5 poemas del Club de Lectura de Moraleja
Los miembros de la Asociación Cultural de Moraleja (Plasencia) organizan cada año una decena de encuentros literarios, una lectura pública de poesía, un concurso de microrrelatos y un concurso de poesía. Además, han publicado un libro con creaciones de sus participantes, un grupo heterogéneo de poetas que escriben sin más pretensión que dejar fluir su... Leer más La entrada 5 poemas del Club de Lectura de Moraleja aparece primero en Zenda.

Los miembros de la Asociación Cultural de Moraleja (Plasencia) organizan cada año una decena de encuentros literarios, una lectura pública de poesía, un concurso de microrrelatos y un concurso de poesía. Además, han publicado un libro con creaciones de sus participantes, un grupo heterogéneo de poetas que escriben sin más pretensión que dejar fluir su creatividad.
En Zenda publicamos cinco poemas de otros tantos miembros de la Asociación Cultural de Moraleja.
***
El pescador
El viento aparece ya, muy de mañana,
rastrea los campos, llama a la ventana,
me trae el perfume de tierra serrana,
lo siento muy dentro, lo llevo en el alma.
Es la brisa suave de playas cercanas,
con olor a algas, a peces, a red,
a sudor de gente, con hambre, con sed,
de manos callosas, con vista lejana…
El ser en que pienso, es el pescador,
amante del mar, fiel trabajador,
navega en silencio, no mira el reloj,
se orienta en la luna, lo despierta el sol.
Por hogar, su barca,
por lecho, un tablón.
De almohadas, redes.
De guía, su ilusión.
La frente arrugada, le hace mayor,
parece más viejo, ¿será por el sol?,
¿o la brisa marina, la sal, el dolor?,
¿de no estar con los suyos, de beber alcohol?
Añora a su gente, allá en alta mar,
piensa en su mujer, la quiere abrazar,
suspira despacio y se pone a rezar,
pide estar muy pronto cerca de su hogar.
Sabe que un día cualquiera,
puede que pronto… ¡ya!
le llame su amante, le quiera besar,
y vaya a su lecho, profundo, abismal.
En el puerto, su mujer e hijos esperarán,
verán irse el sol, la luna saldrá,
y todas las estrellas testigos serán,
de cómo la mar, amó a un hombre más.
Andrés Sánchez Ramajo, 2019
***
Muñeca de trapo
Qué contenta estaba yo
con mi muñeca de trapo,
junto a la puerta del chozo
viendo correr lagartijas y lagartos.
Con su cara redondita,
sus ojos achinados,
su nariz sonrojada
y sus labios colorados.
¡Ay, mi muñeca, mi muñequita de trapo!
Llegó mi padre y me dijo:
Basi, ¿a qué estás jugando?
Entonces le enseñé mi muñeca,
mi muñequita de trapo.
Me preguntó: ¿la cartilla has repasado?.
No, padre, ahora lo hago.
Miré para arriba,
vi un cielo azul y claro.
Miré para abajo,
vi sierra y un bonito prado.
Qué mundo más bonito
jamás me hubiese imaginado
que ese mundo sería
tan mezquino y tan malvado.
Pero hasta entonces yo seguía
vistiendo y desvistiendo
a mi muñeca de trapo
que mi madre me había hecho
con mucho amor y unos
retales encontrados.
Basilia Gómez Lozano, 2015
***
Panfletu Ilustrau
[En extremeñu perdiu
no sé mus vaya a borral]
En la escuela nos han ditu
que vamus a celebral
el día del libru esti anu
con poesía popular…
Y yo me poño a escribil
con pacencia y libertá,
en poesía pués icil
lo que teñas sin pensal:
Viva Cristu y la igualdá,
que dios nos quisu hacel libris
y de los curas pasal.
Nos traju fraterniá,
y las crucis y pecaus
lleválsilus a enterral.
Vamus amigus cantal
que tenemus que llenal
de versus esti corral:
la religión de la escuela
habemus de desterral
y los que quieran el diezmu
se lo tendrán que ganal.
El patriarcau al carallu,
lo femeninu palanti,
y a los acumulaoris
los vamus a destetal.
Basta ya de asesinatus,
de violencia, de ablacionis
y de tenel sometía
más de media humaniá,
pol no icil casi entera,
pos con toas las mulleris
van los débilis detrás,
van los negrus, van los morus,
y tós aqueles que teñan
algo pa diferencial
y sometel po la fuerza,
po la sangri o la “verdá”.
Mi dios, mi patria, mi rey,
a la historia han de pasal,
pa olvidalmus ya de elus
y querelmus de verdá.
Viva la virgin María,
viva la Diosa Sagrá…
y que gobielnin mulleris
en tierras republicás.
Que me cabalguis, le ici,
él a ella, aquí y allá,
que la tortilla se ha vuertu
y tenemos libertá,
de sexu, géneru y gustus,
que tú pueis sel lesbianu
y aquella homosexuá.
El que ponía los padronis
limpiandu el establu está,
las diosas recuperás,
las brujas resucitás.
La riqueza de la genti
en manus hembras está,
quel sistema de los hombris
ha traíu muchus odius,
guerras, hambris y saqueus,
pero nunca va a traelmus
igualdá o fraterniá.
José Andrés García Gutiérrez, 2015
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De amor y de sexo
Me desnudas con los dedos del deseo,
con la avidez de un niño
cuando desenvuelve un caramelo.
Me deshago, me derrito, me desvanezco,
entro y salgo,
me manifiesto.
El deseo atraviesa la sangre, el cuerpo,
toda yo me entrego,
busco el olor de tu piel,
rebusco en el dolor de tu piel.
Corro desesperada, como una canción de amor
tras un poema.
Me abro como una cebolla,
cayendo,
capa a capa.
Siento tu peso en mi cuerpo
y muero.
Amor absoluto, completo,
podría morir, justo en ese momento.
Dolor placentero.
Espacios de amor.
donde te digo te quiero.
Úrsula Pascual, 2015
***
Nobleza y bravura
En la Dehesa de Extremadura
nace la bravura,
nace el toro.
Dentro de la ternura
su madre le acaricia
el hocico con dulzura.
El verde paisaje
ahonda su frescura.
Una pequeña embestida,
se cuela el trébol
entre los tallos de pajas,
se mueve el toro a sus anchas.
Astifinos, retintos y colorados,
cárdenos y majestuosos.
Se ve que es una torada,
se respira pureza,
se respira bravura.
Agua transparente,
pureza frecuente,
la bravura se mastica,
sangre de toro,
dolor y amor en el campo,
ya no pelean los toros,
todos se hermanaron,
fijezas y pinceladas
dignas de un artista,
el pelaje de un Miura.
Se respira pureza,
se respira bravura,
casta hidalguía,
nobleza y hechura,
en la Dehesa de Extremadura.
Manolo Méndez, 2018
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