“Salgan al sol”, el clásico de La Pesada que El Eternauta “rescató” y que una nueva generación está descubriendo

La banda de Billy Bond fue un seleccionado por el que pasaron grandes músicos del rock local que dejaron un puñado de clásicos y performances caóticas

May 12, 2025 - 20:56
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“Salgan al sol”, el clásico de La Pesada que El Eternauta “rescató” y que una nueva generación está descubriendo

Editado por el sello Music Hall, con producción ejecutiva de Jorge Álvarez y artística de Billy Bond, el primer volumen de Billy Bond y La Pesada del Rock and Roll estrenó en 1971 un modus operandi único, especie de gremio medieval donde confluían los habitués de las boites (de La Cueva a La Manzana y Naranjo) abiertas por el mismo Bond con los sesionistas muy bien entrenados con los que trabajaba como productor 24 /7 para Music Hall en los estudios Phonalex.

La disolución casi simultánea de Almendra, Los Gatos y Manal y la debacle del sello independiente Mandioca precipitó esta suerte de cenáculo en el que los músicos entraban y salían de La Pesada en la misma modalidad que tendría el hip hop treinta años después. En ese ambiente de experimentación con el estudio, grabaciones urgentes que se sucedían en los baches de las prioridades del sello (los ídolos teen y los grupos beat) y un espíritu colaborativo ajustado al azar se grabó entre el 15 de diciembre de 1970 y el 27 de enero de 1971 el icónico álbum en el que la cara de Bond (nacido Giuliano Canterini en La Spezia, Génova) llevaba escritos con fibra negra los nombres de todos los “pesados”.

El LP abría con un acople de guitarra de Pappo seguido del pulso de la batería de Javier Martínez, el bajo en síncopa de Cacho Lafalse y enseguida la entonación iracunda de Bond anticipando el carácter beligerante del colectivo. “Desde el principio fuimos la banda que puso la cara para decir las cosas que había que decir”, dejó escrito Bond en sus memorias, Rompan Todo (Planeta, 2023).

 El principio fue “Salgan al sol”, canción que Javier Martínez escribió para que Billy Bond cantara y que cincuenta años después volvió como un boomerang y acaso nunca fue tan escuchada y puesta en órbita como en 2025. El operativo (salgan al) sol empezó con el concierto en el Grand Rex con el que Bond volvió a subirse a un escenario porteño tras cincuenta años para rearmar La Pesada con miembros originales, invitados y artistas que ni siquiera habían nacido cuando este LP llegó a las bateas como “progresiva nacional”, años pródigos de disquerías que hace décadas son una especie en extinción.

El 31 de enero Bond, volviendo a su rol de activista de la escena, consiguió que la columna vertebral de Fun People se reuniera después de un largo stand by para dejar acaso el mejor momento de ese concierto-music hall (como si el dispositivo elegido por Bond citara el nombre de aquel sello) cuando Nekro y Gori (Fantasmagoria) cumplieron la misión de insuflarle vitalidad a “Salgan al sol”, el cardíaco himno de culto con el que el ser rockero se afirmaba en contra de cierta comodidad pequeño burguesa. Fuera de todo programa ideológico, esta letra de Martínez había dado con la síntesis de “Jugo de tomate” y “No pibe”, canciones que ya había grabado con Manal y en las que cuestionaba la carrera interminable por el estatus, password de época en el polo opuesto de los ideales de la contracultura. Si algunas premisas de estos clásicos (“No hay que tener un auto”) pueden parecer hoy ingenuas e impracticables, en “Salgan al sol”, mucho menos escuchada que aquellas, Martínez afilaba el cuchillo de su implacable lucidez. Billy Bond a finales de los 60, en tiempo de Billy el Rebelde

Calle y biblioteca, el baterista y cantante de Manal expresaba en su voz de amenaza nocturna cierta desconfianza con la utopía hippie. Esa misma alerta la había anticipado Moris con “Pato trabaja en una carnicería” y terminaría por hacerse directa, evidente, en “Tontos”, el suicido artístico y a la vez obra popular de vanguardia que marcó el principio del fin de La Pesada apenas un año después tras el violento episodio del Luna Park, el “Rompan todo” que adelantó postales de la masacre de Ezeiza un año después.

