Entrevista a Teresa Valero y reseña de Contrapaso. Mayores, con reparos

Hemos tenido la enorme suerte de poder hablar con Teresa Valero sobre Contrapaso. Mayores, con reparos. Además también reseñamos la obra.

Abr 22, 2025 - 10:41
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Entrevista a Teresa Valero y reseña de Contrapaso. Mayores, con reparos

Hemos aprovechado que Teresa Valero presentaba en el espacio Joker de Bilbao Contrapaso Mayores, con reparos para hacerle una entrevista, además de reseñar este último trabajo que se convierte en el mejor de su carrera hasta ahora.

ENTREVISTA A TERESA VALERO

Hace cuatro años hablábamos contigo del éxito que tuviste con Contrapaso. Estando el listón tan alto ¿el nivel de autoexigencia ha aumentado?

Si, normalmente somos nuestros peores enemigos. Siempre quieres que guste lo que haces, pero una vez que gusta luego quieres que el siguiente guste más todavía y te comes más la cabeza. Si ya con el primero te las comes sin saber cómo va a ser. En este piensas que no va a ser como el primero la gente seguro que está esperando otra cosa, pero como yo pienso que si no te torturas con eso te torturas con otra cosa pues al final da un poco lo mismo. Yo lo que intento es convivir con eso, o sea, trata de no pensarlo. Un poco lo de Escarlata O’Hara venga ya hoy ya está bien de tortura, mañana otro poco y vives con ello y vas trabajando pensando que cada día te vas a poner palos en las ruedas tú solita de forma inconsciente. (Risas)

¿El hecho de haber realizado una labor de documentación previa con Los hijos de los otros ¿Te ha permitido centrar esfuerzos en el tratamiento de guion o liberarte de alguna forma de esa carga?

Sí, sobre todo para el tono de cómo era la época. Yo creo que eso sí que ya lo traía más dominado. Entonces aquí era más casi ir hacia lo que era el mundo del cine, que lo desconocía mucho, y un poco más los contrastes sociales. Pero todo lo demás cómo eran las chicas, como eran las conversaciones o como funcionaba la gente dentro de la ciudad. Creo que el primer tomo me ayudó mucho a cogerlo con una cierta verosimilitud.

¿Tenias muy claro situarla en esa época? ¿En los años 50?

De primeras sí porque lo que yo quería hacer en primer lugar era hablar de El Caso. Yo quería hacer la historia del periódico tal cual. Y con los personajes de El caso. Una cosa mucho más ligera no explorando tanto lo que es el lado social. Pero al final como coincidió que salió la serie de televisión, pues ya dije, ojo, pues esto hay que darle una vuelta y luego cuando fui documentándome, la parte de género negro pues ya me dejaba de interesar tanto y en cambio vas descubriendo cosas de cómo se vivía entonces, y de cómo era la gente, y de qué cosas pasaban, que son fascinantes y te van llevando de unas cosas a otras.

¿Eso hace que te cambie mucho la historia?

Pues es que yo en realidad no tengo historia casi hasta el final, hasta que he dejado de dibujar. O sea, bueno, tengo historia, pero no tengo la historia final. Entonces lo que yo tengo de primera son unas cuantas ocurrencias. Quiero hablar del cine o he imaginado un par de secuencias en las que me gustaría que pasara esto. Pero lo que es difícil es articular todo eso, es buscar cómo poner de acuerdo diferentes cosas. Entonces hay cosas que tienes ya o que son imaginarias y las metes, pero luego hay muchas cosas que como estás en algo que es muy histórico, las tienes que encontrar en los libros o, sobre todo, a mí me surgen en las entrevistas con gente que vivió la época, porque es algo que lo visualizas muy bien, lo que era la vida de la gente y lo que significaba cada cosa en la vida de las personas. Por ejemplo, en la entrevista con César Lucas, que me contó muchísimas cosas, y te contaba cómo entró con 16 años en Pueblo, ese primer reportaje fotográfico que ahora es mítico que es el de cuando vino Che Guevara a Madrid, y lo que significó para él, que fue su primera entrevista allí con los de la Política Social, que se lo llevaron a la Dirección General de Seguridad para que les dijera de que había estado hablando con Che Guevara. Aunque eso no puedo ponerlo porque no tiene nada que ver con la historia sí que te deja un poco esa sensación de cómo se hacía periodismo entonces. Todos los periodistas que he conocido que estaban en activo en la época cuentan muy bien el concepto de periodismo que tenían entonces que era precisamente porque había censura muy fuerte. Eso sí te pesa cuando haces personajes.

