Aparece en Chipre el santuario perdido de Apolo con artefactos que no se habían visto en 2.000 años

Redescubrimiento - Cubierto en 1885 por el propio arqueólogo que lo descubrió, el templo permaneció olvidado hasta que una misión alemana lo localizó en 2021 en el valle chipriota de Frangissa. Algunos lo veneraban como protector de los navegantes. Otros, como guardián de la salud o fuente de inspiración para la poesía o música. Pero Apolo, con su lira en una mano y el arco en la otra, representaba mucho más: era el dios del equilibrio, el que imponía orden en el caos. Hijo de Zeus y Leto, y hermano gemelo de Artemisa, presidía tanto las artes como la medicina, la adivinación y los castigos divinos. Su figura, siempre joven, dominaba mitos, cantos y oráculos con la misma firmeza con la que los templos se alzaban en su nombre. Uno de esos templos reapareció tras más de un siglo enterrado bajo tierra. Había quedado sepultado desde 1885, cuando el arqueólogo alemán Max Ohnefalsch-Richter decidió cubrir de nuevo las ruinas tras una primera excavación. Aquella decisión dejó durante generaciones al santuario de Apolo en el olvido. No fue hasta 2021 cuando un equipo de universidades alemanas retomó la búsqueda en el valle chipriota de Frangissa y localizó por fin el yacimiento perdido. El regreso de un santuario que llevaba más de un siglo olvidado El hallazgo fue más extenso de lo que nadie había anticipado. Durante las nuevas excavaciones, los arqueólogos encontraron más de cien pedestales de estatuas en lo que fue el patio del santuario, muchos de ellos acompañados por fragmentos de esculturas que no habían sido documentados en el siglo XIX. Algunos pertenecen a figuras de gran tamaño y ayudarán a recomponer piezas incompletas que hoy se exhiben en el Museo de Chipre o en el Museo Real de Ontario, en Canadá. Según detalla el comunicado del Departamento de Antigüedades de Chipre, la búsqueda original de 1885 dejó atrás piezas que hoy resultan esenciales, como brazos, torsos o piernas de piedra caliza que no se identificaron como objetos arqueológicos. Más de cien pedestales y numerosos fragmentos de figuras monumentales permiten ahora recomponer obras incompletas Entre los elementos recuperados también aparecen estatuas completamente nuevas, como una que incluye pies de tamaño colosal, testimonio de figuras masculinas monumentales elaboradas en piedra durante la época arcaica. Hasta ahora, se pensaba que ese tipo de esculturas en Frangissa solo existía en terracota, como el llamado Coloso de Tamassos, conservado en el Museo de Chipre. Junto a las esculturas, se descubrieron otros objetos votivos que no se habían registrado anteriormente, como cuentas de vidrio marmolado y amuletos egipcios fabricados en fayenza. La diversidad de materiales sugiere intercambios culturales amplios y prolongados. En ese sentido, una evaluación preliminar llevada a cabo por la Universidad de Frankfurt sostiene que “el área estuvo en uso desde la Edad del Hierro y se mantuvo activa durante los periodos arcaico, clásico y helenístico”. Fragmentos que completan estatuas y ayudan a entender un culto milenario Las inscripciones localizadas en dos de los pedestales confirman esa continuidad. Una está grabada en silabario chipriota y la otra, en griego, menciona a los Ptolomeos, la dinastía que gobernó Egipto durante la época helenística y que también tuvo dominio sobre Chipre. Según el comunicado oficial chipriota, “el lugar de culto experimentó una fase de expansión claramente reconocible durante ese tiempo, visible en su arquitectura”. Esa transformación incluyó la construcción de un patio porticado, probablemente usado para banquetes, junto a la sala de ofrendas votivas.

May 13, 2025 - 14:26
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Aparece en Chipre el santuario perdido de Apolo con artefactos que no se habían visto en 2.000 años

Aparece en Chipre el santuario perdido de Apolo con artefactos que no se habían visto en 2.000 años

Redescubrimiento - Cubierto en 1885 por el propio arqueólogo que lo descubrió, el templo permaneció olvidado hasta que una misión alemana lo localizó en 2021 en el valle chipriota de Frangissa.

Algunos lo veneraban como protector de los navegantes. Otros, como guardián de la salud o fuente de inspiración para la poesía o música. Pero Apolo, con su lira en una mano y el arco en la otra, representaba mucho más: era el dios del equilibrio, el que imponía orden en el caos. Hijo de Zeus y Leto, y hermano gemelo de Artemisa, presidía tanto las artes como la medicina, la adivinación y los castigos divinos. Su figura, siempre joven, dominaba mitos, cantos y oráculos con la misma firmeza con la que los templos se alzaban en su nombre.

