Castillos medievales y pueblos con encanto en una de las rutas fluviales más espectaculares de Europa
El tramo conocido como el Rin Romántico permite admirar algunos de los tesoros arquitectónicos y naturales más notables de Alemania.

El Valle del curso medio del Alto Rin, entre las localidades alemanas de Coblenza y Bingen, en el estado de Renania-Palatinado, es una de las rutas fluviales más espectaculares de Europa. Declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el año 2002, este tramo de aproximadamente 65 kilómetros de longitud ofrece un paisaje impresionante de colinas cubiertas de viñedos, castillos medievales y pintorescos pueblos. Un crucero por esta región permite admirar algunos de los más notables tesoros arquitectónicos y naturales de este valle.
Un paisaje inigualable
Esta parte del gran río Rin ha inspirado desde siempre a pintores, poetas, pensadores y músicos, de ahí que este tramo que atraviesa las montañas de pizarra renanas reciba asimismo el nombre de Rin Romántico. Un término que hace referencia a la época artística romántica de finales del siglo XVIII y principios del XIX, cuyas influencias todavía se pueden ver hoy en la arquitectura de varios edificios históricos que jalonan esta ruta, que se pueden ver fácilmente desde los carriles bici y las rutas de senderismo, aunque una de las mejores maneras de disfrutar de este tramo es hacerlo a bordo de un crucero fluvial como los que proponen navieras como Scylla o Viva Cruises.
El Grand Tour y los viajes románticos
El romanticismo aplicado a los viajes nació cuando los jóvenes aristócratas europeos realizaban el denominado Grand Tour, un viaje por la Europa clásica en busca de conocimiento y de belleza, con Italia y Grecia como principales destinos, y en el que se empleaban varios años de periplo.
Posteriormente, a diferencia de los viajeros del Grand Tour, cuyo objetivo era formarse y adquirir conocimiento para su vida profesional y social, los románticos del siglo XIX buscaban la parte existencial y experimental de los viajes, nuevas sensaciones y emociones, vivencias individuales, despertar la imaginación y la espontaneidad, sentir el contacto con la naturaleza. El viaje se percibía como una herramienta para la búsqueda de uno mismo y de la libertad, una forma de ruptura con el clasicismo y el racionalismo de la época.
Los románticos del siglo XIX buscaban la parte existencial y experimental de los viajes, nuevas sensaciones y emociones
Los románticos del XIX buscaban entornos paisajísticos ideales y bucólicos y con ellos nació, asimismo, una nueva literatura de viajes, en la que los alemanes Goethe y Alexander von Humboldt, el francés Prosper Merimée y el británico Lord Byron son algunos de sus máximos exponentes. Este tipo de viajeros hicieron suyo el lema Sentir para Conocer.
Estos ideales y sensaciones encajan a la perfección durante el recorrido por este estrecho valle que recorre el Rin, con las orillas salpicadas de encantadores pueblos y de laderas cubiertas de viñedos. Unos paisajes que sirvieron de inspiración a músicos como Richard Wagner, escritores como Víctor Hugo y pintores como William Turner.
En los poco más de sesenta kilómetros de este recorrido por el Paisaje Cultural del Valle Superior del Medio Rin se contabilizan sesenta ciudades y cuarenta castillos y fortalezas que vivieron épocas de riqueza y esplendor gracias a los peajes del comercio por esta vía marítima convertida en pulmón económico de Europa y de Alemania. Estos son algunos de sus principales atractivos.
Coblenza (Koblenz)
Situada en la confluencia del Rin y el Mosela, Coblenza es el punto de partida de muchos cruceros. Uno de sus principales atractivos es el Deutsches Eck (Esquina Alemana), donde un imponente monumento ecuestre de Guillermo I domina el paisaje. Además, la Fortaleza de Ehrenbreitstein, situada en una colina sobre el Rin, ofrece unas vistas panorámicas espectaculares del valle.
Castillo de Marksburg
Uno de los castillos mejor conservados del Rin, se alza sobre la ciudad de Braubach. Este castillo medieval, que data del siglo XIII, es el único de la región que nunca fue destruido. Su interior, con salones amueblados y armaduras originales, permite a los visitantes viajar en el tiempo.
Castillo de Stolzenfels
Este castillo neogótico, situado al sur de Coblenza, es un ejemplo impresionante de la arquitectura romántica renana del siglo XIX. Construido como un castillo de peaje alrededor de 1250, fue destruido en la Guerra de Sucesión del Palatinado en 1689 e incluso sirvió como cantera. Restaurado por el rey Federico Guillermo IV de Prusia, combina elegancia y una posición estratégica con vistas privilegiadas al Rin.
Loreley, la Roca Legendaria
Uno de los puntos más icónicos del valle es la Roca de Loreley, un acantilado de 132 metros de altura cerca de Sankt Goarshausen. Según la leyenda, una bella sirena hechizaba a los marineros con su canto, haciendo que sus barcos se estrellaran contra las traicioneras corrientes del río. La zona ofrece miradores con vistas impresionantes y una estatua conmemorativa.
Castillo de Rheinfels
Ubicado en Sankt Goar, este castillo en ruinas es uno de los más grandes del Valle del Rin. Construido en el siglo XIII, fue una fortaleza inexpugnable hasta el siglo XVIII. Hoy en día sus restos permiten explorar pasadizos subterráneos y disfrutar de vistas panorámicas del valle.
Bacharach y Oberwesel
Estas encantadoras localidades a orillas del Rin conservan casas de entramado de madera, murallas medievales y torres de vigilancia. Bacharach, con su castillo Stahleck, y Oberwesel, con sus iglesias góticas, son paradas esenciales para los amantes de la historia y la fotografía.
Castillo de Pfalzgrafenstein
Construido en una pequeña isla en medio del Rin, cerca de Kaub, este castillo de torreones blancos y techos oscuros conocido como "The Pfalz" parece sacado de un cuento de hadas. Su función original era la de recaudar peajes fluviales y hoy es una de las imágenes más emblemáticas del valle.
Bingen y el MáuseTurm
Bingen marca el final del recorrido fluvial y es famosa por la Mäuseturm, una torre en una isla del Rin envuelta en leyendas. Se dice que un obispo cruel fue devorado por ratones en esta torre tras huir de la justicia divina. Además, Bingen es conocida por su tradición vinícola, ideal para culminar con una cata de vinos locales este recorrido por uno de los paisajes más espectaculares de Alemania y de Europa.