Vivieron 16 años dentro de Disneyland y ningún visitante se dio cuenta nunca, pero hasta Walt Disney visitaba a estos 'okupas' vaqueros

Durante más de una década y media, una peculiar presencia habitó en el corazón del lugar más feliz de la Tierra. Nadie lo sabía. Ningún visitante se percató. Entre las luces, los desfiles, los personajes entrañables y la magia constante que fluye en Disneyland, una pareja llevaba una vida completamente normal… pero dentro del parque. Ni siquiera los fans más acérrimos del universo Disney conocían este secreto. Era como si la fantasía se hubiese extendido también a una historia real que parecía sacada de una película. Este misterio no se desarrolló en una oficina escondida o en alguna habitación olvidada detrás de los bastidores. Fue dentro de una auténtica casa. Una vivienda real, con cocina, comedor, dormitorio y jardín, enclavada discretamente en un rincón de Frontierland. Allí, sin más vigilancia que su propio trabajo y la necesidad de cuidar de unos singulares residentes del parque, vivieron Owen y Dolly Pope. No eran celebridades, ni altos ejecutivos de la compañía. Su papel era otro: estaban encargados de uno de los componentes más clásicos y entrañables del Disneyland original… los caballos. Owen y Dolly Pope se convirtieron, sin pretenderlo, en figuras clave para que Disneyland funcionara como Walt Disney lo había imaginado. Él, apasionado del Lejano Oeste, quería una zona que evocara ese espíritu pionero y tradicional de los Estados Unidos. Frontierland no sería lo mismo sin diligencias, carretas, caballos y todo ese entorno rural del siglo XIX. Para eso necesitaba gente que supiera realmente del tema, y así fue como conoció a los Pope. La historia entre los Pope y Disney comenzó antes de que existiera siquiera el parque. En 1951, la pareja ya trabajaba con caballos y carretas, y Disney los contrató para que colaboraran en la construcción de los vehículos que luego formarían parte de la atracción. Pero su rol no se limitaba al diseño. También eran los encargados de entrenar, alimentar y cuidar al ganado que conviviría diariamente con miles de visitantes. Era una tarea que no permitía descansos ni días libres. Por eso, se les ofreció algo muy particular: vivir en el propio parque. Para entonces, Disneyland todavía estaba en construcción. Disney les dio la oportunidad de escoger entre las casas que ya estaban en la propiedad para convertir una en su hogar. Eligieron una pequeña casa de campo de unos 120 metros cuadrados que había pertenecido a Linnaeus y Grace Witherill, pioneros en apoyar el sueño de Walt. Esta casa fue reubicada dentro de una parcela de diez acres, justo detrás de Frontierland, donde se instalaría la “Pony Farm”, un espacio dedicado al cuidado de los animales. Interior de la Casa Pope. ©Disney Parks World. Ahí, sin horarios marcados y con el parque como su vecindario, los Pope vivieron desde 1955, el año de apertura de Disneyland, hasta 1971. Criaban caballos, entrenaban mulas, mantenían los carruajes en buen estado y estaban siempre disponibles para cualquier necesidad que surgiera en el área de Frontierland. Pero más allá de su trabajo incansable, lo que hace que su historia sea aún más especial es la relación que llegaron a tener con Walt Disney en persona. Walt solía visitarlos, no por temas de trabajo, sino simplemente para charlar. Le gustaba ese rincón del parque que conservaba el espíritu del Oeste que tanto le fascinaba. En cierto modo, encontraba en la casa de los Pope un refugio, un pedazo de realidad dentro del mundo que él mismo había creado. Allí, entre el olor a heno y las conversaciones simples, también se respiraba magia. Con la llegada de Walt Disney World en Florida, los Pope se mudaron al nuevo parque para cumplir una función similar. En 1971 dejaron su hogar en Disneyland, y con ello se cerró un capítulo silencioso pero profundamente significativo en la historia del parque. La “Casa Pope” no desapareció. Se convirtió en una oficina primero, y luego fue trasladada a otro punto del parque para conservarla. Aunque no está abierta al público, a veces se utiliza para eventos privados, y sigue siendo un rincón casi secreto dentro de Disneyland. Un último detalle termina por dar a esta historia un aire legendario. Dolly Pope fue la primera persona en toda la historia de Disneyland en retirarse oficialmente. La primera en recibir una despedida formal del mundo mágico que había ayudado a construir desde las sombras. Hoy, su legado –y el de Owen– sigue latiendo en las sendas de Frontierland, entre el trote de un caballo y la rueda de una carreta. Imágenes | Disney Parks World En DAP | Lo que aprendí muy tarde de Disneyland París: no es París En DAP | He ido diez veces a Disneyland París y tengo claro cuál es el mejor momento del año para ir - La noticia Vivieron 16 años dentro de Disneyland y ningún visitante se dio cuenta nunca, pero hasta Walt Disney visitaba a estos 'okupas' vaqueros fue publicada originalmente en Dire

May 16, 2025 - 15:00
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Vivieron 16 años dentro de Disneyland y ningún visitante se dio cuenta nunca, pero hasta Walt Disney visitaba a estos 'okupas' vaqueros

Vivieron 16 años dentro de Disneyland y ningún visitante se dio cuenta nunca, pero hasta Walt Disney visitaba a estos 'okupas' vaqueros

Durante más de una década y media, una peculiar presencia habitó en el corazón del lugar más feliz de la Tierra. Nadie lo sabía. Ningún visitante se percató. Entre las luces, los desfiles, los personajes entrañables y la magia constante que fluye en Disneyland, una pareja llevaba una vida completamente normal… pero dentro del parque.