Suponemos que una pregunta recurrente es cuánta vida le queda a Contrapaso. Pero me gustaría que respondieras esta pregunta pensando a cuando salió Los hijos de los otros. ¿Ha cambiado mucho el pensamiento que tenías? O dices, pues sí, estoy a gusto, quiero seguir alargando o mira, igual me estoy empezando a saturar y prefiero cambiar un poquito.

La primera vez que yo pensé en Contrapaso cuando era El Caso todavía, quería una serie, pero es que yo me aburro mucho y muy rápido de las cosas. Cuando hice el primero me di cuenta de que tal y como está concebido no tiene ningún sentido que sea una serie y mucho menos una serie de thriller. Lo más interesante de Contrapaso es esa exploración de la época y que se tiene que acabar en el tercero y además acabarse del todo, que se vea que ha pasado con los personajes, como llegan a la época de democracia con todas sus heridas y que esperan además de ese nuevo régimen porque una cosa que siempre me dejó muy marcada hablando con los periodistas estos mayores era como ellos esperaban que iba a ser una edad de oro del periodismo porque iba a haber una libertad total de expresión y me contaba entonces que poco duró, porque enseguida vinieron los intereses económicos y los periódicos con sus líneas editoriales y teniendo que responder a la voz de su amo que fue casi peor de lo que era, porque antes estábamos todos contra el régimen y tratando de ser muy ingeniosos. Y luego, en cambio… A veces te vienen esas cosas de algo que has esperado todo el tiempo y no responde a lo que deseabas.

La censura es muy importante en los dos cómics y ahora estamos viviendo una época en que no hay un organismo que censura sin embargo hay una autocensura, ¿qué crees que es peor?

Yo creo que cada cosa tiene sus riesgos y sus problemas. Efectivamente un régimen que censura es terrible, porque de hecho hay una gran parte de la población que se cree lo que le cuentas, o sea que es adoctrinada eso es así, y luego hay una parte de la población que es rebelde. Para esa gente rebelde son momentos románticos maravillosos en los que sale lo mejor, lo de los tiempos difíciles hacen hombres fuertes. Normalmente cuando se presenta un reto va a haber un porcentaje de personas que se van a convertir en excepcionales, otros también van a sacar la parte de villanos y van a ser villanos excepcionales. Pero claro, una gran parte de la población que se pliega por no tener problemas, pues sí va a vivir con todo eso escamoteado. Y en cambio ahora es verdad que a todos nos cuesta vivir con una libertad de expresión real, admitir a los que no piensan como nosotros o cuando el que no piensa con nosotros ya empieza a decir cosas verdaderamente bestias y debemos decidir dónde ponemos la frontera. Ahora vemos cosas que pensábamos que estaban más que superadas y vuelven y vemos como está negociando Trump con ese tono bronco de persona que domina a los demás y está orgulloso de ello, de ser el que falta al respeto, el que se cachondea. Cuando todo eso entra en escena es que ya todo salta y es muy difícil poner límites, muy difícil. Yo soy pesimista porque creo que cuando esto pasa hace falta un punto de crisis que a veces es dramático para que luego vuelva a unos cauces más normales. Ahora el péndulo está subiendo bastante alto y veremos cuando caiga qué es lo que pasa. Pero en realidad no debería ser tan complicado porque deberíamos de educarnos en una libertad de expresión en la que poder razonar y que la razón fuera lo primordial. Pero ahora mismo la razón está de retirada y los sentimientos son los que han tomado todo el tablero y la cosa está un poco complicada.

A raíz de esto, ¿te ves haciendo un cómic tratando la realidad sociopolítica actual?

El problema es que al ritmo que yo produzco, creo que cuando acabara ya estarían superado o me pasa como con Contrapaso que en cambio veo que cada vez es más actual, que parece que todos los debates que hay aquí son el telediario, ¿no? Yo intento de todas maneras hablar de cosas que creo que son un poco universales porque al final son los derechos adquiridos lo fácilmente que podemos perderlos, incluso porque nosotros mismos nos empeñamos en perderlos ¿no? En darle demasiado poder a gente que no está defendiendo valores universales, sino que defiendes al final a tus privilegios o a ti y a los tuyos. Entonces eso siempre es un poco más complicado. Parece que después de la Segunda Guerra Mundial había habido un cierto consenso sobre que había unos cuantos derechos, unos cuantos valores universales que eso no se tocaban, pero estamos viendo que sí, que sí que se tocan.

