"Todas originales": medio siglo de katanas, pistolas y artillería de la batalla de Vitoria en el Museo de Armería

La galería, situada junto al palacio de Ajuria Enea, expone también el revólver con el que un anarquista italiano asesinó en 1897 a Antonio Cánovas del CastilloHeraclio Fournier, la fábrica de naipes de Vitoria de la que salieron los primeros sellos de Franco en la Guerra Civil Ya en la prehistoria, hace decenas de miles de años, se usaban la piedra primero y el hierro después para fabricar armas con las que batallar y hacer la guerra. Milenios después, en 1813, estalló en Vitoria una batalla entre fuerzas napoleónicas y una coalición entre británicos, portugueses y españoles que resultaría fundamental para el devenir de la guerra que asolaba a España. En esa misma ciudad, la colección de un museo, el de Armería de Álava, teje un hilo que conecta un punto con el otro y que repasa la evolución de las armas, desde espadas, hachas, sables y armaduras hasta pistolas y pólvora; desde los orígenes de la humanidad y sus rencores y enfrentamientos hasta comienzos del siglo XX, en un mundo que ya se asemejaba más al actual. Ese museo celebra este año el quincuagésimo aniversario, pues en 1975 fijó su residencia en su actual edificio, junto al palacio de Ajuria Enea. Unas 15.000 personas de todos los perfiles (aunque muchos de los curiosos son niños y jóvenes) se acercan cada año a apreciar las más de 1.500 piezas que se encuentran en exposición y que incluyen armas ofensivas y defensivas y todo tipo de elementos relacionados con ellos, como un abanico que tiene bordada una escena del 2 de mayo de 1808. “Todas originales”, se recalca al entrar. Así se recibe al visitante que cruza sus puertas, que se sumerge en un recorrido de miles de años dipuesto en dos plantas. Un recorrido indicado con flechas lo conduce en un sentido cronológico. “Hay un poco de todo. Hay para todos los gustos. Es una evolución cronólogica desde la prehistoria hasta prácticamente el siglo XX. Tenemos piezas muy curiosas y muy interesantes”, explica Itziar Ruiz de Erentxun, técnica del museo. Entre las piezas de la colección, se incluyen armas con miles de años de antigüedad La responsable considera que este 2025, cuando se celebran 50 años del museo, es un “reconocimiento” a la tarea que se viene llevando a cabo. “Viene de antes”, matiza. “Celebramos que llevamos cincuenta años en esta ubicación, pero ya desde 1941 se exhibía una parte de la colección en el Museo de Bellas Artes. Había una colección que recogía algunas piezas concretas, porque era Casa de Álava, un centro muy general. Había arqueología y había numismática. Esto es un reconocimiento a toda la trayectoria”, se congratula. En esa Casa de Álava había espadas, armaduras y ballestas de los siglos XV, XVI, XVII y XVIII, pero también arte y monedas. Unos años después, en 1963, coincidiendo con el 150.º aniversario de la batalla de Vitoria, se instaló una gran exposición en el edificio de El Portalón. Aquella exposición temporal estaba compuesta por “un importante conjunto de armas, documentos y piezas” de la batalla de Vitoria, explica Ruiz de Erentxun. “Tuvo mucho éxito la exposición y se decidió seguir mostrando los fondos y se fueron incorporando más piezas”, abunda. Una porción importante de esas piezas procedía de un único mecenas, el coleccionista Félix Alfaro Fournier. Nieto de Heraclio Fournier, el fundador en la ciudad de la conocida fábrica de naipes, fue un relevante empresario, además de procurador en las Cortes franquistas. Entre otras iniciativas, impulsó la fabricación de mapas, billetes y sellos; de hecho, los primeros sellos de Franco en la Guerra Civil salieron de sus instalaciones de Vitoria. Alfaro Fournier donó en 1966 toda su colección a la Diputación y eso permitió que se inaugurase el Museo de Armería en el Casco Viejo de Vitoria, en la casa armera de los Gobeo-Guevara-San Juan. “La falta de espacio se puso rápidamente de manifiesto y fue necesario buscar una nueva ubicación. Al adquirir la Diputación el edi

Abr 21, 2025 - 07:24
 0
"Todas originales": medio siglo de katanas, pistolas y artillería de la batalla de Vitoria en el Museo de Armería

"Todas originales": medio siglo de katanas, pistolas y artillería de la batalla de Vitoria en el Museo de Armería

La galería, situada junto al palacio de Ajuria Enea, expone también el revólver con el que un anarquista italiano asesinó en 1897 a Antonio Cánovas del Castillo