Ni siquiera los fans más acérrimos del universo Disney conocían este secreto. Era como si la fantasía se hubiese extendido también a una historia real que parecía sacada de una película.

Este misterio no se desarrolló en una oficina escondida o en alguna habitación olvidada detrás de los bastidores. Fue dentro de una auténtica casa. Una vivienda real, con cocina, comedor, dormitorio y jardín, enclavada discretamente en un rincón de Frontierland.

Allí, sin más vigilancia que su propio trabajo y la necesidad de cuidar de unos singulares residentes del parque, vivieron Owen y Dolly Pope. No eran celebridades, ni altos ejecutivos de la compañía. Su papel era otro: estaban encargados de uno de los componentes más clásicos y entrañables del Disneyland original… los caballos.

Owen y Dolly Pope se convirtieron, sin pretenderlo, en figuras clave para que Disneyland funcionara como Walt Disney lo había imaginado. Él, apasionado del Lejano Oeste, quería una zona que evocara ese espíritu pionero y tradicional de los Estados Unidos. Frontierland no sería lo mismo sin diligencias, carretas, caballos y todo ese entorno rural del siglo XIX. Para eso necesitaba gente que supiera realmente del tema, y así fue como conoció a los Pope.

La historia entre los Pope y Disney comenzó antes de que existiera siquiera el parque. En 1951, la pareja ya trabajaba con caballos y carretas, y Disney los contrató para que colaboraran en la construcción de los vehículos que luego formarían parte de la atracción.

Pero su rol no se limitaba al diseño. También eran los encargados de entrenar, alimentar y cuidar al ganado que conviviría diariamente con miles de visitantes. Era una tarea que no permitía descansos ni días libres. Por eso, se les ofreció algo muy particular: vivir en el propio parque.

Para entonces, Disneyland todavía estaba en construcción. Disney les dio la oportunidad de escoger entre las casas que ya estaban en la propiedad para convertir una en su hogar.

Eligieron una pequeña casa de campo de unos 120 metros cuadrados que había pertenecido a Linnaeus y Grace Witherill, pioneros en apoyar el sueño de Walt. Esta casa fue reubicada dentro de una parcela de diez acres, justo detrás de Frontierland, donde se instalaría la “Pony Farm”, un espacio dedicado al cuidado de los animales.

Disneyland Pope House Circle D 021 Interior de la Casa Pope. ©Disney Parks World.

Ahí, sin horarios marcados y con el parque como su vecindario, los Pope vivieron desde 1955, el año de apertura de Disneyland, hasta 1971. Criaban caballos, entrenaban mulas, mantenían los carruajes en buen estado y estaban siempre disponibles para cualquier necesidad que surgiera en el área de Frontierland. Pero más allá de su trabajo incansable, lo que hace que su historia sea aún más especial es la relación que llegaron a tener con Walt Disney en persona.

Walt solía visitarlos, no por temas de trabajo, sino simplemente para charlar. Le gustaba ese rincón del parque que conservaba el espíritu del Oeste que tanto le fascinaba. En cierto modo, encontraba en la casa de los Pope un refugio, un pedazo de realidad dentro del mundo que él mismo había creado. Allí, entre el olor a heno y las conversaciones simples, también se respiraba magia.

Con la llegada de Walt Disney World en Florida, los Pope se mudaron al nuevo parque para cumplir una función similar. En 1971 dejaron su hogar en Disneyland, y con ello se cerró un capítulo silencioso pero profundamente significativo en la historia del parque.

La “Casa Pope” no desapareció. Se convirtió en una oficina primero, y luego fue trasladada a otro punto del parque para conservarla. Aunque no está abierta al público, a veces se utiliza para eventos privados, y sigue siendo un rincón casi secreto dentro de Disneyland.

Un último detalle termina por dar a esta historia un aire legendario. Dolly Pope fue la primera persona en toda la historia de Disneyland en retirarse oficialmente. La primera en recibir una despedida formal del mundo mágico que había ayudado a construir desde las sombras. Hoy, su legado –y el de Owen– sigue latiendo en las sendas de Frontierland, entre el trote de un caballo y la rueda de una carreta.

Imágenes | Disney Parks World

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La noticia Vivieron 16 años dentro de Disneyland y ningún visitante se dio cuenta nunca, pero hasta Walt Disney visitaba a estos 'okupas' vaqueros fue publicada originalmente en Directo al Paladar por Jaime de las Heras .