¿Es posible que Paloma gane protagonismo en el tercer y último álbum?

Sí, sí, sí, es la idea. La idea sería que el tercero fuera además un álbum más femenino, que hablara mucho más de la situación de las mujeres entonces. Yo quisiera hablar sobre todo de eso, o sea, resolver el caso del criminal que lleva tantos años abierto y sobre todo hablar de la sección femenina y de toda esa generación, como las metieron de nuevo en casa y les hicieron que realmente no llegaran nunca ni a plantearse si podían tener una profesión, unos estudios, o sea que estaba fuera por completo de cuestión y sí, eso me interesa un montón. Entonces sí me gustaría que fueran ellas protagonistas sobre todo.

Juan y Alma han colaborado en las bases de color, ¿se habla mucho de cómic en casa?

Bueno, sí, pero no tenemos, nuestros hijos no son súper lectores de cómic. Es verdad que han leído algo, en la juventud están como en otras cosas más urgentes. Alma sí que es bastante artista, sí, visita mucho los cómics, aunque están ocupados y les cuesta sentarse a leer. Pero es muy buena pintando, así que la enrolé para que me echara una manilla. Juan y yo hemos trabajado juntos desde que teníamos 18 años y la verdad es que cuando uno está apretado, pues de manera natural, pues le pide ayuda al otro y hemos trabajado siempre muy bien. Él cuando está escribiendo me da también la primera versión del guion y le suelo decir pues mira, pues esto no lo veo tal y hablamos, y él igual, mientras iba coloreando, iba viendo el guion y me iba diciendo cosas.

Hay mucho interés en los dos álbumes por reflejar la realidad con todos sus claroscuros. ¿No sientes que hay una cierta romantización o intentar quitarle peso a todo lo que significó la dictadura ahora mismo?

Pues espero que no. Espero que no. Yo intento, eso sí, darle voz a todo el mundo. Porque creo que, y más en una ciudad como Madrid, en la que prácticamente todo el mundo tenía muertos, fueras de lo que fueras, me interesaba saber porque gente que hasta hace dos minutos eran vecinos, pues llega un momento que son capaces de matarse así, de denunciarse, de dejar que se lleven a alguien en medio de la noche y no lo veas más. Eso se hizo por parte de los dos bandos, más después, más con toda la represión posterior. Y creo que para poder dar un escenario veraz tienes que escuchar a todos, aunque no estés de acuerdo. Eso no significa que yo justifique nada de lo que pasó. Espero, vamos, que no quede reflejado de esa manera, porque creo que un golpe militar que acaba siendo una dictadura de 40 años sobrepasa esa justificación de no, era porque había una revolución que teníamos que combatir. pues hombre, 40 años es un poco complicado. Sí, es… No me refiero a tú, me refiero a en general. Ahora sí que estoy viendo algunas obras que dices, ostras, Bueno, ahora mismo es verdad que hay como mucha nostalgia y sobre todo nostalgia de gente que no lo ha vivido.

Eso es lo más terrible.

Piensan que puede ser genial, pero ahí siempre es que también es mucha falta de imaginación. Lo primero piensan que va a venir alguien que es honrado por sistema y no eso no existe. En el momento en el que tú ya tienes más de nueve años creo que tú ya te das cuenta, ya has conocido personas en la vida que no son de fiar. Yo no me daría poder a mí misma porque no confío tanto en mi honradez como para andar decidiendo el destino de un montón de gente. Que hubo gente que fue feliz en los tiempos de Franco pues claro que sí porque no podía ser desgraciado todo el tiempo durante 40 años. Y creo que también se refleja en el cómic, que la gente hace su vida y se divierte, incluso los más desheredados lo pasan bien, pero eso no significa que la injusticia social no esté ahí, por supuesto.

¿Por qué decides que la industria cinematográfica sea una parte esencial de este cómic?

