Tras años resistiéndose, Pedro Sánchez puso este martes sobre la mesa un plan para gastar el 2% del PIB en defensa este mismo año. Lo hizo obligado y después de recibir presiones muy serias tanto de la Alianza Atlántica como de sus socios europeos. Desde ambos flancos le dejaron claro en las últimas semanas que se acabaron las tonterías: España no podía seguir dando largas y presentarse ante la próxima Cumbre de la OTAN en junio sin un plan concreto para alcanzar ese 2% cuando se pretende que de ese cónclave salga un objetivo aún más elevado, del 3% o 3,5%. Sánchez, por tanto, claudica y empieza a hacer los deberes. Muy tarde pero arranca y eso es una buena...
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