Cuatro votaciones y dos fumatas cada día del cónclave: a qué hora son
El cónclave para elegir Papa es uno de los rituales más antiguos y fascinantes de la Iglesia católica, donde las fumatas -el humo que emana de la chimenea de la Capilla Sixtina para saber si hay Papa o no- capturan la atención del mundo. Este proceso, regulado por la constitución apostólica Universi Dominici Gregis (1996) … Continuar leyendo "Cuatro votaciones y dos fumatas cada día del cónclave: a qué hora son"

El cónclave para elegir Papa es uno de los rituales más antiguos y fascinantes de la Iglesia católica, donde las fumatas -el humo que emana de la chimenea de la Capilla Sixtina para saber si hay Papa o no- capturan la atención del mundo. Este proceso, regulado por la constitución apostólica Universi Dominici Gregis (1996) de Juan Pablo II y modificada por Benedicto XVI, establece un número preciso de votaciones y fumatas diarias.
El próximo 7 de mayo, a las 16:30 horas, los 113 cardenales lectores se encerrarán en la Capilla Sixtina para elegir al sucesor de Francisco. Un poco antes de que se cierren las puertas de tan extraordinaria estancia, el maestro de las Celebraciones Litúrgicas Pontificias, monseñor Diego Ravelli, invitará a abandonarla a todo aquel que no sea uno de esos 133 purpurados al grito de «Extra omnes!» («¡Fuera todos!»).
Saldrán entonces de la sala las 40 personas que han trabajado incansablemente para replicar cada mínimo detalle en la estancia, donde todo deberá permanecer inmutable como estaba hace siglos, para que la milenaria tradición se repita exactamente igual que siempre. Y las puertas se cerrarán cum clave (con llave).
Votaciones y fumatas: el ritmo del cónclave
El cónclave comienza con una misa Pro Eligendo Pontifice en la Basílica de San Pedro, tras la cual los cardenales electores ingresan a la Capilla Sixtina bajo el juramento de secreto. Las votaciones que buscan la fumata blanca se distribuyen así:
- Primer día: se realiza una única votación por la tarde, seguida de una fumata. Si no se elige Papa, el humo será negro, indicando que ningún candidato alcanzó los 89 votos requeridos (dos tercios de 133 electores).
- Días siguientes: se efectúan cuatro votaciones diarias, dos por la mañana y dos por la tarde.
– Cada sesión de dos votaciones produce una fumata: una alrededor de las 12:00 (tras las votaciones matutinas) y otra cerca de las 19:00 (tras las vespertinas). Si no hay Papa, el humo es negro; si hay, blanco.
– Si tras varias rondas (generalmente 12-14 votaciones) no hay elección, los cardenales pueden suspender las votaciones para un día de reflexión o ajustar el proceso, permitiendo una mayoría simple o un balotaje entre dos candidatos, aunque esto es excepcional.
Origen de las fumatas
La tradición de las fumatas tras las votaciones >Anécdotas históricas
Las fumatas han protagonizado momentos memorables. En 1958, durante el cónclave que eligió a Juan XXIII, una fumata ambigua -grisácea- desató confusión. Medios internacionales anunciaron erróneamente la elección, y la multitud en la Plaza de San Pedro celebró antes de tiempo. El error se atribuyó a una mezcla imperfecta de químicos, y el Vaticano tardó en aclarar.
Otro episodio curioso ocurrió en 1978, tras la muerte de Pablo VI. En el cónclave que eligió a Juan Pablo I, el humo blanco apareció tras solo dos días, sorprendiendo por su rapidez. Sin embargo, la alegría duró poco: Juan Pablo I falleció 33 días después, desencadenando otro cónclave que eligió a Juan Pablo II, el primer Papa no italiano en 455 años.
En 2005, la elección de Benedicto XVI también tuvo su drama. La fumata inicial fue gris, generando incertidumbre hasta que las campanas confirmaron el humo blanco. En 2013, la elección de Francisco fue más clara, con un humo blanco inequívoco tras cinco votaciones, aunque la lluvia en Roma dificultó la visibilidad para algunos.
Las anécdotas humanizan un ritual milenario, que sigue cautivando a creyentes y no creyentes mientras el mundo espera el anuncio: «Habemus Papam».