Bueno, yo quería sobre todo que se viera cómo es hacer cine cuando el Estado te está vigilando. Era un momento muy particular de la industria del cine aquí, ¿no? Y de hecho, en las conversaciones de Salamanca, cuando se reunieron los cineastas, ellos pedían unas leyes de censura que al menos fueran claras. No pedían que les levantaran la censura, sino que les dijeran que se podía rodar, porque tú primero rodabas o escribías y luego llegaba la censura y te decía no me ha gustado, nunca te daré película o vale, hazlo y luego, no me ha gustado tampoco como lo has hecho así que no te la estreno. Eran unas inversiones que a ellos les suponía un problema el que luego no sé exhibiera la película. Yo quería, un poco por eso que decíamos de los nostálgicos, que se supiera realmente lo que es querer ejercer una profesión cuando el régimen es totalitario y entra en la vida de las personas de verdad. O quererse simplemente. O decidir si vas o no vas a misa. O cómo te vistes. Ese tipo de cosas que el régimen llegaba a todo y en el caso del cine era quien decidía cuánta gente te va a dar, incluso decide quién trabaja porque cuando tú pedías al sindicato igual decían, no, este no, que este es un poco díscolo, este no trabaja. Y esas cosas que hoy en día son impensables y suceden, porque alguien tiene el poder absoluto sobre ti.

¿Y dirías que eso fue tu mayor desafío en este caso?

Fue un desafío grande porque yo no sabía nada de cómo funcionaba el cine. Lo aprendí gracias sobre todo a Alicia Salvador, que es la viuda de Eduardo Ducay, el director de cine, que me recibió en su casa. Ella tiene una tesis sobre cine y las memorias de Eduardo, de las que me dio varios pasajes en los que él contaba exactamente cómo era luchar por hacer una película. tiene la tesis sobre Uninci, que era la productora en la que había además capital del Partido Comunista, y luego Mendel Leire también me contó muchas cosas de la época y cómo era. Todo eso yo lo desconocía, sabía que había una censura grande, había visto reportajes, había oído a Marsillach hablar incluso de la censura de teatro y que todos se quejaban de lo mismo de que muchas veces era más luchar contra el censor. Había censores que eran más previsibles, pero con otros no sabías por dónde podían salir que cualquier cosa que veían y ellos se imaginaban pues te podía empapelar una película.

¿Hay algún otro aspecto de la sociedad de la dictadura que quieres tratar aparte los que has tratado ya?

Seguramente en el siguiente voy a abordar un suceso tremendo, que me parece que fue el año 58, cuando de un hombre que le dio 17 puñaladas a su mujer que se quería separar y ella sobrevivió, pero esa mujer no se iba de casa porque cuando tú te separabas, incluso separándote bien, tenías que dejar a tus hijos y el domicilio conyugal en una época en la que las mujeres que no tenían nada. Una mujer que hubiera estado por ejemplo 15 años en una casa, ni tenía una profesión, ni tenía casa, ni tenía seguramente ya familia, ni dónde ir, no tenías una red de amigos, entonces ¿cómo te ibas? A raíz de eso, una antigua falangista que era de la sección femenina, ya había sido del sindicato del SEU, y falangista de primera hora y todas esas cosas, se hizo muy crítica contra el régimen, fue muy incómoda para la sección femenina. Ella era abogada y le costó mucho ejercer porque prácticamente en todos los puestos a los que aspiraba uno de los requisitos era ser varón, y ella siempre decía, pues que me están pidiendo lo único que no puedo cambiar con esfuerzo, yo me saco una carrera, me saco lo que diga y me preparo unas oposiciones, pero ¿qué puedo hacer para sacar un requisito ser varón? Fue la artífice de un movimiento popular que tuvo una respuesta enorme de cartas al director, porque esto se hizo a través de ABC, en el que la gente pedía que realmente la situación de las mujeres cambiara y se pudieran separar y compartir el patrimonio porque muchas veces además los maridos podían venderlo todo, cambiar todo de nombre y se quedaban sin patrimonio. Hubo una serie de cosas que cambiaron. Quería tirar un poco un poco para ahí y hablar de esa situación que tenían las mujeres y ese movimiento que hubo para dejar ver que la población estaba por encima de lo que se le quería vender, por mucho que aceptaban normas morales, pero había un punto en el que decían esto no es justo.

Como has comentado antes Contrapaso es una historia muy universal, pero a la vez es muy nuestra. ¿Cómo se recibe en Francia? ¿Entienden bien el contexto?

