Viviendo en el aeropuerto, la dura realidad de Gran Canaria: «O comemos o alquilamos»

María del Carmen tiene 78 años, y hace cuatro meses que vive en el aeropuerto de Gran Canaria junto a su hijo Juan. Hace meses que prácticamente duerme sentada , para evitar que el frío sea le meta en los huesos. Juan pide ayuda para lograr salir de esta situación, un alojamiento y trabajo «de lo que sea». Hace tiempo que tuvieron que elegir «entre comer o alquilar», pero se le rompe el corazón por su madre. «Es una persona mayor, no se merece estar viviendo así. La historia de Juan Saura y su madre, de Barcelona, es la de otras muchas personas actualmente. Después de trabajar durante 14 años en una ferretería, esta cerró por jubilación de los propietarios y se quedó sin empleo. Ha conseguido trabajo de forma esporádica, pero nada estable desde entonces. «Nos desahuciaron, o pagábamos o comíamos», confiesa. Ahora está bloqueado, y se declara desesperado. «Podríamos alquilar una habitación compartida para los dos, pero nos piden fianza y meses de adelanto » y eso «no nos lo podemos permitir». Su madre no quiere separarse de su hijo, y él dedica parte de su vida a cuidarla y atenderla. «A veces pagamos una habitación en un hostal, para que pueda dormir cómoda un par de días, pero no podemos más, con lo que logro ahorrar y su pensión no nos llega para un alojamiento digno y estable». Ellos no son los únicos en esta situación, en el aeropuerto de Gran Canaria viven cerca de 40 personas que, cada uno con sus circunstancias, se han visto ahogados por los precios de alquiler en la isla. «Hay un señor de más de 80 años que lleva viviendo aquí 12 años », comenta a ABC. Su madre «tiene mucha debilidad, se le hinchan las piernas», relata, hace poco tuvo que ser hospitalizada , por lo que su desesperación es encontrarle un lugar a ella. «Yo tengo 44 años, aguanto mejor y me puedo buscar la vida donde sea, pero ella no». Cuando consigue trabajo, se mueve «a donde haga falta», pero eso supone dejar a su madre sola en esa situación. «Me asusta dejarla aquí sola, no me quedo tranquilo». Ella tiene una pequeña paga, que junto a lo que él consigue reunir de trabajos, les alcanza para comer, pero para poco más. «Con tener la posibilidad de un alojamiento unos meses podríamos salir del bache », suplica. Han pedido ayuda a los servicios sociales, pero por el momento «sigo esperando respuesta». A veces, lamenta, «me veo obligado a pedir fuera del aeropuerto, incluso a rebuscar en las basuras o comer las sobras de los extranjeros». Apostaron por venir a Gran Canaria porque el coste de vida en Barcelona es mucho más alto, y hace mucho frío. Además, María del Carmen tiene un vínculo especial. « Ella vivió en la isla , tiene mucha nostalgia y le gusta mucho el clima de aquí», asegura. Aún así, no han encontrado en la isla la oportunidad que esperaban, aunque Juan no pierde la esperanza. « Trabajo de lo que sea , a mi no se me caen los anillos», cualquier empleo sería un empuje para poder salir de esta situación. Confía en que pronto vendrán tiempos mejores, pero por el momento, el aeropuerto de Gran Canaria es su hogar improvisado. El proyecto 'Ventana a la vida' de Aena y la fundación ADSIS tratará de atender esta situación. Con la previsión de que se ponga en marcha próximamente, este proyecto ha sido diseñado para colectivos en riesgo y para abordar la situación de las personas sin hogar que se encuentran en el entorno aeroportuario. Dotado con 30.000 euros y con una duración de 2 años, este proyecto ya tiene el visto bueno tras un proceso de selección con 78 propuestas presentadas a nivel nacional, superar el análisis del objeto de cada proyecto, el colectivo destinatario y el impacto, con una votación online a la que han tenido acceso los cerca de 8.000 trabajadores de Aena en España.

