Sánchez sofoca la crisis de la compra de balas a Israel que enturbió aún más la política de Defensa con sus socios

Yolanda Díaz e Izquierda Unida celebran la rectificación del PSOE tras la presión interna aunque los de Maíllo mantienen su crítica contra la subida del gasto militarMoncloa desautoriza a Marlaska y rescinde el contrato de compra de balas a Israel Una bomba de relojería en el momento más inoportuno. La noticia de que el Gobierno no cumpliría con su propio compromiso de romper cualquier relación comercial con Israel que implicara la compraventa de armas para no financiar la masacre en Gaza llegó apenas 24 horas después de que el Consejo de Ministros diera luz verde a un plan milmillonario de gasto en Defensa: 10.471 millones de euros aprobados sin ni siquiera el acuerdo del socio de coalición para cumplir ya este año con el 2% del Producto Interior Bruto. La decisión del Ministerio del Interior de seguir las recomendaciones de la Abogacía del Estado y no poner fin a la relación contractual para la adquisición de balas y munición por 6,6 millones de euros terminó de enturbiar la convivencia interna del Gobierno. Izquierda Unida, una de las formaciones que engloba Sumar y que ya había rechazado la inversión en Defensa, lideró públicamente el reproche y la condena expresa a la actuación del departamento de Grande-Marlaska. Su dirigente, Antonio Maíllo, llegó a deslizar de forma velada una hipotética crisis de Gobierno que finalmente se desmoronó. Y la vicepresidenta Yolanda Díaz pidió personalmente explicaciones a Pedro Sánchez y al ministro del Interior. Pero para el presidente no solo suponía un incendio político más ni un problema de convivencia con sus socios. Como líder europeo que se ha destacado en el reconocimiento del estado palestino y en sus críticas explícitas al régimen de Netanyahu, continuar adelante con un contrato millonario que nutre las arcas de quien perpetra una masacre en Gaza implicaba echar por tierra la credibilidad de su discurso internacional. Habida cuenta, además, de que también había hecho suya la promesa de no comprar ni vender armas a Israel y de finiquitar cualquier acuerdo de ese tipo. Por eso en la Moncloa se recibieron tan mal las noticias que llegaron desde Interior. En el equipo más cercano al presidente se cuidan de no señalar expresamente a Fernando Grande-Marlaska por la responsabilidad de un contrato licitado y adjudicado en su día por la jefatura de Asuntos Económicos de la Guardia Civil. Sin embargo, la decisión de Pedro Sánchez ya este miércoles por la tarde fue desautorizar a sus ministros y a sus explicaciones y ordenar la rescisión unilateral del contrato. Según todas las fuentes consultadas en el Gobierno y en el equipo del presidente, nunca se llegó a temer ni siquiera mínimamente que la coalición estuviera en riesgo de romperse, tampoco en lo que concierne a Izquierda Unida. Incluso tras las palabras públicas de Maíllo, la parte socialista del Ejecutivo traslado un mensaje cerrado de estabilidad y señalaron que el presidente y Yolanda Díaz mantuvieron la interlocución constantemente para despejar cualquier duda al respecto. Sumar celebra la rescisión Todo comenzó el martes, con las turbulencias de la coalición a raíz del plan millonario para gasto en defensa impulsado por la parte socialista del Gobierno. Y la tensión escaló un paso más el miércoles con la noticia del contrato con empresas israelíes. Las reacciones fueron cayendo en cadena. Sumar mandó un comunicado en el que pedía una rectificación a Interior. El grupo parlamentario se movió para registrar una petición de comparecencia de Fernando Grande-Marlaska y Yolanda Díaz se puso en contacto con Pedro Sánchez para trasladarle su malestar por la decisión. La ministra de Juventud e Infancia, Sira Rego, que pertenece a IU, envió por su parte una carta formal al ministro en la que le reclamaba una auditoría sobre los contratos y la cancelación de la compra de munición.  Pero la situación se empezó a volver insostenible cuando Antonio Maíllo aprovechó unas declaraciones a los medios para acusar al PSOE de haber abierto con este asunto y el del gasto militar la crisis “más importante” de la legislatura dentro del Gobierno. Un mensaje que recogió el portavoz de IU en el Congreso, Enrique Santiago, que en una rueda de prensa anunció que habían pedido una reunión de los partidos de Sumar para analizar la situación. A preguntas de la prensa sobre si consideraba que su formación debía abandonar el Gobierno, el secretario general del Partido Comunista de España aseguró que cualquier decisión debía ser colectiva pero que todos los escenarios estaban sobre la mesa. Ese mensaje elevaba la gravedad de la situación como nunca antes en un choque previo dentro la coalición, mientras Díaz y otros ministros como Ernest Urtasun trataban de poner paños calientes y descartaban una ruptura.  Tras el tono duro de Maíllo y Santiago, que a lo largo de la tarde fueron matizando ligeramente, Díaz, partidari

Abr 25, 2025 - 06:31
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Sánchez sofoca la crisis de la compra de balas a Israel que enturbió aún más la política de Defensa con sus socios

Sánchez sofoca la crisis de la compra de balas a Israel que enturbió aún más la política de Defensa con sus socios

Yolanda Díaz e Izquierda Unida celebran la rectificación del PSOE tras la presión interna aunque los de Maíllo mantienen su crítica contra la subida del gasto militar

Moncloa desautoriza a Marlaska y rescinde el contrato de compra de balas a Israel

Una bomba de relojería en el momento más inoportuno. La noticia de que el Gobierno no cumpliría con su propio compromiso de romper cualquier relación comercial con Israel que implicara la compraventa de armas para no financiar la masacre en Gaza llegó apenas 24 horas después de que el Consejo de Ministros diera luz verde a un plan milmillonario de gasto en Defensa: 10.471 millones de euros aprobados sin ni siquiera el acuerdo del socio de coalición para cumplir ya este año con el 2% del Producto Interior Bruto.