Pues yo me he sorprendido porque el primero ha funcionado la verdad que muy bien, se ha vendido además muy bien. En Francia enseguida que haces algo de esto, contactas con los hijos y nietos de republicanos exiliados. Así que es muy emocionante cuando vas allí a firmar, porque siempre te viene una señora mayor que es hija de un exiliado, o los nietos que hablan un poquito español y vienen ahí súper orgullosos de hablar. Eso es muy emocionante.
Y luego les choca mucho, porque claro, ellos ven que es el 56, que es casi el 60. Ven cómo vivían ellos en el 60 y cómo vivíamos nosotros. Muchos te cuentan además que venían siendo universitarios y ese choque que sentían al ver los pueblos castellanos. Que flipaban mucho con la iglesia omnipresente. Es gente de ciudad, no es lo mismo también en la Francia rural. Pero normalmente se ha entendido muy bien, pero yo creo que es más por una cuestión de cómo está vertebrado Contrapaso. Ellos empatizan con algunos personajes y aunque no entienden los detalles de nuestra historia, y hay veces que no entienden tampoco los matices entre Falange y Franco que no era exactamente lo mismo o cómo fue evolucionando el fascismo aquí para que no fuera tan fascismo después de Hitler… Todo eso se les escapa un poco, pero yo creo que la trama general si lo sostiene.

¿Cómo ha influido tu trabajo en la animación para los cómics? ¿Ese tránsito ha sido fácil de dibujar para animación a dibujar para cómic?

Bueno, yo creo que todavía tengo que hacer un poco más de evolución. Es verdad que mi lenguaje es todavía muy cinematográfico, que a Contrapaso le va bien, pero a mí me gustaría ir tendiendo cada vez más a un cómic más cómic, a ir explorando lo que es el lenguaje propio del medio. Y también a hacer un estilo gráfico más sencillo. Sí es cierto que me interesa mucho eso de la animación, que es la expresividad, el movimiento, eso me sigue interesando y además me parece que el cómic se presta también a ello. Pero sí que me gustaría tener proyectos un poquito más sencillos que me permitieran también a nivel gráfico tirar más por ahí.

Hace un año Isla de Nabumbu te dedico la segunda entrega de su revista autoras de cómic, ¿cómo recibes esa noticia?

Pues a mí todo eso todavía es que me sorprende un montón, igual que la gente que viene y me dice que le han encantado mi cómic. Me sorprende porque yo es que llegué muy tarde al cómic, llegué tardísimo y solo tengo dos libros como autora completa. Me gusta muchísimo el haber conectado así y me da muchos ánimos y digo, pues bueno no cuentas mal, ¿no? Así que creo que puedo seguir contando historias que a la gente le dicen algo. Y también mucha satisfacción porque al final es que hacemos esto para tender esos puentes. No es una cuestión tanto de ego como de realización personal de estos buenos momentos en los que conectas

En la última entrevista nos recomendaste encarecidamente Cassandra Drake de Posy Simmonds, ¿cuáles ha sido las últimas lecturas de Teresa Valero a las que nos tenemos que acercar?

Bueno pues vengo de leerme Después de Medianoche (La Cúpula) de Gaëlle Geniller que me alucina su aproximación gráfica es increíble lo fresco que dibuja esa chica. Es una cosa muy poética y me ha gustado mucho. También me he leído Le llamábamos Bebeto (Norma) de Javier Rey, que me ha parecido un pedazo de obra enorme

Podría ser continuación de Contrapaso.

Pues yo me he visto muy reflejada, y lo he comentado con Javi. Además yo que vengo de Carbanchel he reconocido muchísimo esos barrios. Se nota esa verdad, ¿no?Cuando estás hablando de algo que has vivido y lo ves como era… alguien que también estaba allí lo entiende como algo verdadero.

En los últimos años se han reeditado tanto Curiosity Shop como Brujeando y además hemos visto Gentleman trabajos en los que ejerces como guionista. ¿Cómo afrontas guionizar para otro autor?

Yo siempre digo que me dan un poco lastima los dibujantes que tempo por soy muy pesada haciendo guion y además me gusta mucho hacer un guion terminado y decir este es el guion y va a dar esta página. Cuando yo enfrento mi propio guion cambio mil cosas, quito hasta diálogos, o sea, soy incapaz de imaginarme algo hasta que no está en página y digo esto funciona o no funciona. Entonces se que muchas veces doy un guion a la gente al que le falta mucho trabajo y es un trabajo que obligo a hacer a los dibujantes. (Risas). Siempre he trabajado con muy buenos dibujantes que lo han hecho muy bien pero claro, soy consciente de que es un trabajo de más. Pero yo estoy muy orgullosa de lo que hemos hecho y encantada con todos esos libros que han mandado. Todos me gustan mucho, Gentlemind me parece además una historia chulísima me encantó como quedó ese libro, la verdad.

