“Cuando juega Uruguay”: la mala racha del seleccionado que inspiró uno del himnos futboleros más bellos

La dupla compositiva de Jaime Roos y Raúl “Tintabrava” Castro convirtieron el sentimiento en un verdadero hit

Abr 28, 2025 - 10:31
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“Cuando juega Uruguay”: la mala racha del seleccionado que inspiró uno del himnos futboleros más bellos

El murguista Raúl Castro tiene la rara costumbre de contemplar el cielo cada vez que juega la selección de fútbol de su país. ¿Será por eso que la canción “Cuando juega Uruguay” comienza con la frase “Como un cielo de verano...”?

Cierto es que los días no son todos celestes, como la casaca del combinado uruguayo. También hay días grises, días de tormenta, días de “inestabilidad”. Y quizá haya sido esto último lo que inspiró al vate oriental para escribir ese himno que, sin duda, es una de las canciones más bellas que se pueden entonar para cantarle a una selección nacional.

Al otro lado del teléfono (y del charco), Castro agradece el cumplido y devuelve la gentileza. “Pero ustedes tienen la que se hizo con la música de La Mosca”, señala. Es cierto. Sin duda, los versos de Fernando Romero que convirtieron el hit de La Mosca “Muchachos, esta noche me emborracho” en “Muchachos, ahora nos volvimos a ilusionar” es una joyita que con orgullo llevamos en el corazón los que nacimos al Oeste del Rio de La Plata.

La particularidad de “Cuando juega Uruguay”, que escribió junto con Jaime Roos, es que surge de un momento crítico, pero adquiere un carácter absolutamente atemporal. Una arenga para un equipo que debe encauzarse y, a la vez, una pasión que atraviesa tiempos, generaciones y circunstancias. Del campo de juego de los profesionales al potrero. Como dice la canción: “Los championes de los pibes” (las zapatillas de los que improvisan una cancha en cualquier lado) y “Los botines del ’50″ (la referencia al famoso Maracanazo, cuando aquel 16 de julio de 1950 el seleccionado uruguayo se consagró Campeón del Mundo en Brasil).

“Como un cielo de verano. Como el trueno de un tambor. Con la cara del murguista, cuando baja del camión. Asomando por el túnel. Dominando la emoción. A la cancha la Celeste. Al boliche de la esquina, cerca del televisor”.Jaime Roos, compositor de

La canción habla de fútbol y murga, asociación que, para muchos, resulta indisoluble dentro de la idiosincrasia oriental. Castro dice que lo que le pasa al futbolista cuando atraviesa el túnel que lo lleva al campo de juego es la misma emoción del murguista que baja del camión para subir al tablado de carnaval. También hay menciones de murgas en la letra; a La Teja, a La Unión. Quizá en estos tiempos el tipo de toque esté más estandarizado, pero cuando se compuso esta canción las diferencias según el barrio de procedencia de cada murga, era más notorio. Con estos dos ejemplos Castro subraya “garra y calidad”. “La Teja, más rítmico. La Unión, más guerrero, de mucho corazón”, señala.

En Montevideo y en todas partes

La frase “desde el Cerro a Bella Unión” representa una manera muy explícita de incluir a todo el país. “El Uruguay es Montevideo dependiente -dice el poeta-. Todas las carreteras terminan en la tumba de Artigas. Bella Unión es el pueblo más lejano. Por eso la expresión “desde el Cerro a Bella Unión” quiere decir que todas las personas de este país vivimos de la misma manera. A la canción le falta nombrar a los que están afuera. El departamento 20, como decimos acá”. El Uruguay está dividido en 19 departamentos y el 20 representaría a la diáspora oriental, esparcida por el mundo.Raúl Castro, en escena

Las estrofas y los versos también enarbolan expresiones muy orientales, desde el “Vamo’ arriba la celeste”, hasta un “Que no ni no”, que aparece al final del tema. “Una guapeada. Qué me van a decir a mí que no”, resume el autor.

La música, escrita por Roos, tiene el tono justo. Insufla valor, tanto para el que sale a la cancha como para el que va “al boliche de la esquina, cerca del televisor”, para ver un partido desde allí, sentado a una mesa o acodado al estaño.

La trastienda de un hit

La unión que Raúl Castro y Jaime Roos han logrado con letras y músicas siempre ha sido virtuosa. La historia de esta canción tiene su semilla en la situación del equipo oriental a principios de la década del noventa. Una difícil clasificación para el Mundial del 90. El cambio en la dirección técnica (Óscar Tabárez fue reemplazado por Luis Cubilla), la falta de las figuras uruguayas que jugaban en Europa (Enzo Francescoli, Rubén Sosa y Carlos Alberto Aguilera, entre otros) y el flojo desempeño en la Copa América de 1991.

“Siempre tuve a Francescoli como gran ídolo -dice Castro, para poner en relieve su devoción por El Príncipe-. En ese momento sentí que Uruguay necesitaba un empuje épico, pero sin pensar que eso que había escrito se iba a convertir en una canción. Cuando había pasado un año, con Jaime estábamos en un buen momento creativo, hacíamos cosas juntos. Me habló de hacer una canción para el Uruguay. Le mandé eso que tenía y que había guardado. El contribuyó con versos y cuando la grabamos supimos que iba a ser un golazo”.

Jaime y Tintabrava (como se conoce a Castro desde sus tiempos como filoso letrista de la murga Falta y Resto) tienen otras grandes joyas aportadas al repertorio de la canción uruguaya, como “Las luces del estadio”, “El grito del canilla” (que es como un grito primal de lo que luego se convierte en un coral de murga uruguaya) o “Que el letrista no se olvide”. Muchos de los temas que canta Jaime Roos son éxitos permanentes de este lado del Río de la Plata

“Casi siempre hemos comenzado con una letra mía que Jaime toma. Y siempre es un placer crear con Jaime, porque es un amigo que tiene la virtud de mejorar lo que le das”.

En los años de mayor conexión bastaba que uno de los dos tuviera una idea o hubiera avanzado sobre una letra o una música para que, teléfono mediante, se pusieran a trabajar en una canción.

A veces, las ideas llegaron por otros canales, como para una composición muy famosa, que traza un decálogo de aquello que el letrista no debe olvidar. “Una noche habíamos hecho juntos una actuación la Murga Falta y Resto con El Sabalero y Jaime, con su banda. Eso fue en el Club Tabaré. En un momento, El Sabalero, Jaime y yo tomábamos una cerveza con un productor importante del carnaval, Dalton Rosas Riolfo. Y la gente se empezó a acercar para pedirnos cosas de las que teníamos que escribir en las canciones. Fue en ese momento que Dalton me dice: ‘Te doy la punta de la madeja’, el título del próximo hit: ‘Que el letrista lo no olvide’. Se lo comenté a Jaime y le dije: Mañana te mando la letra. La escribí y se la mandé”.

Sin duda otro hito de la dupla Roos-Castro, que será motivo de una nueva historia de grandes canciones.