Con el dólar más calmo y las elecciones en marcha, este año hace falta que se ponga el foco en la micro

El cierre del acuerdo con el FMI y el inicio de la tercera fase del programa ponen a la economía en un andarivel distinto al transitado en los primeros cuatro meses del año. La tensión cotidiana por el ingreso de reservas al BCRA y la ansiedad por conocer si el Gobierno dispondría de un volumen suficiente de dólares frescos de parte del Fondo para levantar el cepo, condicionaban casi toda la toma de decisiones del sector privado. Desde la contratación de personal al desarrollo de nuevas inversiones, pasando por si era el momento adecuado para apostar a una mayor producción doméstica o si era preferible importar para aprovechar la baja de aranceles. Lo que queda ahora sobre la mesa es un escenario que busca un nuevo sentido de normalidad, con un esquema de flotación cambiaria que no genera garantías pero transparenta reglas de juego más claras, y un nivel de actividad que puede volverse más dependiente de los capitales que ingresen que del nivel de consumo interno."La volatilidad ya no es más la excepción, de hecho puede volverse la norma", repiten los funcionarios del equipo económico. Defienden el fin de intervención cambiaria, y aseguran que no hay que mirar de forma obsesiva las metas de reservas pactadas con el FMI. Pero en una Argentina que no puede desprenderse del termómetro del dólar, hoy el Gobierno siente que tiene más elementos para inocular calma al mercado y que con eso alcanza para avanzar sin sobresaltos. En pocos días más, se concretará la operación de recompra de letras intransferibles que le permitirá al BCRA capitalizarse con más de u$s 12.000 millones, con los que podrá enfrentar cualquier demanda alcista de divisas que generen tanto las importaciones como el pago de servicios o el turismo.Luis 'Toto' CaputoEl sector que todavía evalúa si acelera o no el paso es el agro, que una vez completada la cosecha gruesa, deberá resolver con cuanto stock se queda y cuánto producto vende para enfrentar deudas y pagos de insumos. Los productores todavía no se sienten amoldados a esta nueva normalidad, porque para ellos la presión tributaria es un componente tan relevante como el precio de la soja y el valor del dólar, y nadie se ha puesto a trabajar a pleno en esta asignatura. Hay promesas algo más explícitas de parte de Luis Caputo y su equipo, pero entienden que habrá que esperar al nuevo Congreso para plasmar proyectos de reforma. El 2026, en ese contexto, quedó un poco lejos.La voz oficial y la del mercado El BCRA le dio un "colchón" al Tesoro y se desató la polémica en la City El Fondo resolvió buena parte de la ecuación de dólares que necesita el BCRA. Pero el resto debe provenir del comercio exterior. Es el momento de trabajar en la competitividad interna. Bajar una alícuota, preocuparse por el costo de las ART, evaluar que pasa con puertos y rutas, son tareas que también inciden en las decisiones cotidianas que empujan a la economía. Es año electoral, pero para el Gobierno también debe ser el año de enfocarse en la micro.

Abr 29, 2025 - 03:52
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Con el dólar más calmo y las elecciones en marcha, este año hace falta que se ponga el foco en la micro

El cierre del acuerdo con el FMI y el inicio de la tercera fase del programa ponen a la economía en un andarivel distinto al transitado en los primeros cuatro meses del año. La tensión cotidiana por el ingreso de reservas al BCRA y la ansiedad por conocer si el Gobierno dispondría de un volumen suficiente de dólares frescos de parte del Fondo para levantar el cepo, condicionaban casi toda la toma de decisiones del sector privado. Desde la contratación de personal al desarrollo de nuevas inversiones, pasando por si era el momento adecuado para apostar a una mayor producción doméstica o si era preferible importar para aprovechar la baja de aranceles. Lo que queda ahora sobre la mesa es un escenario que busca un nuevo sentido de normalidad, con un esquema de flotación cambiaria que no genera garantías pero transparenta reglas de juego más claras, y un nivel de actividad que puede volverse más dependiente de los capitales que ingresen que del nivel de consumo interno.

"La volatilidad ya no es más la excepción, de hecho puede volverse la norma", repiten los funcionarios del equipo económico. Defienden el fin de intervención cambiaria, y aseguran que no hay que mirar de forma obsesiva las metas de reservas pactadas con el FMI. Pero en una Argentina que no puede desprenderse del termómetro del dólar, hoy el Gobierno siente que tiene más elementos para inocular calma al mercado y que con eso alcanza para avanzar sin sobresaltos. En pocos días más, se concretará la operación de recompra de letras intransferibles que le permitirá al BCRA capitalizarse con más de u$s 12.000 millones, con los que podrá enfrentar cualquier demanda alcista de divisas que generen tanto las importaciones como el pago de servicios o el turismo.

Luis 'Toto' Caputo

El sector que todavía evalúa si acelera o no el paso es el agro, que una vez completada la cosecha gruesa, deberá resolver con cuanto stock se queda y cuánto producto vende para enfrentar deudas y pagos de insumos. Los productores todavía no se sienten amoldados a esta nueva normalidad, porque para ellos la presión tributaria es un componente tan relevante como el precio de la soja y el valor del dólar, y nadie se ha puesto a trabajar a pleno en esta asignatura. Hay promesas algo más explícitas de parte de Luis Caputo y su equipo, pero entienden que habrá que esperar al nuevo Congreso para plasmar proyectos de reforma. El 2026, en ese contexto, quedó un poco lejos.

El Fondo resolvió buena parte de la ecuación de dólares que necesita el BCRA. Pero el resto debe provenir del comercio exterior. Es el momento de trabajar en la competitividad interna. Bajar una alícuota, preocuparse por el costo de las ART, evaluar que pasa con puertos y rutas, son tareas que también inciden en las decisiones cotidianas que empujan a la economía. Es año electoral, pero para el Gobierno también debe ser el año de enfocarse en la micro.