¿Cómo fue colaborar en el guion de Gentlemind con Juan Díaz Canales?

Pues ahí con Juan empezamos con muy buena voluntad los dos sentados en el sofá haciendo un brainstorming. Pero es muy difícil escribir así. Entonces en un momento dado que teníamos ya suficientes ideas y ya estábamos empezando un poco a repetirnos demasiado y el tono dejaba de ser cordial. (risas). Juan que es más organizado que yo hizo una escaleta, después yo hice un tratamiento y nos íbamos como pasando y cada vez el otro iba escribiendo un poco más. Yo lo cogía lo leía entero y a lo mejor lo dialogaba y luego se lo pasaba él y lo que veía que no funcionaba pues lo reescribía y luego lo valorábamos. Esa fue la manera eficaz de que fuera avanzando porque si hubiéramos tenido que sentarnos a discutir cada punto y no hubiéramos conseguido entendernos. Una vez visto escrito ya sí veías que funcionaba, era mucho más fácil aceptarlo que en el terreno de lo hipotético porque ahí hablan los egos. Así avanzó bastante rápido, sí.

Nos has comentado que va a ser el tercer y último número de Contrapaso, ¿algún otro proyectillo que tengas en mente que te gustaría que saliera más pronto que tarde?

Pues a mí me gustaría seguir con los temas españoles, aunque me gusta hacer ficción. Es verdad que no me gusta tanto contar las cosas de mi familia porque eso me da una cierta responsabilidad, pero sí me gusta utilizar esas historias para crear historias de ficción. Me gustaría contar un poco sobre esa España que yo viví de los primeros años de la transición, a través de los ojos de la infancia, de como yo la recuerdo, hablar de la educación entonces, porque yo además recibí una educación muy concreta en un cole religioso, pero muy concreto, porque era la época de los curas obreros. Eso me interesa y tengo un proyecto que igual sería el siguiente que me gustaría hacer. También un western femenino, pero ese le tengo ahí como más… No sé si llegaré a meterle mano.

Muchas gracias, Teresa.

Nada, a vosotros, un placer.

RESEÑA DE CONTRAPASO. MAYORES, CON REPAROS

Portada Contrapaso. Mayores, con reparos de Teresa Valero

Edición original: Contrapaso. Mayores, con reparos (Norma Editorial, 2025)
Guion: Teresa Valero
Dibujo: Teresa Valero
Color: Teresa Valero
Bases de color: Juan Díaz Canales y Alma Díaz Valero
Rotulación: LimbosSudio
Edición: Ricardo Esteban Plaza
Formato: Cartoné. 196 páginas. 29,5€

Superando con mucho la primera entrega.

«¡Poneis vuestras sucias manos en todo! En nuestras mentes. En nuestras bocas. ¡¡En nuestras almas!!»

Las segundas partes de cualquier historia en muchas ocasiones resultan un ejercicio algo forzado únicamente pensado para capitalizar el éxito que ha obtenido la primera parte. Por suerte, hay veces que el resultado es una obra que supera con creces a la primera entrega y entre ese grupo de obras hay que incluir Mayores, con reparos, la segunda parte de la serie Contrapaso de Teresa Valero (Madrid, 1969) tras la ya notable Los hijos de los otros Un cómic editado hace una pocas semanas por Norma en el que nos encontramos todas las características que ya destacaban en la primera parte, pero dando un considerable salto de calidad en todas ellas para construir una obra espectacular en la que todo está perfectamente medido e integrado dando como resultado un thriller con trasfondo histórico y social de factura clásica absolutamente ejemplar.

La trama nos traslada a Madrid en octubre de 1956 donde los protagonistas de la primera entrega, León Lenoir, Emilio Sanz y Paloma Ríos, se ven envueltos en el asesinato de un censor eclesiástico que muerto en la butaca de un cine con un rollo de celuloide en la boca. Un homicidio que los lleva a relacionarse con la industria del cine, constructores y altos cargos del régimen que nos dejan ver la miseria, doble moral, represión y corrupción que marcaba el día a día de los años del franquismo, una época marcada por la falta de libertad a todos los niveles que es el tema principal de la serie, además de los asesinatos que Emilio lleva años investigando que también hacen acto de presencia en esta segunda parte de Contrapaso.

