Terminaron las "Novendiales" y la Iglesia se encamina hacia el cónclave

El Vaticano ofició este domingo la última misa de las 'Novendiales', período de nueve días de luto en memoria del difunto papa Francisco, mientras los cardenales se preparan para buscar al nuevo pontífice en el cónclave que iniciará este miércoles 7 de mayo.

Durante estos últimos días, se dedicó en la Basílica de San Pedro una misa en conmemoración del Santo Padre, fallecido el 21 de abril a causa de un derrame cerebral. La misa de esta tarde, la novena y última, fue oficiada por el cardenal francés Dominique Mamberti.

El purpurado recordó en su homilía el esfuerzo que Francisco hizo "hasta el extremo de sus fuerzas" en sus últimos días, asomándose a la Basílica para la bendición 'Urbi et Orbi' el Domingo de Resurrección y recorriendo la plaza, solo un día antes de morir.

"Yo estaba a su lado el día de Pascua, testigo de su sufrimiento pero, sobre todo, de su valentía y su determinación para servir al pueblo de Dios hasta el final", rememoró Mamberti.

El también arzobispo destacó que, entre otras cosas, a lo largo de su pontificado, Francisco "advirtió a los poderosos de que se debe obedecer a Dios antes que a los hombres".

"Todos hemos admirado el modo en que el papa Francisco, animado por el amor de Señor y de su gracia, ha permanecido fiel a su misión hasta el extremo uso de sus fuerzas", señaló.

Un total de 133 purpurados decidirán quién sucederá a Francisco al frente de la Iglesia

El purpurado francés es también protodiácono del Colegio Cardenalicio y, por lo tanto, será el encargado de proclamar al mundo la elección de un nuevo pontífice con la tradicional fórmula en latín 'Habemus papam' (Tenemos papa).

Terminadas las 'Novendiales', la Iglesia se encamina hacia el cónclave, la reunión a puerta cerrada en la Capilla Sixtina de los 133 cardenales electores, menores de 80 años (oficialmente ascienden a 135, pero el español Antonio Cañizares y el keniano John Njue no asistirán por problemas de salud).

Por lo tanto, un candidato requerirá dos tercios de los votos por parte de los electores. En números, esto significa que 87 purpurados deberán darle el visto bueno.

Esta ceremonia estricta deberá transcurrir con el máximo secretismo, por lo que los técnicos de la Santa Sede están desactivando las cámaras o sensores que normalmente custodian la Sixtina. Además, también se están blindando los accesos en los edificios vaticanos donde dormirán los purpurados electores y sus ayudantes.

Este lunes por la tarde, todos los trabajadores que presten servicio al cónclave deberán jurar discreción, tales como el maestro ceremoniero, los confesores, médicos o enfermeros, personal de limpieza o electricistas para casos de urgencias.

Naturalmente, todos permanecerán fuera de la Capilla Sixtina mientras los cardenales debaten y votan aislados.

No obstante, hasta el miércoles, los purpurados seguirán celebrando las llamadas congregaciones, un foro en el que regulan los pasos hasta el cónclave y que sirve también para ir conociéndose y escuchándose, ya que los electores provienen de diferentes países del mundo.

Según consignó la Agencia EFE, en la reunión del último sábado algunos cardenales admitieron que necesitaban más tiempo para debatir antes de encerrarse. Por esa razón, los encuentros del lunes serán ampliados a dos: uno por la mañana y otro por la tarde.