Ariane Labed, una mujer para romper con el machismo del cine: “Los directores son perezosos o mojigatos al mostrar la sexualidad”

Actriz, pareja de Yorgos Lanthimos y ahora directora, Labed debuta con la adaptación de la novela 'Hermanas', un retrato sobre familias tóxicas y sexualidades incipientesCelia Rico adapta a Chirbes para contar a las mujeres de la posguerra cuya labor era "coser, guisar y callar" En 2009 una película como Canino volaba la cabeza del público cinéfilo. El griego Yorgos Lanthimos mostraba la familia como una cárcel llena de normas. Un largometraje cruel que no ofrecía asideros al público en su radiografía brutal de ese núcleo cuya moralidad y prácticas no dejaba de sorprender e incomodar. La película estaba producida por Athina Rachel Tsangari, que un año después se intercambiaba los papeles con el cineasta griego con Attenberg. Ella dirigía y él no solo la producía, sino que también la interpretaba. Sin embargo, la sorpresa de aquel título era su protagonista, una desconocida Ariane Labed, misteriosa y de rasgos felinos que ganaba por aquel título la copa Volpi a la Mejor actriz en Venecia. Labed terminaría siendo una de las protagonistas de la siguiente película de Lanthimos, Alps, pero también su pareja sentimental. Ambos forman una de las parejas artísticas más interesantes del cine de las dos últimas décadas, y ahora Labed —a la que también vimos en el monólogo final de The Brutalist— debuta en la dirección con Septiembre dice, la adaptación de la novela Hermanas (Editorial Periférica), escrita por Daisy Johnson y que muestra que sus intereses como creadora están íntimamente conectados con los de Lanthimos y Tsangari.  Aunque con el mismo punto retorcido, Labed no disfruta tanto de la crueldad como el griego, y eso se agradece. De hecho, menciona realmente a Tsangari como una de las responsables de este debut, ya que empezó en el cine cuando tenía 26 años junto a ella y desde ese momento supo que quería dirigir, aunque reconoce que le ha llevado “tiempo dar el paso”. De la obra original le dio miedo que la sentía como una “novela gótica”, pero se enamoró, sobre todo, “de la complejidad de esos roles femeninos, que no se suelen ver mucho en el cine”. Sintió la necesidad de adaptar la historia de estas dos hermanas que parecen inseparables, pero que tienen dos mentalidades opuestas. Entre ellas hay un vínculo absolutamente tóxico que empieza a retorcerse con la llegada del despertar sexual de una de ellas.  La idea para Labed era hablar de ese amor familiar que siempre se retrata como puro e importante, pero que, como mostraba Canino, no siempre es así. Las relaciones familiares también son relaciones de poder. “Cuando vives con personas que te protegen, que te quieren, acaban teniendo mucho poder sobre ti. Si ese poder no se usa bien, puede ser peligroso. Ese vínculo y esa conexión tan fuerte puede tener sus peligros. Por eso ha sido interesante explorar lo profundo y peligroso que puede llegar a ser una relación dentro de una familia, incluso si se fundamenta en el amor”, dice la directora. Lo que Laved evita es que los retratos de las mujeres, especialmente de la madre, sean únicos y unidimensionales, porque podría provocar que la gente pensara “que las madres siempre están equivocadas, o son raras, o terribles, y eso es peligroso”. Siente, por ello, que hay “una falta de representación en ese sentido”. “Yo no soy madre, pero tengo muchas amigas que lo son y que se esfuerzan por hacerlo bien, pero que no dejan de ser mujeres complejas, y eso implica que también son crueles, desordenadas y que fallan. Son tiernas, pero tienen necesidades, y una de ellas es la sexualidad. Echo de menos una representación más amplia de las madres, porque ser mujer es difícil, y ser madre todavía más”, opina, y pone de ejemplo Anatomía de una caída como una película con una figura materna compleja y diferente. Las mujeres no nos corremos solo porque un hombre se ponga encima. Nos han mentido durante todo este tiempo y esa mentira es peligrosa Ariane Labed — Cineasta Menciona la sexualidad y no es una casualidad, porque cree que en su representación hay otra tarea pendiente, una que viene a refutar la mirada masculina, que “ni siquiera se molesta en pensar en ella”. Se acuerda de los guiones de directores con los que ha trabajado donde “simplemente escriben en el guion que los personajes tienen relaciones sexuales, sin más indicación”.  “Son perezosos o demasiado mojigatos para trabajar y retratar realmente la sexualidad y hacerse preguntas a sí mismos. El sexo puede ser sin penetración, el sexo puede ser anal. Todo eso no está representado en el cine, donde siempre vemos a un hombre encima de la mujer y ella diciendo que todo ha sido genial con una luz muy bonita. Esa representación no es buena, ejerce presión. Las mujeres no nos corremos solo porque un hombre se po

May 4, 2025 - 23:51
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Ariane Labed, una mujer para romper con el machismo del cine: “Los directores son perezosos o mojigatos al mostrar la sexualidad”

Ariane Labed, una mujer para romper con el machismo del cine: “Los directores son perezosos o mojigatos al mostrar la sexualidad”

Actriz, pareja de Yorgos Lanthimos y ahora directora, Labed debuta con la adaptación de la novela 'Hermanas', un retrato sobre familias tóxicas y sexualidades incipientes

Celia Rico adapta a Chirbes para contar a las mujeres de la posguerra cuya labor era "coser, guisar y callar"

En 2009 una película como Canino volaba la cabeza del público cinéfilo. El griego Yorgos Lanthimos mostraba la familia como una cárcel llena de normas. Un largometraje cruel que no ofrecía asideros al público en su radiografía brutal de ese núcleo cuya moralidad y prácticas no dejaba de sorprender e incomodar. La película estaba producida por Athina Rachel Tsangari, que un año después se intercambiaba los papeles con el cineasta griego con Attenberg. Ella dirigía y él no solo la producía, sino que también la interpretaba. Sin embargo, la sorpresa de aquel título era su protagonista, una desconocida Ariane Labed, misteriosa y de rasgos felinos que ganaba por aquel título la copa Volpi a la Mejor actriz en Venecia.