Aunque no se puede decir que el asesinato que hace avanzar la historia sea simplemente un mero MacGuffin, puesto que se trata de una historia muy bien planificada y verosímil, sí que es cierto que el peso de la obra descansa en el interés de Teresa Valero por la parte de denuncia social y reflejo de una realidad que no debemos olvidar. A lo lardo de las páginas de la obra se abordan infinidad de temas que nos permiten asomarnos a como era la sociedad de la época. En un principio la obra parece centrarse en todo lo relativo a la industria cinematográfica marcada por la censura y los problemas para poder rodar lo que querían, pero también vemos con el régimen lo uso para dar una imagen sesgada de la realidad y blanquearse de cara al exterior con la aquiescencia de Hollywood. Sin embargo, según van pasando las páginas también vemos los problemas de vivienda que había en Madrid, la marginalidad a la que se obligaba a vivir a los homosexuales y los pobres, el machismo, los abusos de la policía y la adjudicatura y una corrupción sistémica. Temas que, por desgracia, no nos resultan ajenos ya que parecen endémicos y universales. Una enorme cantidad de información que en ningún momento abruma ni deja la sensación de estar introducida de forma artificial, ya que está perfectamente integrada en la historia a la que enriquece enormemente. Un lujo que la guionista de Brujeando se puede permitir, ya que al haber introducido a los protagonistas en la primera parte tiene más espacio para desarrollarlos.

Toda esa carga social no es óbice para que todas las ramas de la historia estén bien hilvanadas incluida la trama que arrastra del anterior álbum y que se cerrara en el próximo que avanza bastante. Todas las tramas e historias se entrecruzan con brillantez. Igual de brillantes resultan los personajes principales cuyas relaciones han evolucionada desde la primera entrega como podemos ver en la relación entre Emilio y León, dos hombres opuestos en casi todo salvo con su compromiso con la verdad, o entre este último y Paloma, una relación de la que conocemos algunos pasajes del pasado. También hay que destacar a algunos secundarios que son magníficos, en particular los niños que León se encuentra en las cuevas y la hija del forense, esta última basada en la realidad por increíble que parezca. Algo que se repite a lo largo del cómic con muchos elementos extraídos de la realidad, aunque modificados ligeramente para la ocasión.

Pese a que en la entrevista que acabáis de leer Teresa Valero afirma que su narrativa es muy cinematográfica todavía en esta obra podemos ver el uso de algunos juegos narrativos que solo tienen sentido en el lenguaje del cómic como la secuencia en la que conocemos el pasado de algunos de los involucrados en los crímenes. Un proceso de aprendizaje que no se da en un estilo que está más que consolidado y que se emparenta con el de otros dibujantes europeos que provienen de la animación como Guarnido o Alary, pero al que la autora madrileña sabe dotar de personalidad propia. Así nos encontramos con personajes muy expresivos y dinámicos y muy fácilmente reconocibles. El toque ligeramente caricaturesco de los personajes contrasta con el realismo que vemos en el resto del dibujo que nos traslada a los años en los que transcurría la historia, una época gris que está reflejado por unas gamas de color apagadas que reflejan la sombra que el régimen ejercía sobre todo.

La edición de Norma es magnífica como ya sucedía con la primera entrega, como extras nos encontramos con un prólogo de Marta Sanz y un extenso dossier sobre la época con abundantes fotos.

Con Mayores, con reparos Teresa Valero ha impulsado Contrapaso a otro nivel gracias a una enorme capacidad entremezclar una historia de misterio y crimen con un reflejo brillante de la realidad de la época de forma que ninguna parte opaca a otra. Un equilibrio muy complejo que se asienta en un dibujo muy atinado. Seguramente uno de los cómics más interesantes de lo que va de año que nos deja con ganas de poder leer la tercera parte que cierra una serie que pasará a la historia del cómic patrio.

Lo mejor

• El reflejo de la época.
• La trama de misterio nos mantiene pegados a la historia.
• La relaciones entre los personajes principales.
• Algunos de los secundarios.

Lo peor

• El tiempo que falta para ver el final de la serie.