'Tierras Perdidas' no suelta el acelerador de la épica y el CGI desde el primer minuto. Pero, de tanto correr, la película de Paul W.S. Anderson acaba tropezando
Cuando salí de ver 'Tierras Perdidas', pensé que bueno, al menos seguro que Paul WS Anderson recuperaría dinero: al fin y al cabo, no había manera de que esta película pudiera costar más de cinco o seis millones de dólares. ¿Cómo, si prácticamente toda ella está rodada delante de una pantalla verde? Para mi sorpresa, el presupuesto asciende a 50 millones de dólares, de los que ha recuperado, de momento, menos de cinco. Y en este caso, ni el "es tan mala que es buena" puede salvarle. Mal Max 'Tierras Perdidas' está basada en una historia corta que George RR Martin publicó en 1982, pero no consigue ni lejanamente llegar al nivel de la narrativa de la misma. Lo intenta, pero entre el tiempo que gasta en explicar de manera continua todo lo que pasa (sin éxito) y la fealdad intrínseca de cada plano, casi como si estuviera haciendo esfuerzos por conseguir el peor encuadre -y, ya puestos, quitarle cualquier atisbo de cromatismo-, es imposible no despistarse continuamente de lo que nos quiere contar. El ritmo, la narrativa, los actores exagerando cada frase, el guion, el montaje... No hay nada que pueda salvarse de la quema en una película que pretende ser muchísimo más de lo que es. Desde el minuto uno hasta el 101, Anderson juega fuerte. Lo apuesta todo a una epicidad impostada y remarcada continuamente por planos videocliperos (un término elegido con meticulosidad: esto es lo que decenas de las películas directas a vídeo de los años 90 siempre soñaron ser y no pudieron por falta de medios) y muchísimo CGI. De hecho, cualquiera diría que la historia es una mera excusa para pasar el rato con el After Effects e intentar enseñar que una película repleta de buenos efectos visuales también es posible con un presupuesto medio. Y ojo, es cierto y tenemos fabulosos ejemplos como 'The Creator' para demostrarlo. Sin embargo, 'Tierras Perdidas' solo consigue que, en lugar de zambullirnos en un mundo repleto de acción y fantasía, veamos siempre el artificio con un resultado, cuanto menos, cuestionable. En Espinof ¿Qué pasaría si... Marvel fuera cutre? Recordamos las adaptaciones de cómic más sonrojantes de la compañía Pero por otro lado, ¿qué esperábamos de una película de Paul WS Anderson, el artífice de 'Monster Hunter' y cuatro de las seis 'Resident Evil'? Apenas queda nada del director que era cuando hizo 'Horizonte final', y el único consuelo que a uno le queda tras ver una película como 'Tierras Perdidas' es creer que, al menos, Dave Bautista, Milla Jovovich y él habrán pasado un buen rato mientras rodaban. Tiene buenos momentos en potencia, pero una película como esta depende totalmente de la persona que está tras la cámara. Y en este caso, Anderson no tiene la capacidad de convertir este guion en una película digna de ser exhibida en un cine. Abre Photoshop que te lo apaño A su favor hay que decir que la idea no es mala y, si pasas por alto la fealdad visual continua, incluso puede que aprecies un par de regates de guion medianamente sorprendentes. No es que tú, como avezado espectador, no sepas lo que va a pasar antes de que pase (¿qué hará la bruja que cumple deseos pero hace que estos siempre tengan un irónico desenlace?), pero la película lo sabe y juega con dicha expectativa con una curiosidad que uno desearía haber visto más a lo largo del metraje. Ojalá hubiera sido un poquito más revoltosa, eso sí: ya que nadie de los implicados se lo está tomando en serio en ningún momento, ¿por qué no dejar de lado la ultra-épica CGI y guiñar un ojo al pobre consumidor que ha pagado una entrada y no quiere sufrir hundiéndose cada vez más en la butaca? Años atrás, 'Tierras perdidas' habría sido un estreno directo a vídeo. Pero ahora, en plena crisis de creatividad, han debido pensar que también valía para las salas de cine. Con suerte, un buen póster que destaque a sus dos estrellas consiga a la suficiente gente despistada como para que salga rentable. No se irán de la sala sin nada: entre los horrendos diseños y fondos hechos por ordenador, podemos ver que el director aún tiene cierta mano con las escenas de acción, especialmente en las escaramuzas, que, en otra película, habrían resultado un entretenido divertimento tan fugaz como poco memorable. Aquí es lo más destacable, cumpliendo con una de las máximas de cualquier película hoy en día: mientras puedas sacar un minuto continuo decente para que después triunfe en TikTok, lo que le rodee da exactamente lo mismo. 'Tierras perdidas' es una fantasía mágica post-apocalíptica oscura entre lo medieval y lo steampunk. Y si te ha dado pereza solo con leer esta frase, imagina lo que es ver esta mezcla de conceptos que no ha pasado el suficiente tiempo por la batidora como para que tenga algún tipo de sentido. Este es un universo que se adivina coherente en la mente de su creador, pero que realmente no termina de adquirir sentido cuando se junta, como intenta

Cuando salí de ver 'Tierras Perdidas', pensé que bueno, al menos seguro que Paul WS Anderson recuperaría dinero: al fin y al cabo, no había manera de que esta película pudiera costar más de cinco o seis millones de dólares. ¿Cómo, si prácticamente toda ella está rodada delante de una pantalla verde? Para mi sorpresa, el presupuesto asciende a 50 millones de dólares, de los que ha recuperado, de momento, menos de cinco. Y en este caso, ni el "es tan mala que es buena" puede salvarle.
