Trump y nuestra industria
Estas últimas semanas hemos visto cómo la popularidad de Donald Trump está cayendo en picado en Estados Unidos. No es para menos: la 'guerra de los aranceles' nos ha dejado ver a un presidente que actúa por capricho y sin una política económica coherente, lo que, al final, solo genera inseguridad y miedo en los mercados. Esto no es nuevo. En octubre de 2019, la administración Trump impuso aranceles a productos agroalimentarios europeos, entre ellos, el aceite de oliva, el vino y el queso. Estos aranceles fueron una represalia, en el marco de la Organización Mundial del Comercio, dentro de la disputa comercial por las ayudas públicas europeas a la empresa Airbus. Además, otros sectores como el aeronáutico, el automovilístico o los productos tecnológicos, también se vieron afectados. Ahora -y pese a la prórroga de noventa días-, España y Europa tienen que poner en marcha las herramientas necesarias para proteger los intereses de sus ciudadanos y empresas, según señaló el ministro de Economía, Carlos Cuerpo, en su comparecencia en el Congreso a mediados de abril. Para ello, se activarán instrumentos comerciales y financieros a disposición del Estado para desplegar una red de protección inmediata y una estrategia de relanzamiento de los sectores afectados. La Cámara de Comercio estima que, a consecuencia de esta política arancelaria, las exportaciones españolas podrían caer un 14,3%, lo que supone perder casi 2.600 millones de euros. Estados Unidos, con cerca del 5% de nuestras exportaciones, es el sexto país de destino de las ventas de productos españoles en el exterior, por detrás de Francia, Alemania, Italia, Portugal y Reino Unido. Sin embargo, este porcentaje es inferior al de otros socios comunitarios. Entre los grandes países de la Unión Europea, Italia y Alemania concentran un porcentaje de sus exportaciones hacia el país norteamericano de alrededor del 10% de su PIB, y Francia, aproximadamente del 7%. Por eso, gran parte del impacto que tengan en España estas políticas dependerá mucho de cómo les vaya a nuestros socios. Es indudable que Trump está empeñado en cambiar el orden internacional. Ha hecho saltar por los aires el reconocimiento de las instituciones multilaterales, como la Organización Mundial del Comercio (OMC), y ha apostado por las relaciones bilaterales entre diferentes países. Europa debe acelerar su despertar para adentrarnos en este escenario de acuerdos entre bloques geopolíticos. Un nuevo contexto en el que debemos ver cómo nos posicionamos como Unión Europea. Si miramos al sector industrial, es necesario que la industria española y europea aprendan a ser más fuertes mediante la diversificación de mercados, la negociación con socios comerciales y el fortalecimiento de sus cadenas de suministro. Esa es la filosofía de la futura Ley de Industria, con la llamada "autonomía estratégica", que ya estamos negociando en el Congreso. A pesar de todo, la incertidumbre persiste: ¿se materializará una guerra comercial global o Trump simplemente busca utilizarla como una estrategia para obtener ventajas? Adriana Maldonado es portavoz de Industria del Grupo Parlamentario Socialista en el Congreso y diputada por Navarra.
Estas últimas semanas hemos visto cómo la popularidad de Donald Trump está cayendo en picado en Estados Unidos. No es para menos: la 'guerra de los aranceles' nos ha dejado ver a un presidente que actúa por capricho y sin una política económica coherente, lo que, al final, solo genera inseguridad y miedo en los mercados. Esto no es nuevo. En octubre de 2019, la administración Trump impuso aranceles a productos agroalimentarios europeos, entre ellos, el aceite de oliva, el vino y el queso. Estos aranceles fueron una represalia, en el marco de la Organización Mundial del Comercio, dentro de la disputa comercial por las ayudas públicas europeas a la empresa Airbus. Además, otros sectores como el aeronáutico, el automovilístico o los productos tecnológicos, también se vieron afectados. Ahora -y pese a la prórroga de noventa días-, España y Europa tienen que poner en marcha las herramientas necesarias para proteger los intereses de sus ciudadanos y empresas, según señaló el ministro de Economía, Carlos Cuerpo, en su comparecencia en el Congreso a mediados de abril. Para ello, se activarán instrumentos comerciales y financieros a disposición del Estado para desplegar una red de protección inmediata y una estrategia de relanzamiento de los sectores afectados. La Cámara de Comercio estima que, a consecuencia de esta política arancelaria, las exportaciones españolas podrían caer un 14,3%, lo que supone perder casi 2.600 millones de euros. Estados Unidos, con cerca del 5% de nuestras exportaciones, es el sexto país de destino de las ventas de productos españoles en el exterior, por detrás de Francia, Alemania, Italia, Portugal y Reino Unido. Sin embargo, este porcentaje es inferior al de otros socios comunitarios. Entre los grandes países de la Unión Europea, Italia y Alemania concentran un porcentaje de sus exportaciones hacia el país norteamericano de alrededor del 10% de su PIB, y Francia, aproximadamente del 7%. Por eso, gran parte del impacto que tengan en España estas políticas dependerá mucho de cómo les vaya a nuestros socios. Es indudable que Trump está empeñado en cambiar el orden internacional. Ha hecho saltar por los aires el reconocimiento de las instituciones multilaterales, como la Organización Mundial del Comercio (OMC), y ha apostado por las relaciones bilaterales entre diferentes países. Europa debe acelerar su despertar para adentrarnos en este escenario de acuerdos entre bloques geopolíticos. Un nuevo contexto en el que debemos ver cómo nos posicionamos como Unión Europea. Si miramos al sector industrial, es necesario que la industria española y europea aprendan a ser más fuertes mediante la diversificación de mercados, la negociación con socios comerciales y el fortalecimiento de sus cadenas de suministro. Esa es la filosofía de la futura Ley de Industria, con la llamada "autonomía estratégica", que ya estamos negociando en el Congreso. A pesar de todo, la incertidumbre persiste: ¿se materializará una guerra comercial global o Trump simplemente busca utilizarla como una estrategia para obtener ventajas? Adriana Maldonado es portavoz de Industria del Grupo Parlamentario Socialista en el Congreso y diputada por Navarra.
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