Bolivia, elecciones en medio de la incertidumbre
El Estado Plurinacional de Bolivia celebra el próximo 6 de agosto el bicentenario de su independencia. Once días más tarde, el 17 de ese mes, cerca de 7.5 millones de electores habilitados en el correspondiente padrón podrán acudir a las urnas para votar por presidente, vicepresidente, 130 miembros de la Cámara de Diputados y 36 de la Cámara de Senadores para el período 2025-2030.Los ciudadanos bolivianos inician el año electoral en un clima de incertidumbre y malestar marcado por la peor crisis económica en cuatro décadas, con el partido de gobierno fracturado tras 18 años en el poder y una oposición de centro y de derecha dividida, sin una figura que emerja como alternativa. El país se prepara para elegir presidente sin candidatos claros y en medio de una feroz pugna entre el expresidente Evo Morales y el actual, Luis Arce.Morales anticipó que buscará un nuevo mandato pese a que está impedido de postularse por un fallo del Tribunal Constitucional (TC). Su imagen también ha quedado golpeada tras ser acusado por el presunto abuso de una menor de edad cuando era jefe de Estado. El exmandatario culpa a Arce de urdir un plan judicial para sacarlo de la carrera electoral; sus bases, sobre todo los cocaleros –el sector desde el que Morales saltó a la política– han resuelto defenderlo.Buscando un resquicio para conformar una alianza que le permita eludir el impedimento dispuesto por el TC, el expresidente presentó su renuncia al Movimiento al Socialismo (MAS), partido que lideró durante casi 30 años, y presentará su candidatura presidencial con el Frente para la Victoria.Por otro lado, un juez boliviano declaró en rebeldía a Morales en el contexto de una causa por trata de personas agravada y dispuso una nueva orden de aprehensión, junto con la prohibición de salir del país. La decisión judicial se suma a las acusaciones que enfrenta desde que dejó el poder. Morales cuestionó la independencia del juez y rechazó la orden de arresto.Si bien las fuerzas opositoras se encuentran fragmentadas, estas elecciones se presentan como una oportunidad para derrotar, por primera vez en 20 años, al MAS y aspirar a convertirse en una verdadera alternativa de poder. El desafío que enfrentan es el de superar el discurso antimasista y ofrecer un proyecto alternativo que conecte tanto con las clases medias como con los sectores populares emergentes.La principal carta de la oposición es el bloque de unidad que buscan conformar los expresidentes Jorge Quiroga y Carlos Mesa, el empresario Samuel Doria Medina y el gobernador suspendido de Santa Cruz, Luis Fernando Camacho, quien cumple detención preventiva por los hechos de la crisis de 2019 que derivaron en la renuncia a la presidencia de Morales.El año último concluyó polarizado y con una crisis de múltiples aristas como preámbulo del año electoral que, según políticos y analistas, supondrá una encrucijada para el país. El peso de los liderazgos regionales, las alianzas estratégicas, las propuestas para resolver la crisis política y económica y el discurso que logre captar el voto del electorado desencantado serán factores claves en la carrera electoral.

El Estado Plurinacional de Bolivia celebra el próximo 6 de agosto el bicentenario de su independencia. Once días más tarde, el 17 de ese mes, cerca de 7.5 millones de electores habilitados en el correspondiente padrón podrán acudir a las urnas para votar por presidente, vicepresidente, 130 miembros de la Cámara de Diputados y 36 de la Cámara de Senadores para el período 2025-2030.
Los ciudadanos bolivianos inician el año electoral en un clima de incertidumbre y malestar marcado por la peor crisis económica en cuatro décadas, con el partido de gobierno fracturado tras 18 años en el poder y una oposición de centro y de derecha dividida, sin una figura que emerja como alternativa. El país se prepara para elegir presidente sin candidatos claros y en medio de una feroz pugna entre el expresidente Evo Morales y el actual, Luis Arce.
Morales anticipó que buscará un nuevo mandato pese a que está impedido de postularse por un fallo del Tribunal Constitucional (TC). Su imagen también ha quedado golpeada tras ser acusado por el presunto abuso de una menor de edad cuando era jefe de Estado. El exmandatario culpa a Arce de urdir un plan judicial para sacarlo de la carrera electoral; sus bases, sobre todo los cocaleros –el sector desde el que Morales saltó a la política– han resuelto defenderlo.
Buscando un resquicio para conformar una alianza que le permita eludir el impedimento dispuesto por el TC, el expresidente presentó su renuncia al Movimiento al Socialismo (MAS), partido que lideró durante casi 30 años, y presentará su candidatura presidencial con el Frente para la Victoria.
Por otro lado, un juez boliviano declaró en rebeldía a Morales en el contexto de una causa por trata de personas agravada y dispuso una nueva orden de aprehensión, junto con la prohibición de salir del país. La decisión judicial se suma a las acusaciones que enfrenta desde que dejó el poder. Morales cuestionó la independencia del juez y rechazó la orden de arresto.
Si bien las fuerzas opositoras se encuentran fragmentadas, estas elecciones se presentan como una oportunidad para derrotar, por primera vez en 20 años, al MAS y aspirar a convertirse en una verdadera alternativa de poder. El desafío que enfrentan es el de superar el discurso antimasista y ofrecer un proyecto alternativo que conecte tanto con las clases medias como con los sectores populares emergentes.
La principal carta de la oposición es el bloque de unidad que buscan conformar los expresidentes Jorge Quiroga y Carlos Mesa, el empresario Samuel Doria Medina y el gobernador suspendido de Santa Cruz, Luis Fernando Camacho, quien cumple detención preventiva por los hechos de la crisis de 2019 que derivaron en la renuncia a la presidencia de Morales.
El año último concluyó polarizado y con una crisis de múltiples aristas como preámbulo del año electoral que, según políticos y analistas, supondrá una encrucijada para el país. El peso de los liderazgos regionales, las alianzas estratégicas, las propuestas para resolver la crisis política y económica y el discurso que logre captar el voto del electorado desencantado serán factores claves en la carrera electoral.