Mal Max
'Tierras Perdidas' está basada en una historia corta que George RR Martin publicó en 1982, pero no consigue ni lejanamente llegar al nivel de la narrativa de la misma. Lo intenta, pero entre el tiempo que gasta en explicar de manera continua todo lo que pasa (sin éxito) y la fealdad intrínseca de cada plano, casi como si estuviera haciendo esfuerzos por conseguir el peor encuadre -y, ya puestos, quitarle cualquier atisbo de cromatismo-, es imposible no despistarse continuamente de lo que nos quiere contar. El ritmo, la narrativa, los actores exagerando cada frase, el guion, el montaje... No hay nada que pueda salvarse de la quema en una película que pretende ser muchísimo más de lo que es.
Desde el minuto uno hasta el 101, Anderson juega fuerte. Lo apuesta todo a una epicidad impostada y remarcada continuamente por planos videocliperos (un término elegido con meticulosidad: esto es lo que decenas de las películas directas a vídeo de los años 90 siempre soñaron ser y no pudieron por falta de medios) y muchísimo CGI. De hecho, cualquiera diría que la historia es una mera excusa para pasar el rato con el After Effects e intentar enseñar que una película repleta de buenos efectos visuales también es posible con un presupuesto medio. Y ojo, es cierto y tenemos fabulosos ejemplos como 'The Creator' para demostrarlo. Sin embargo, 'Tierras Perdidas' solo consigue que, en lugar de zambullirnos en un mundo repleto de acción y fantasía, veamos siempre el artificio con un resultado, cuanto menos, cuestionable.
Pero por otro lado, ¿qué esperábamos de una película de Paul WS Anderson, el artífice de 'Monster Hunter' y cuatro de las seis 'Resident Evil'? Apenas queda nada del director que era cuando hizo 'Horizonte final', y el único consuelo que a uno le queda tras ver una película como 'Tierras Perdidas' es creer que, al menos, Dave Bautista, Milla Jovovich y él habrán pasado un buen rato mientras rodaban. Tiene buenos momentos en potencia, pero una película como esta depende totalmente de la persona que está tras la cámara. Y en este caso, Anderson no tiene la capacidad de convertir este guion en una película digna de ser exhibida en un cine.
Abre Photoshop que te lo apaño
A su favor hay que decir que la idea no es mala y, si pasas por alto la fealdad visual continua, incluso puede que aprecies un par de regates de guion medianamente sorprendentes. No es que tú, como avezado espectador, no sepas lo que va a pasar antes de que pase (¿qué hará la bruja que cumple deseos pero hace que estos siempre tengan un irónico desenlace?), pero la película lo sabe y juega con dicha expectativa con una curiosidad que uno desearía haber visto más a lo largo del metraje. Ojalá hubiera sido un poquito más revoltosa, eso sí: ya que nadie de los implicados se lo está tomando en serio en ningún momento, ¿por qué no dejar de lado la ultra-épica CGI y guiñar un ojo al pobre consumidor que ha pagado una entrada y no quiere sufrir hundiéndose cada vez más en la butaca?

Años atrás, 'Tierras perdidas' habría sido un estreno directo a vídeo. Pero ahora, en plena crisis de creatividad, han debido pensar que también valía para las salas de cine. Con suerte, un buen póster que destaque a sus dos estrellas consiga a la suficiente gente despistada como para que salga rentable. No se irán de la sala sin nada: entre los horrendos diseños y fondos hechos por ordenador, podemos ver que el director aún tiene cierta mano con las escenas de acción, especialmente en las escaramuzas, que, en otra película, habrían resultado un entretenido divertimento tan fugaz como poco memorable. Aquí es lo más destacable, cumpliendo con una de las máximas de cualquier película hoy en día: mientras puedas sacar un minuto continuo decente para que después triunfe en TikTok, lo que le rodee da exactamente lo mismo.
'Tierras perdidas' es una fantasía mágica post-apocalíptica oscura entre lo medieval y lo steampunk. Y si te ha dado pereza solo con leer esta frase, imagina lo que es ver esta mezcla de conceptos que no ha pasado el suficiente tiempo por la batidora como para que tenga algún tipo de sentido. Este es un universo que se adivina coherente en la mente de su creador, pero que realmente no termina de adquirir sentido cuando se junta, como intentar armar un puzzle con piezas de distintas cajas.
Lo mejor de 'Tierras perdidas' es que pretende captar el estilo de las películas y novelas baratas de los años 80, y lo consigue con creces, logrando, quizá, la admiración de aquellos que disfrutan de este tipo de historias con más inventiva y ganas que resultados. Unos personajes con personalidad de cartón piedra, unos efectos especiales a medio hornear, un guion que se empeña en explicar un mundo que ni siquiera tiene sentido... Me encantaría decir que el resultado es un placer culpable muy disfrutable, pero sería engañaros a vosotros y a mí mismo: es un entretenimiento doloroso. Es ese tipo de películas que, si estuvieras viendo en casa, habrías quitado a la mitad diciendo "Otro día la termino". Sabiendo perfectamente que jamás le volverás a dar una oportunidad de mejora porque, como un muy mal estudiante al enfrentarse a una recuperación, no tiene ninguna posibilidad de acabar bien.
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La noticia
'Tierras Perdidas' no suelta el acelerador de la épica y el CGI desde el primer minuto. Pero, de tanto correr, la película de Paul W.S. Anderson acaba tropezando
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Espinof
por
Randy Meeks
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