Un Nobel entre amigos: pasiones, críticas y desencuentros de Vargas Llosa

El autor de “La fiesta del chivo” fue recordado en la Feria del Libro en una charla íntima y emotiva; la tradicional maratón de lectura estuvo dedicada a Juan José Saer, a veinte años de su muerte

Abr 30, 2025 - 03:07
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Un Nobel entre amigos: pasiones, críticas y desencuentros de Vargas Llosa

En una jornada colmada de recuerdos y evocaciones, la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires homenajeó a dos figuras monumentales de la literatura: Mario Vargas Llosa y Juan José Saer.

La sala Victoria Ocampo, en el Pabellón Blanco, fue el escenario de un encuentro íntimo en torno a la figura del autor peruano, fallecido el 14 de abril a los 89 años. En la Zona Futuro del Pabellón Amarillo, en tanto, una maratón de lectura a cargo de destacadas figuras de la cultura y las artes escénicas celebró la vigencia lírica del narrador santafesino a veinte años de su muerte.

Recuerdos y anécdotas

En recuerdo de Vargas Llosa, tres voces con vínculos estrechos con el Nobel de Literatura, Juan Cruz Ruiz, Jorge Fernández Díaz y Raúl Tola, entrelazaron recuerdos íntimos y anécdotas que revelaron al escritor detrás de los libros. Fue una conversación íntima de la que no pudieron participar el hijo mayor del escritor, Álvaro, ni su esposa, Patricia Llosa, como estaba previsto, pero que sirvió para repasar su obra, su vocación política y sus amistades y desencuentros con colegas como Julio Cortázar, Juan José Sebreli o Jorge Luis Borges.

“Su ausencia en Buenos Aire se hará sentir quizás más que en cualquier otro sitio del mundo”, expresó Fernández Díaz, quien evocó las múltiples visitas del autor a la ciudad (“más de 15 veces en los últimos 25 años”) y su amor por las librerías de viejo, el puchero y el cine vespertino con su amigo Gerardo Bongiovanni.

El vínculo del Nobel con nuestros pagos fue tan literario como visceral, recordó su par argentino: aquí se sintió en casa, fue aplaudido y también interpelado, como en la propia Feria del Libro porteña, muchos años atrás, por su roces y críticas hacia el kirchnerismo.

Las amistades del Nobel también dieron lugar a otras historias para el recuerdo. Con Julio Cortázar tuvo una afinidad que sobrevivió al desacuerdo ideológico: “Cada vez que me encontraba con él salía cargado de tesoros”, recordó Fernandez Díaz que llegó a decir el escritor. En cambio, con Borges, el encuentro resultó menos afortunado: el autor de “El Aleph” no recibió con agrado que el peruano mencionara las goteras en su departamento cuando lo visitó para entrevistarlo. Más tarde, el argentino habría comentado irónico a un tercero: “Ayer me vino a ver un peruano… debe trabajar en una inmobiliaria”, recordó Fernández Díaz.

Juan Cruz Ruiz trajo al presente aquel momento en el que el Nobel fue apenas un niño enfrentando la aparición inesperada de su padre, un trauma que terminaría escribiéndose en El pez en el agua. Para el escritor español, ese es su libro más humano, donde el Vargas Llosa escritor se explica como hijo y como hombre. También evocó la conmoción del autor al perder la voz justo cuando se anunció el Nobel: “Tuve la sensación de que era una lesión mayor, del alma”.

Raúl Tola, colega y compatriota de Vargas Llosa, compartió otros recuerdos personales: “Le hacías una pregunta tonta y respondía con una brillantez inesperada”. Contó también cómo una tía suya, escandalizada por el supuesto ateísmo del joven candidato presidencial, lo empujó sin querer a leerlo: “Sus novelas son asquerosas”, dijo la mujer sobre la obra de quien demostraba ya entonces que de América latina también brotaba la gran literatura.

En el retrato del español no faltaron menciones al vínculo con Gabriel García Márquez. Juan Cruz asegura haber preferido mantenerse ajeno a los detalles de la histórica pelea entre ambos: “Me he negado a saber qué pasó. Prefiero leer lo mucho que escribió sobre su colega”. Pese al distanciamiento, Vargas Llosa nunca dejó de admirarlo. Puntualizó Cien años de soledad con un “diez”, y con los años lo subrayó de nuevo: “Más que nunca, un diez”. Cuando Gabo cayó enfermo, quiso enviarle un telegrama de aliento. Y cuando publicó La fiesta del chivo, fue García Márquez quien pidió que lo felicitaran. Al final, Raúl Tola resumió: “Mario Vargas Llosa fue un hombre de una gran generosidad, y logró convertirse en un clásico de su tiempo”.

Saer, en voz alta

En la sala Zona Futuro, la tradicional Maratón de lectura tuvo este año como protagonista a Juan José Saer, considerado uno de los narradores más originales y complejos de la literatura argentina. El escritor fue recordado con lecturas musicalizadas al piano de fragmentos de su obra. Participaron del homenaje artistas y escritores como el dramaturgo Mauricio Kartun, las actrices Cristina Banegas, Irina Alonso e Ingrid Pelicori, las escritoras Gloria Peirano y Agustina Bazterrica, el director de cine Gustavo Fontán, y los escritores Martín Kohan, Jorge Fondebrider y Franco Torchia.La maratón de lectura de este año estuvo dedicada a Juan José Saer

En una sala abarrotada, durante dos horas, el público pudo sumergirse en pasajes de novelas como El limonero real, El arte de narrar, Glosa y Cicatrices.

En esa misma sala, este jueves habrá otra maratón literaria: en este caso, en homenaje a la gran poeta uruguaya Ida Vitale, nacida en Montevideo el 2 de noviembre de 1923.