La decisión del Ministerio del Interior de seguir las recomendaciones de la Abogacía del Estado y no poner fin a la relación contractual para la adquisición de balas y munición por 6,6 millones de euros terminó de enturbiar la convivencia interna del Gobierno. Izquierda Unida, una de las formaciones que engloba Sumar y que ya había rechazado la inversión en Defensa, lideró públicamente el reproche y la condena expresa a la actuación del departamento de Grande-Marlaska. Su dirigente, Antonio Maíllo, llegó a deslizar de forma velada una hipotética crisis de Gobierno que finalmente se desmoronó. Y la vicepresidenta Yolanda Díaz pidió personalmente explicaciones a Pedro Sánchez y al ministro del Interior.

Pero para el presidente no solo suponía un incendio político más ni un problema de convivencia con sus socios. Como líder europeo que se ha destacado en el reconocimiento del estado palestino y en sus críticas explícitas al régimen de Netanyahu, continuar adelante con un contrato millonario que nutre las arcas de quien perpetra una masacre en Gaza implicaba echar por tierra la credibilidad de su discurso internacional. Habida cuenta, además, de que también había hecho suya la promesa de no comprar ni vender armas a Israel y de finiquitar cualquier acuerdo de ese tipo.

Por eso en la Moncloa se recibieron tan mal las noticias que llegaron desde Interior. En el equipo más cercano al presidente se cuidan de no señalar expresamente a Fernando Grande-Marlaska por la responsabilidad de un contrato licitado y adjudicado en su día por la jefatura de Asuntos Económicos de la Guardia Civil. Sin embargo, la decisión de Pedro Sánchez ya este miércoles por la tarde fue desautorizar a sus ministros y a sus explicaciones y ordenar la rescisión unilateral del contrato.

Según todas las fuentes consultadas en el Gobierno y en el equipo del presidente, nunca se llegó a temer ni siquiera mínimamente que la coalición estuviera en riesgo de romperse, tampoco en lo que concierne a Izquierda Unida. Incluso tras las palabras públicas de Maíllo, la parte socialista del Ejecutivo traslado un mensaje cerrado de estabilidad y señalaron que el presidente y Yolanda Díaz mantuvieron la interlocución constantemente para despejar cualquier duda al respecto.

Sumar celebra la rescisión

Todo comenzó el martes, con las turbulencias de la coalición a raíz del plan millonario para gasto en defensa impulsado por la parte socialista del Gobierno. Y la tensión escaló un paso más el miércoles con la noticia del contrato con empresas israelíes. Las reacciones fueron cayendo en cadena.

Sumar mandó un comunicado en el que pedía una rectificación a Interior. El grupo parlamentario se movió para registrar una petición de comparecencia de Fernando Grande-Marlaska y Yolanda Díaz se puso en contacto con Pedro Sánchez para trasladarle su malestar por la decisión. La ministra de Juventud e Infancia, Sira Rego, que pertenece a IU, envió por su parte una carta formal al ministro en la que le reclamaba una auditoría sobre los contratos y la cancelación de la compra de munición. 

Pero la situación se empezó a volver insostenible cuando Antonio Maíllo aprovechó unas declaraciones a los medios para acusar al PSOE de haber abierto con este asunto y el del gasto militar la crisis “más importante” de la legislatura dentro del Gobierno. Un mensaje que recogió el portavoz de IU en el Congreso, Enrique Santiago, que en una rueda de prensa anunció que habían pedido una reunión de los partidos de Sumar para analizar la situación.

A preguntas de la prensa sobre si consideraba que su formación debía abandonar el Gobierno, el secretario general del Partido Comunista de España aseguró que cualquier decisión debía ser colectiva pero que todos los escenarios estaban sobre la mesa. Ese mensaje elevaba la gravedad de la situación como nunca antes en un choque previo dentro la coalición, mientras Díaz y otros ministros como Ernest Urtasun trataban de poner paños calientes y descartaban una ruptura. 

Tras el tono duro de Maíllo y Santiago, que a lo largo de la tarde fueron matizando ligeramente, Díaz, partidaria de no encender públicamente las discusiones, decidió mantener un canal directo con Sánchez que terminó por fructificar en la mañana del jueves. 

“Hemos parado este contrato, hemos conseguido la anulación del mismo y el compromiso con el pueblo palestino es absoluto. No hay relativismo en la defensa de los derechos humanos”, celebró la vicepresidenta segunda para tratar de reivindicar su papel en la rectificación de la parte socialista del Gobierno. 

La paz en el seno de la coalición por este asunto no servirá, sin embargo, para apaciguar el enfado de Izquierda Unida sobre el incremento del gasto militar, otro de los asuntos que irritó profundamente a la organización de Antonio Maíllo. De hecho, según ha podido confirmar este periódico, tienen previsto presentar en las próximas horas un documento con un plan detallado sobre defensa y aseguran que “no han pasado página” en su pelea contra la estrategia de rearme de Sánchez.

Los partidos de Sumar, eso sí, se han reunido este jueves como había pedido IU para analizar algunos de estos asuntos y definir la estrategia política para las próximas semanas. También abordaron, según las fuentes consultadas, la relación con el Partido Socialista después de las tensiones de las últimas horas. El presidente, mientras, da por sofocado un incendio que, sin embargo, ha terminado por enturbiar un poco más la hoja de ruta estratégica de disparar el gasto en Defensa.

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