Heraclio Fournier, la fábrica de naipes de Vitoria de la que salieron los primeros sellos de Franco en la Guerra Civil

Ya en la prehistoria, hace decenas de miles de años, se usaban la piedra primero y el hierro después para fabricar armas con las que batallar y hacer la guerra. Milenios después, en 1813, estalló en Vitoria una batalla entre fuerzas napoleónicas y una coalición entre británicos, portugueses y españoles que resultaría fundamental para el devenir de la guerra que asolaba a España. En esa misma ciudad, la colección de un museo, el de Armería de Álava, teje un hilo que conecta un punto con el otro y que repasa la evolución de las armas, desde espadas, hachas, sables y armaduras hasta pistolas y pólvora; desde los orígenes de la humanidad y sus rencores y enfrentamientos hasta comienzos del siglo XX, en un mundo que ya se asemejaba más al actual. Ese museo celebra este año el quincuagésimo aniversario, pues en 1975 fijó su residencia en su actual edificio, junto al palacio de Ajuria Enea. Unas 15.000 personas de todos los perfiles (aunque muchos de los curiosos son niños y jóvenes) se acercan cada año a apreciar las más de 1.500 piezas que se encuentran en exposición y que incluyen armas ofensivas y defensivas y todo tipo de elementos relacionados con ellos, como un abanico que tiene bordada una escena del 2 de mayo de 1808.

“Todas originales”, se recalca al entrar. Así se recibe al visitante que cruza sus puertas, que se sumerge en un recorrido de miles de años dipuesto en dos plantas. Un recorrido indicado con flechas lo conduce en un sentido cronológico. “Hay un poco de todo. Hay para todos los gustos. Es una evolución cronólogica desde la prehistoria hasta prácticamente el siglo XX. Tenemos piezas muy curiosas y muy interesantes”, explica Itziar Ruiz de Erentxun, técnica del museo.

Entre las piezas de la colección, se incluyen armas con miles de años de antigüedad

La responsable considera que este 2025, cuando se celebran 50 años del museo, es un “reconocimiento” a la tarea que se viene llevando a cabo. “Viene de antes”, matiza. “Celebramos que llevamos cincuenta años en esta ubicación, pero ya desde 1941 se exhibía una parte de la colección en el Museo de Bellas Artes. Había una colección que recogía algunas piezas concretas, porque era Casa de Álava, un centro muy general. Había arqueología y había numismática. Esto es un reconocimiento a toda la trayectoria”, se congratula. En esa Casa de Álava había espadas, armaduras y ballestas de los siglos XV, XVI, XVII y XVIII, pero también arte y monedas. Unos años después, en 1963, coincidiendo con el 150.º aniversario de la batalla de Vitoria, se instaló una gran exposición en el edificio de El Portalón.

Aquella exposición temporal estaba compuesta por “un importante conjunto de armas, documentos y piezas” de la batalla de Vitoria, explica Ruiz de Erentxun. “Tuvo mucho éxito la exposición y se decidió seguir mostrando los fondos y se fueron incorporando más piezas”, abunda. Una porción importante de esas piezas procedía de un único mecenas, el coleccionista Félix Alfaro Fournier. Nieto de Heraclio Fournier, el fundador en la ciudad de la conocida fábrica de naipes, fue un relevante empresario, además de procurador en las Cortes franquistas. Entre otras iniciativas, impulsó la fabricación de mapas, billetes y sellos; de hecho, los primeros sellos de Franco en la Guerra Civil salieron de sus instalaciones de Vitoria.

Alfaro Fournier donó en 1966 toda su colección a la Diputación y eso permitió que se inaugurase el Museo de Armería en el Casco Viejo de Vitoria, en la casa armera de los Gobeo-Guevara-San Juan. “La falta de espacio se puso rápidamente de manifiesto y fue necesario buscar una nueva ubicación. Al adquirir la Diputación el edificio de Ajuria Enea para el Museo de Arte Vasco, se aprovechó una de las edificaciones anexas para acondicionar allí el nuevo Museo de Armería de Álava, la que se trasladan todos los fondos de la colección en 1975 y donde permanecen hasta la actualidad”, explica el museo. Sito en el paseo de Fray Francisco de Vitoria, es colindante con la residencia oficial del lehendakari y queda enfrente del Museo de Bellas Artes, al otro lado de la vía.