Labed terminaría siendo una de las protagonistas de la siguiente película de Lanthimos, Alps, pero también su pareja sentimental. Ambos forman una de las parejas artísticas más interesantes del cine de las dos últimas décadas, y ahora Labed —a la que también vimos en el monólogo final de The Brutalist— debuta en la dirección con Septiembre dice, la adaptación de la novela Hermanas (Editorial Periférica), escrita por Daisy Johnson y que muestra que sus intereses como creadora están íntimamente conectados con los de Lanthimos y Tsangari. 

Aunque con el mismo punto retorcido, Labed no disfruta tanto de la crueldad como el griego, y eso se agradece. De hecho, menciona realmente a Tsangari como una de las responsables de este debut, ya que empezó en el cine cuando tenía 26 años junto a ella y desde ese momento supo que quería dirigir, aunque reconoce que le ha llevado “tiempo dar el paso”.

De la obra original le dio miedo que la sentía como una “novela gótica”, pero se enamoró, sobre todo, “de la complejidad de esos roles femeninos, que no se suelen ver mucho en el cine”. Sintió la necesidad de adaptar la historia de estas dos hermanas que parecen inseparables, pero que tienen dos mentalidades opuestas. Entre ellas hay un vínculo absolutamente tóxico que empieza a retorcerse con la llegada del despertar sexual de una de ellas. 

La idea para Labed era hablar de ese amor familiar que siempre se retrata como puro e importante, pero que, como mostraba Canino, no siempre es así. Las relaciones familiares también son relaciones de poder. “Cuando vives con personas que te protegen, que te quieren, acaban teniendo mucho poder sobre ti. Si ese poder no se usa bien, puede ser peligroso. Ese vínculo y esa conexión tan fuerte puede tener sus peligros. Por eso ha sido interesante explorar lo profundo y peligroso que puede llegar a ser una relación dentro de una familia, incluso si se fundamenta en el amor”, dice la directora.

Lo que Laved evita es que los retratos de las mujeres, especialmente de la madre, sean únicos y unidimensionales, porque podría provocar que la gente pensara “que las madres siempre están equivocadas, o son raras, o terribles, y eso es peligroso”. Siente, por ello, que hay “una falta de representación en ese sentido”. “Yo no soy madre, pero tengo muchas amigas que lo son y que se esfuerzan por hacerlo bien, pero que no dejan de ser mujeres complejas, y eso implica que también son crueles, desordenadas y que fallan. Son tiernas, pero tienen necesidades, y una de ellas es la sexualidad. Echo de menos una representación más amplia de las madres, porque ser mujer es difícil, y ser madre todavía más”, opina, y pone de ejemplo Anatomía de una caída como una película con una figura materna compleja y diferente.

Las mujeres no nos corremos solo porque un hombre se ponga encima. Nos han mentido durante todo este tiempo y esa mentira es peligrosa

Ariane Labed Cineasta

Menciona la sexualidad y no es una casualidad, porque cree que en su representación hay otra tarea pendiente, una que viene a refutar la mirada masculina, que “ni siquiera se molesta en pensar en ella”. Se acuerda de los guiones de directores con los que ha trabajado donde “simplemente escriben en el guion que los personajes tienen relaciones sexuales, sin más indicación”. 

“Son perezosos o demasiado mojigatos para trabajar y retratar realmente la sexualidad y hacerse preguntas a sí mismos. El sexo puede ser sin penetración, el sexo puede ser anal. Todo eso no está representado en el cine, donde siempre vemos a un hombre encima de la mujer y ella diciendo que todo ha sido genial con una luz muy bonita. Esa representación no es buena, ejerce presión. Las mujeres no nos corremos solo porque un hombre se ponga encima. Nos han mentido durante todo este tiempo y esa mentira es peligrosa. Por eso defiendo trabajar con el coordinador de intimidad, porque te ayuda a pensar de manera diferente, a pensar en el sexo, que ya es hora”, zanja.

Septiembre dice aborda también temas como el acoso escolar. Para Labed “las redes sociales y la presencia del vídeo es importante en el acoso escolar, porque la relación con la imagen es muy fuerte para los jóvenes hoy”. Con su película traslada “la violencia del mundo a cómo lo sufren las niñas en su propio mundo, con su propio idioma y con sus propias formas de protegerse”. 

Las hermanas protagonistas de 'Septiembre dice'

A pesar de este debut pretende seguir actuando, y haciéndolo con los directores que le gustan, que son aquellos “que buscan nuevos lenguajes”, y siempre los que ofrecen papeles que no son clichés, aquellos que “no son ‘la novia de’ o ‘la mujer de’”. “Por eso suelo trabajar con mujeres directoras. No es una elección, simplemente creo que escriben guiones más interesantes”, subraya.

Hace hincapié en otro elemento que quiere romper y que considera “uno de los principales problemas de la forma patriarcal de pensar el cine, y es verlo como algo individual”. Cree en el cine como “un arte colectivo” y piensa que debe girar en torno a “la alegría, la colaboración y la escucha mutua”. Porque para ella el cine no puede perpetuar las historias de “todas esas actrices que en los años 70 y 80 fueron manipuladas”. Formas feministas de hacer cine que afecten no solo a lo que se cuenta, sino a la propia forma de producir las películas.

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