¿Y si nos cuentan la verdad, qué tal?

No sabría decir quiénes son mas responsables: los exagerados de izquierda o los timoratos de derecha pero me mantengo en la necesidad de defender la unidad

Romain Rolland (1938)

Bastaría con no maquillar ni enmascarar ni difuminar la información. Solo con eso habrían solucionado el problema de los conspiracionistas, los engañabobos y los que viven hace casi medio siglo, como poco. Si no explicas la verdad es lógico que a las gentes les parezca de locos que se tenga que hacer una mochila para emergencias de 72 horas. No me extraña que aparezcan iluminados que defiendan que se trata de un viraje capitalista para volver a blablablá con el armamento y blablablá. Perdonen que me ahorre argumentos baladís. 

Sánchez solo puede agarrarse a la realidad, pero no sé si ha perdido la costumbre o teme a unos socios instalados en la pancarta. Basta con explicar lo que pasa. Contar no a círculos de enterados o profesionales, sino al pueblo entero en su entera grandeza lo que está sucediendo. Decirle que los servicios secretos de al menos tres grandes países socios tienen inteligencia sobre los planes de Putin a corto plazo y de ahí la superprisa que a Europa le ha entrado por organizarse. Hay que llevar la verdad al Congreso. El jefe de la inteligencia alemana, pero no solo, ha informado a su parlamento de lo que saben que se parece a lo que saben los daneses y que plantea tres escenarios posibles una vez quede claro que Estados Unidos no levantará un dedo por Europa –¡ah, que ya ha quedado claro porque no se ocultan!–. Los tres escenarios que los servicios de espionaje europeos plantean serían, siempre provocados por Rusia si USA se lava las manos:

Eso es lo que hay sobre la mesa y de ahí las prisas, las mochilas de emergencia y el incremento urgente del gasto militar. Nadie con dos dedos de frente decide ignorarlo. Sobre todo porque las señales son manifiestas. No sé si se han dado cuenta, pero en el Báltico a los países ribereños les han inutilizado varias veces los cables de comunicaciones. Bye, bye internet y, con ello, la caída de tantos sistemas decisivos para nuestra vida. Han sido barcos rusos que con las anclas atrapan los cables y navegando en reversa los arrancan. Cuenten lo que quieran, pero los nórdicos no son fascistas que quieran engañarles, son gentes a las que ya les han invadido y sometido y no están dispuestas a pasar por lo mismo. 

Además de la manipulación de elecciones, las campañas para dividir a los países europeos y a las opiniones públicas internas de cada uno que llevan a cabo los rusos, ¿les han hablado de los intentos de asesinato? No es broma. Los alemanes descubrieron a finales del año pasado el complot para asesinar a Papperger, el PDG de Rheinmetall, en un plan ruso para acabar con varios empresarios de la industria armamentística europea. Ya supondrán que iban a asesinar gente con la misma soltura que los arrojan por las ventanas, por su gran pacifismo. Y no solo. También el ministro de Defensa alemán, Pistorius, ha informado sobre el espionaje de conversaciones de generales de la Luftwaffe alemana que luego fueron reveladas por RT en Rusia. No les extrañe el viraje alemán ni que Polonia pida llegar al 5% del PIB. ¿Recuerdan cómo las pasó Polonia?

La cosa va en serio y los infantilismos de que nos quieren meter en un conflicto que no va con nosotros no vienen a cuento. ¿No es hora de explicarle a la población que Rusia es ahora mismo el sheriff del Sahel y que puede movilizar esa amenaza directa contra el sur de Europa? ¡Ay, que no están tan lejos! Como no lo están de nuestras comunicaciones, nuestras fuentes de energía o tantas cosas. Nadie quiere la puta guerra, demonios, excepto Putin y el enloquecido de Trump, que se va a lavar las manos de lo que suceda en este continente con tal de hacerse con Groenlandia –isla de un país europeo– y con Canadá. 

Es posible que, como es usual, tengamos que atravesar las peores zozobras en manos de los peores. A Sánchez le queda ser valiente. No le van a soltar un chorro de millones para que cumpla con su parte. No va a pasar. La Alemania que ha aprobado endeudarse, contra todos sus principios constitucionales, no va a mutualizar la deuda. No sucederá. A España se le exigirá que cumpla su palabra sin neologismos y, a lo mejor, que llegue más allá de lo que comprometió Rajoy. Lo mejor es empezar a contar al pueblo la verdad. La vida va a una velocidad de vértigo y ni Europa ni nuestro futuro van a esperar a que las circunstancias de Pedro mejoren. Por cierto, es evidente que hay partidos que no pueden dirigir nuestro futuro, por minoritarios y por fuera de la realidad.

La OTAN de entrada, no, y de salida, tampoco. Deberíamos recordar este episodio y este viraje socialista hacia la realidad. Felipe se fue a un referéndum y se empleó a fuego y sangre en sacarlo adelante. Esa era una forma democrática de hacer las cosas. Le echaron relato, cierto, el primero de ellos la dimisión de González si salía el no y el segundo, el que viene la derecha. Usó a los intelectuales a los medios afines y al CIS. Lo logró. Sánchez no puede salir de esta sin contar con el pueblo, bien en el Congreso, bien en unas elecciones, bien en un referéndum. Hay que jugársela. Hasta el momento no ha explicado la realidad en ninguna de sus comparecencias no sé si porque no la cree o porque cree que le perjudica. Es lo mismo, se estampará y nos estamparemos de bruces con ella. Porque eso de salirnos de la OTAN ahora sí que es más antiguo que el chotis. Ahora mismo las conversaciones entre países europeos versan sobre la posibilidad de aprovechar la estructura militar ya creada por la Alianza para, sin USA, vertebrar la defensa europea. Ni se trata de aumentar el gasto porque lo pide Trump ni se trata de comprar armas a los norteamericanos, sino de fabricarlas nosotros. A lo mejor si nos contaran con precisión la verdad de lo que se sabe y se prepara no tendríamos que escuchar tanto tiro ideológico pasado de moda. 

Ahora que somos viajados y europeos, no podemos ponernos de espaldas como si esa neutralidad forzada de nuestro pasado fuera una impronta que se sobrepone a la de habernos estado beneficiando durante décadas de la solidaridad de los otros europeos. Cuando luego toca dar la tuya, no es posible encogerte de hombros. Los españoles hace décadas que somos una sociedad adulta, mal que queden unos cuantos anclados en el sentimentalismo. ¡Pero cuéntennosla! Que todo el mundo no lee Politico o la prensa internacional. Hagan un esfuerzo, señores políticos. En lugar de dar pena, den datos. Eso sí que merece la pena.

Coda : ¿Y el CNI qué sabe y qué dice de todo esto?

Coda: Lo de tener vela, agua, lata y linterna en casa es de sentido común, que hay paisanos que la tienen desde que pensaron en el apocalipsis zombi, vaya.