Por un momento pareció que lo único que funcionaba como debía eran los autobuses de Aucorsa . Si en Córdoba no hubo accidentes de tráfico de importancia durante el día del apagón, sobre todo en las horas inmediatamente posteriores a que los plomos se fundieran, fue de puro milagro. Es cierto que el Ayuntamiento reforzó la presencia de las patrullas de la Policía Local en los puntos neurálgicos de la red urbana, pero los conductores guiaban en gran parte por intuición a falta de semáforos activos: los coches y las motocicletas se paraban en los pasos de peatones cuando les parecía, por pura prudencia, y los viandantes ganaban la acera contraria de la avenida entre la temeridad y la complicidad...
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