Uno de esos templos reapareció tras más de un siglo enterrado bajo tierra. Había quedado sepultado desde 1885, cuando el arqueólogo alemán Max Ohnefalsch-Richter decidió cubrir de nuevo las ruinas tras una primera excavación. Aquella decisión dejó durante generaciones al santuario de Apolo en el olvido. No fue hasta 2021 cuando un equipo de universidades alemanas retomó la búsqueda en el valle chipriota de Frangissa y localizó por fin el yacimiento perdido.

El regreso de un santuario que llevaba más de un siglo olvidado

El hallazgo fue más extenso de lo que nadie había anticipado. Durante las nuevas excavaciones, los arqueólogos encontraron más de cien pedestales de estatuas en lo que fue el patio del santuario, muchos de ellos acompañados por fragmentos de esculturas que no habían sido documentados en el siglo XIX. Algunos pertenecen a figuras de gran tamaño y ayudarán a recomponer piezas incompletas que hoy se exhiben en el Museo de Chipre o en el Museo Real de Ontario, en Canadá.

Según detalla el comunicado del Departamento de Antigüedades de Chipre, la búsqueda original de 1885 dejó atrás piezas que hoy resultan esenciales, como brazos, torsos o piernas de piedra caliza que no se identificaron como objetos arqueológicos.

Más de cien pedestales y numerosos fragmentos de figuras monumentales permiten ahora recomponer obras incompletas

Entre los elementos recuperados también aparecen estatuas completamente nuevas, como una que incluye pies de tamaño colosal, testimonio de figuras masculinas monumentales elaboradas en piedra durante la época arcaica. Hasta ahora, se pensaba que ese tipo de esculturas en Frangissa solo existía en terracota, como el llamado Coloso de Tamassos, conservado en el Museo de Chipre.

Junto a las esculturas, se descubrieron otros objetos votivos que no se habían registrado anteriormente, como cuentas de vidrio marmolado y amuletos egipcios fabricados en fayenza. La diversidad de materiales sugiere intercambios culturales amplios y prolongados. En ese sentido, una evaluación preliminar llevada a cabo por la Universidad de Frankfurt sostiene que “el área estuvo en uso desde la Edad del Hierro y se mantuvo activa durante los periodos arcaico, clásico y helenístico”.

Fragmentos que completan estatuas y ayudan a entender un culto milenario

Las inscripciones localizadas en dos de los pedestales confirman esa continuidad. Una está grabada en silabario chipriota y la otra, en griego, menciona a los Ptolomeos, la dinastía que gobernó Egipto durante la época helenística y que también tuvo dominio sobre Chipre.

Según el comunicado oficial chipriota, “el lugar de culto experimentó una fase de expansión claramente reconocible durante ese tiempo, visible en su arquitectura”. Esa transformación incluyó la construcción de un patio porticado, probablemente usado para banquetes, junto a la sala de ofrendas votivas.

El primer arqueólogo que excavó el santuario fue Max Ohnefalsch-Richter y luego lo volvió a cubrir

La variedad de hallazgos permite ahora reconstruir escenas completas del culto en el santuario. Se han encontrado figuras de jinetes, guerreros y carros en terracota, así como estatuas huecas de gran formato, probablemente de tamaño natural. En algunos casos, los fragmentos se corresponden con piezas que quedaron atrás durante las excavaciones de 1885. Como indica el comunicado, “fue sorprendente comprobar que no solo se hallaron pedestales de estatuas votivas en el relleno de finales del siglo XIX, sino también grandes cantidades de fragmentos de esculturas”.

Los trabajos actuales también permitirán, por fin, documentar adecuadamente el espacio arquitectónico del santuario. La falta de registro detallado por parte de Ohnefalsch-Richter había dificultado durante décadas el estudio completo del complejo. Ahora, las investigaciones avanzan con el objetivo de entender tanto la disposición original como el uso ritual de cada área. Según el Departamento de Antigüedades de Chipre, “la posibilidad es una vez más dada para investigar la arquitectura del santuario, que había sido insuficientemente documentada por Ohnefalsch-Richter”.

Mientras los arqueólogos siguen catalogando objetos y comparando fragmentos con colecciones repartidas entre Chipre, Canadá y otros países, las piezas encajan poco a poco. Y con cada hallazgo, el antiguo culto a Apolo recupera parte del orden que tanto representaba.

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