su origen en mecanismos biológicos y sociales que datan de millones de años atrás. Una fiesta, después de todo, podría ser algo más que una costumbre: podría ser una herencia del árbol evolutivo.