Feb 19, 2025 - 22:48
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Viviendo en el aeropuerto, la dura realidad de Gran Canaria: «O comemos o alquilamos»
María del Carmen tiene 78 años, y hace cuatro meses que vive en el aeropuerto de Gran Canaria junto a su hijo Juan. Hace meses que prácticamente duerme sentada , para evitar que el frío sea le meta en los huesos. Juan pide ayuda para lograr salir de esta situación, un alojamiento y trabajo «de lo que sea». Hace tiempo que tuvieron que elegir «entre comer o alquilar», pero se le rompe el corazón por su madre. «Es una persona mayor, no se merece estar viviendo así. La historia de Juan Saura y su madre, de Barcelona, es la de otras muchas personas actualmente. Después de trabajar durante 14 años en una ferretería, esta cerró por jubilación de los propietarios y se quedó sin empleo. Ha conseguido trabajo de forma esporádica, pero nada estable desde entonces. «Nos desahuciaron, o pagábamos o comíamos», confiesa. Ahora está bloqueado, y se declara desesperado. «Podríamos alquilar una habitación compartida para los dos, pero nos piden fianza y meses de adelanto » y eso «no nos lo podemos permitir». Su madre no quiere separarse de su hijo, y él dedica parte de su vida a cuidarla y atenderla. «A veces pagamos una habitación en un hostal, para que pueda dormir cómoda un par de días, pero no podemos más, con lo que logro ahorrar y su pensión no nos llega para un alojamiento digno y estable». Ellos no son los únicos en esta situación, en el aeropuerto de Gran Canaria viven cerca de 40 personas que, cada uno con sus circunstancias, se han visto ahogados por los precios de alquiler en la isla. «Hay un señor de más de 80 años que lleva viviendo aquí 12 años », comenta a ABC. Su madre «tiene mucha debilidad, se le hinchan las piernas», relata, hace poco tuvo que ser hospitalizada , por lo que su desesperación es encontrarle un lugar a ella. «Yo tengo 44 años, aguanto mejor y me puedo buscar la vida donde sea, pero ella no». Cuando consigue trabajo, se mueve «a donde haga falta», pero eso supone dejar a su madre sola en esa situación. «Me asusta dejarla aquí sola, no me quedo tranquilo». Ella tiene una pequeña paga, que junto a lo que él consigue reunir de trabajos, les alcanza para comer, pero para poco más. «Con tener la posibilidad de un alojamiento unos meses podríamos salir del bache », suplica. Han pedido ayuda a los servicios sociales, pero por el momento «sigo esperando respuesta». A veces, lamenta, «me veo obligado a pedir fuera del aeropuerto, incluso a rebuscar en las basuras o comer las sobras de los extranjeros». Apostaron por venir a Gran Canaria porque el coste de vida en Barcelona es mucho más alto, y hace mucho frío. Además, María del Carmen tiene un vínculo especial. « Ella vivió en la isla , tiene mucha nostalgia y le gusta mucho el clima de aquí», asegura. Aún así, no han encontrado en la isla la oportunidad que esperaban, aunque Juan no pierde la esperanza. « Trabajo de lo que sea , a mi no se me caen los anillos», cualquier empleo sería un empuje para poder salir de esta situación. Confía en que pronto vendrán tiempos mejores, pero por el momento, el aeropuerto de Gran Canaria es su hogar improvisado. El proyecto 'Ventana a la vida' de Aena y la fundación ADSIS tratará de atender esta situación. Con la previsión de que se ponga en marcha próximamente, este proyecto ha sido diseñado para colectivos en riesgo y para abordar la situación de las personas sin hogar que se encuentran en el entorno aeroportuario. Dotado con 30.000 euros y con una duración de 2 años, este proyecto ya tiene el visto bueno tras un proceso de selección con 78 propuestas presentadas a nivel nacional, superar el análisis del objeto de cada proyecto, el colectivo destinatario y el impacto, con una votación online a la que han tenido acceso los cerca de 8.000 trabajadores de Aena en España.