El recorrido, que lo disfrutan desde individuos que se acercan a las instalaciones en un momento cualquiera de la semana hasta estudiantes que acuden como parte de una asignatura, comienza en la prehistoria. “De la Edad de los Metales se exhiben los tipos básicos de armas blancas, fabricadas primero en bronce y luego en hierro, como las falcatas, un modelo de espada curva característico de la zona del Levante peninsular”, se explica. “El empleo del hierro constituyó una importante innovación técnica, ya que permitió desarrollar artefactos mucho más resistentes y duraderos”, dice un texto que acompaña a algunos de los artefactos más antiguos que se conservan en la galería.

Aún en la primera planta, el visitante llega a la época medieval, con ballestas que van relevando a un arco gracias a que son superiores tanto en alcance como en fuerza. “Tienen singular importancia el camisote, las espadas cortas y otras armas procedentes de las excavaciones realizadas en la parte alta de Vitoria y fechados a finales del siglo XII”, se explica en la presentación del museo. De esos siglos del medievo hay baberas, bufas, manoplones, sobreguardas, ventalles, escarcelas, guardabrazos, cofias, capacetes, tarjas, cañones, musleras, borgoñotas, arcabuces y rodelas. “Desde el punto de vista defensivo, la cota de malla acerada, utilizada a partir del siglo XII, constituye una pieza fundamental hasta la aparición de la armadura o arnés en el siglo XV”, abunda el museo. Se puede consultar en este enlace el catálogo completo del museo.

El revólver con el que el anarquista italiano Michele Angiolillo asesinó a Antonio Cánovas del Castillo en Mondragón

Otra de las piezas destacadas del museo es el revólver con el que el anarquista italiano Michele Angiolillo asesinó a Antonio Cánovas del Castillo, a la sazón presidente del Consejo de Ministros, en la localidad guipuzcoana de Mondragón. El 8 de agosto de 1897, como recuerda el cofre en el que se cedió la pistola, se encontraba Cánovas del Castillo en el balneario de Santa Águeda. Apenas dos semanas después, el anarquista sería ejecutado en Bergara.

La batalla de Vitoria, protagonista

Subiendo las escaleras se llega a la segunda planta, que tiene a la batalla de Vitoria, la de 1813, como protagonista destacado. Nada más dejar atrás los escalones, se aprecia una maqueta en la que con figurines se representa la lucha por el puente de Momario, que salva el río Zadorra a su paso por Mendoza, el 21 de junio de 1813, día del enfrentamiento. Un gran retrato del General Álava, que mandó las fuerzas aliadas contra los franceses ese día, corona la sala. Obra del pintor inglés Francis William Wilkin, “muestra el busto de Miguel de Álava, vestido con ropa civil y una amplia capa, abierta lo suficiente para mostrar su medalla de Waterloo, la condecoración otorgada a todos los soldados, oficiales y mandos aliados que participaron en la batalla que derrotó definitivamente a Napoleón en 1815”.

Hay, diseminadas por todo el espacio de la planta superior, varias maquetas en las que se representan diferentes acciones de aquella relevante jornada, que ahora se recuerda en la ciudad con el monumento de la plaza de la Virgen Blanca. Más allá del material bélico, lo simbólico cobra una gran importancia en la colección. El General Álava estuvo a las órdenes del duque de Wellington, que comandó a los aliados. En el museo puede verse un baúl de campaña para tomar el té que pertenecía al propio duque. Están las teteras, las tazas, los tenedores...

El baúl de campaña para tomar el té del duque de Wellington

Se recoge también una carta que Napoleón le dirigió desde Tolosa a su hermano José, rey de España, que a la sazón se encontraba en Vitoria. “Saldré mañana a las cinco y llegaré a Vitoria de noche. Seguramente haré todo el trayecto a caballo. No deseo hacer más de cuatro o cinco leguas sobre el mismo caballo. Deseo llegar a Vitoria en absoluto incógnito. Por eso llegaré de noche y no deberá saberse hasta la mañana siguiente. A las nueve de la mañana podrán dispararse sesenta salvas de cañón”, le escribió. Años antes, en 1808, el emperador francés ya había pernoctado en Vitoria durante cuatro noches, en las que auxilió a su hermano José mientras se organizaba la contraofensiva. En esa ocasión, y acompañado el 'petit caporal' de sus generales más cercanos, fraguó operaciones y esbozó planes que luego conducirían a los franceses a cosechar victorias en Tudela, Gipuzkoa, A Coruña y Zaragoza.

Este sitio utiliza cookies. Al continuar navegando por el sitio, usted acepta nuestro uso de cookies.