Un soltero sentencia a su cita en 'First Dates' por "falseta": "Se parece a mi madre"
Las flechas de Cupido no siempre están bien dirigidas tal y como First Dates ha demostrado en distintas ocasiones a lo largo de todos estos años de emisión. Rosa e Ismael se convertían en unos de los últimos solteros del programa de Cuatro en poner a prueba al amor, pero el experimento fue fallido. Aunque a ninguno les cuadró su cita, lo cierto es que él fue mucho más tajante. Él, con 56 años, venía de Barcelona y dejaba claro su nivel de exigencia desde el primer momento: "A mí la falsedad no me gusta, si tengo que decirle a una persona hija de p... se lo digo a la cara", se presentaba sin pelos en la lengua. Tono que mantuvo durante todas y cada una de sus intervenciones: "A mí no me encontrarás menear el culo con chavalitas de 20 porque me parece patético. Hay tías que van con su hija a las discotecas y la hija pasa un bochorno delante de las amigas. La madre intenta ponerse unos leggins que parece una morcilla de Burgos embutida". Enfrente, Rosa, de 56 años y de Badalona, no le generó una buena primera impresión: "Demasiado mayor para mí. Le he dado dos besos y no he notado ningún olor. No me ha gustado". Sin embargo, fue una sensación compartida, ya que ella tampoco se mostró ilusionada: "No es lo que yo buscaba", sentenciaba. Los minutos pasaron, la cita avanzaba, y el desencanto era cada vez mayor: "Me gustan altos, que se cuiden y que sean más jóvenes. Estoy acostumbrada a conocer a chicos menores que yo", se quejaba Rosa. Mientras, Ismael ponía pegas a la actitud de la soltera, haciendo una llamativa comparación: "La he visto un poco falseta. Con el debido respeto, se parece a mi madre". La pareja parecía no atinar en ninguno de los temas de conversación. Tampoco hubo suerte con el cine, puesto que la catalana crítico este tipo de arte que se hace dentro de nuestras fronteras: "No hay películas muy buenas como para ir al cine. Debe haber boquitas buenas que sean españolas". Estas palabras no le sentaron nada bien a su compañero de mesa: "Siempre tirando por tierra lo nuestro, el cine español tiene muy buenas películas". Siguiente tema, los viajes. Ellas aseguraba que le gusta viajar sola "pero agrupada" para poder "conocer gente". Mientras, él contaba que prefería viajar en coche por la practicidad: "Me paro en Calahorra y me como un bocata de tortilla que está tremenda, me paro en Lugo que hay un sitio que se come… Eso no lo puedes hacer con el avión". La cita empezó a parecerse más a un encuentro de ascensor, ya que los comensales ya no sabían por donde salir ante la falta de feeling entre ellos: "Menos mal que los platos son pequeños", soltaba Ismael. Ella seguía pensando en qué podían hablar y, de repente, el Horóscopo. Un nuevo tema, un nuevo desencuentro. Rosa le confirmaba que era Leo, lo que tampoco terminaba de...
Las flechas de Cupido no siempre están bien dirigidas tal y como First Dates ha demostrado en distintas ocasiones a lo largo de todos estos años de emisión. Rosa e Ismael se convertían en unos de los últimos solteros del programa de Cuatro en poner a prueba al amor, pero el experimento fue fallido. Aunque a ninguno les cuadró su cita, lo cierto es que él fue mucho más tajante. Él, con 56 años, venía de Barcelona y dejaba claro su nivel de exigencia desde el primer momento: "A mí la falsedad no me gusta, si tengo que decirle a una persona hija de p... se lo digo a la cara", se presentaba sin pelos en la lengua. Tono que mantuvo durante todas y cada una de sus intervenciones: "A mí no me encontrarás menear el culo con chavalitas de 20 porque me parece patético. Hay tías que van con su hija a las discotecas y la hija pasa un bochorno delante de las amigas. La madre intenta ponerse unos leggins que parece una morcilla de Burgos embutida". Enfrente, Rosa, de 56 años y de Badalona, no le generó una buena primera impresión: "Demasiado mayor para mí. Le he dado dos besos y no he notado ningún olor. No me ha gustado". Sin embargo, fue una sensación compartida, ya que ella tampoco se mostró ilusionada: "No es lo que yo buscaba", sentenciaba. Los minutos pasaron, la cita avanzaba, y el desencanto era cada vez mayor: "Me gustan altos, que se cuiden y que sean más jóvenes. Estoy acostumbrada a conocer a chicos menores que yo", se quejaba Rosa. Mientras, Ismael ponía pegas a la actitud de la soltera, haciendo una llamativa comparación: "La he visto un poco falseta. Con el debido respeto, se parece a mi madre". La pareja parecía no atinar en ninguno de los temas de conversación. Tampoco hubo suerte con el cine, puesto que la catalana crítico este tipo de arte que se hace dentro de nuestras fronteras: "No hay películas muy buenas como para ir al cine. Debe haber boquitas buenas que sean españolas". Estas palabras no le sentaron nada bien a su compañero de mesa: "Siempre tirando por tierra lo nuestro, el cine español tiene muy buenas películas". Siguiente tema, los viajes. Ellas aseguraba que le gusta viajar sola "pero agrupada" para poder "conocer gente". Mientras, él contaba que prefería viajar en coche por la practicidad: "Me paro en Calahorra y me como un bocata de tortilla que está tremenda, me paro en Lugo que hay un sitio que se come… Eso no lo puedes hacer con el avión". La cita empezó a parecerse más a un encuentro de ascensor, ya que los comensales ya no sabían por donde salir ante la falta de feeling entre ellos: "Menos mal que los platos son pequeños", soltaba Ismael. Ella seguía pensando en qué podían hablar y, de repente, el Horóscopo. Un nuevo tema, un nuevo desencuentro. Rosa le confirmaba que era Leo, lo que tampoco terminaba de...
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