Cosmos 482, la sonda espacial soviética masiva perdida hace 50 años, se estrella en el océano Índico
Cosmos 482, la nave espacial soviética de media tonelada perdida hace 50 años, se ha estrellado esta mañana en el océano Índico, al oeste de la capital indonesia, Yakarta, según ha anunciado la agencia espacial rusa, Roscosmos, en un mensaje de Telegram. Al parecer, el reingreso en la atmósfera terrestre se ha producido a las 8.24 horas. Según la última información publicada a las 9.56 por la Agencia Espacial Europea (ESA), la sonda fue detectada por los sistemas de radar sobre Alemania aproximadamente a las 6.30 y las 8.04 horas. Sin embargo, el radar no la ha vuelto a ver durante su descenso en el momento previsto de las 9.32, por lo que la ESA estima que la reentrada ya había ocurrido, sin especificar dónde. De momento, solo Roscosmos ha dado información sobre el destino final de la nave. Cosmos 482 (Kosmos 482) fue lanzada el 31 de marzo de 1972 desde el cosmódromo de Baikonur hacia Venus dentro del programa Venera, pero una avería quemó los motores de forma prematura y la nave no alcanzó la velocidad suficiente para salir de la órbita de la Tierra. Al parecer, se separó en cuatro partes, dos de las cuales se situaron en la órbita baja terrestre y se desintegraron en 48 horas. Las otras dos, presumiblemente la sonda de aterrizaje y la unidad de motor de la etapa superior desprendida, alcanzaron una órbita superior. Desde ahí han ido cayendo durante más de 53 años. La mayoría de satélites y partes de cohetes que reentran en la atmósfera suelen quemarse y desintegrarse antes de tocar la superficie terrestre. Pero este módulo de aterrizaje, de 495 kilos, fue diseñado para soportar las condiciones extremadamente hostiles de la atmósfera de Venus y para una aceleración de 300 G y 100 atmósferas de presión. Con una cubierta protectora de titanio, se fabricó para soportar el infierno. Como resultado, se creía que podía sobrevivir a su reingreso y alcanzar la superficie terrestre en una sola pieza en lugar de romperse y arder. Además, la sonda cuenta con un paracaídas de 2,5 metros para ralentizar su velocidad, pero se duda de que haya podido funcionar medio siglo después. Por fortuna, según Roscosmos, la sonda se ha hundido en el océano. "El descenso del aparato se controló mediante un sistema automatizado de alerta sobre situaciones peligrosas en el espacio cercano a la Tierra", ha explicado en su comunicado. Rara vez fragmentos que sobreviven a una reentrada han causado daños. Y dado que la mayor parte de la Tierra está cubierta por agua o no está habitada, el riesgo de que alguien resulte lesionado es extremadamente remoto. El riesgo anual de que un ser humano sufra lesiones por desechos espaciales es inferior a 1 en 100.000 millones. En comparación, una persona tiene unas 65.000 veces más probabilidades de ser alcanzada por un rayo.
Cosmos 482, la nave espacial soviética de media tonelada perdida hace 50 años, se ha estrellado esta mañana en el océano Índico, al oeste de la capital indonesia, Yakarta, según ha anunciado la agencia espacial rusa, Roscosmos, en un mensaje de Telegram. Al parecer, el reingreso en la atmósfera terrestre se ha producido a las 8.24 horas. Según la última información publicada a las 9.56 por la Agencia Espacial Europea (ESA), la sonda fue detectada por los sistemas de radar sobre Alemania aproximadamente a las 6.30 y las 8.04 horas. Sin embargo, el radar no la ha vuelto a ver durante su descenso en el momento previsto de las 9.32, por lo que la ESA estima que la reentrada ya había ocurrido, sin especificar dónde. De momento, solo Roscosmos ha dado información sobre el destino final de la nave. Cosmos 482 (Kosmos 482) fue lanzada el 31 de marzo de 1972 desde el cosmódromo de Baikonur hacia Venus dentro del programa Venera, pero una avería quemó los motores de forma prematura y la nave no alcanzó la velocidad suficiente para salir de la órbita de la Tierra. Al parecer, se separó en cuatro partes, dos de las cuales se situaron en la órbita baja terrestre y se desintegraron en 48 horas. Las otras dos, presumiblemente la sonda de aterrizaje y la unidad de motor de la etapa superior desprendida, alcanzaron una órbita superior. Desde ahí han ido cayendo durante más de 53 años. La mayoría de satélites y partes de cohetes que reentran en la atmósfera suelen quemarse y desintegrarse antes de tocar la superficie terrestre. Pero este módulo de aterrizaje, de 495 kilos, fue diseñado para soportar las condiciones extremadamente hostiles de la atmósfera de Venus y para una aceleración de 300 G y 100 atmósferas de presión. Con una cubierta protectora de titanio, se fabricó para soportar el infierno. Como resultado, se creía que podía sobrevivir a su reingreso y alcanzar la superficie terrestre en una sola pieza en lugar de romperse y arder. Además, la sonda cuenta con un paracaídas de 2,5 metros para ralentizar su velocidad, pero se duda de que haya podido funcionar medio siglo después. Por fortuna, según Roscosmos, la sonda se ha hundido en el océano. "El descenso del aparato se controló mediante un sistema automatizado de alerta sobre situaciones peligrosas en el espacio cercano a la Tierra", ha explicado en su comunicado. Rara vez fragmentos que sobreviven a una reentrada han causado daños. Y dado que la mayor parte de la Tierra está cubierta por agua o no está habitada, el riesgo de que alguien resulte lesionado es extremadamente remoto. El riesgo anual de que un ser humano sufra lesiones por desechos espaciales es inferior a 1 en 100.000 millones. En comparación, una persona tiene unas 65.000 veces más probabilidades de ser alcanzada por un rayo.
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