“Los tontos eran todos. La gente careta y los hippies. Hasta nosotros mismos”, remarca Bond en sus memorias. En “Salgan al sol” se podría decir que los oficinistas, los “paquetes”, también podían ser todos. El grito de “Salgan al sol/revienten/salgan al sol/paquetes” es un llamado de atención también a tener los pies sobre la tierra y no convertirse en un idiota útil instrumentado por el “sistema” o la ola revolucionaria. Con “Salgan al sol”, Martínez y Bond dejaron establecido ese lugar disidente del rock que Juanse reescribió con impar precisión: “No somos gente fina, tampoco lo peor”. Ese es (o fue) el lugar de la cultura rock en Argentina, ningún otro.

Si la versión de Nekro y Gori trajo al presente lo primero que se escuchaba cuando se dejaba correr el LP de Music Hall en la bandeja (podía no ser un Winco, esa identificación costumbrista merece revisarse), la inclusión de este rhythm & blues al borde del hard rock en la adaptación de El Eternauta la volvió, al fin, masiva.

Spotify registra 1.274.004 clics cuando en el resto de la discografía online de La Pesada es raro que cualquier track vaya más allá de las 20 mil escuchas. Más aún, el segundo capítulo de la primera temporada de la serie lleva el nombre de la canción escrita por la voz de Manal (“Jugo de tomate frío” es el nombre del sexto y último). Javier Martínez murió el 4 de mayo de 2024 y no llegó a participar ni del regreso de La Pesada en el Grand Rex ni del furor mundial de El Eternauta, que sirve también para poner en valor la audacia del “rock asaltafarmacias” (Roberto Pettinato) o el soul de Plaza Francia, como también podría caracterizarse al período que fue de 1968 a 1973 en la escena argentina.

La colaboración entre Martínez y Bond había empezado en la primera de las Cuevas, la de la Avenida Pueyrredón, donde las jam sessions de jazz se entreveraron con la nueva generación desencantada con la música joven fabricada en serie (El club del clan). Eran un dúo en potencia: Javier, un beatnik que hacía de Macedonio Fernández su ruta 66 y Billy, intuitivo, casi iletrado, que saltó de los bailes en clubes a la televisión (La escala musical) y el estudio de grabación al que convirtió (como George Martin, como Brian Eno) en su instrumento.

En 1969, todavía como Billy el Rebelde, Bond, que había escuchado “No pibe” en La Manzana, le pidió a Javier Martínez permiso para editarla en una versión soul grabada con una banda increíble en la que se mezclaban algunos de Los Shakers con jazzistas. Junto con algunos guiños de La Joven Guardia y el Trío Galleta, este simple que se adelantó por algunos meses a la publicación de Manal puede considerarse como el primer intento por adaptar el soul a Buenos Aires. Así, contra la corriente que marginaba al pop negro como bolicheto, Bond, con el heterenónimo de Jumbo grabaría una joya perdida: “Buenos Aires soul”.

“Salgan al sol” fue recuperada antes por el grupo garage Amor Indio (parte del inhallable compilado Alimañas, 1993) y por Divididos en el álbum Gol de Mujer (1998). La primera en clave a go go y posmoderna; la segunda como si se fundiera con el “Fuck You” de Sumo. Pero solo la original tiene el poder de decirnos algo sobre los años bravos en los que fue compuesta y grabada. El grano de la grabación, el groove de jazz latino de Martínez, el wah wah de Pappo, ese grito primal de Bond después de la palabra “idiotas”, tienen la cualidad de una fotografía vintage. Como él mismo Bondo explicaba sobre la idea del fotográfo José Luis Perotta para la tapa: “En esos años no había photoshop”.