Repartidores y perros, cómo prevenir mordeduras en un mundo de entregas a domicilio

Los datos demuestran que las entregas a domicilio son un escenario de alto riesgo. El 94% de los repartidores de Estados Unidos han sufrido una agresión por parte de un perro en algún momento de su carrera.

May 3, 2025 - 08:59
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Repartidores y perros, cómo prevenir mordeduras en un mundo de entregas a domicilio

La imagen del cartero perseguido por un perro ha sido durante décadas un cliché que ha inspirado escenas de cine, caricaturas y anécdotas familiares, sin embargo, con la llegada de Internet, el volumen de cartas físicas ha disminuido drásticamente, mientras que los pedidos a plataformas de comercio electrónico y la entrega de comida a domicilio han experimentado un crecimiento exponencial. Este auge ha traído consigo una abrumadora presencia de repartidores a todas horas, reactivando el instinto territorial de muchos perros y, con ello, el riesgo de mordeduras.

Una encuesta reciente de USClaims reveló que el 94% de los repartidores de Estados Unidos han sufrido una agresión por parte de un perro en algún momento de su carrera, con un 27% de estos incidentes requiriendo atención médica urgente. En el Reino Unido, durante 2020-2021, se registraron 690 ataques de perros a repartidores en la puerta principal, 520 en jardines o patios, 340 a través de los buzones de correo y 130 en la calle. En Europa continental, un estudio de Injury Prevention señala que el 15% de las mordeduras afectan a trabajadores de servicios a domicilio, como repartidores, carteros y técnicos de mantenimiento.

Ante este panorama, la Asociación Veterinaria Americana (AVMA, por sus siglas en inglés) ha identificado este problema como una preocupación creciente. Según sus datos, millones de personas sufren mordeduras de perros cada año, siendo los niños y los trabajadores de servicios a domicilio, como carteros o repartidores, las víctimas más frecuentes.

En España, aunque las dinámicas urbanas y rurales difieren, el aumento de las entregas a domicilio nos plantea desafíos similares, por lo que las recomendaciones de la AVMA pueden sernos de gran utilidad.

Por qué muerden los perros

Los perros muerden por diversas razones, casi siempre como respuesta a una situación específica. La defensa de su territorio, el miedo, la sensación de amenaza, la protección de algo valioso, como su plato de comida, o el dolor causado por una enfermedad o lesión son algunos de los desencadenantes más comunes. Incluso durante el juego, un perro puede morder si no se gestiona adecuadamente su energía, lo que puede ser peligroso para las personas.

La AVMA enfatiza que cualquier perro, independientemente de su tamaño, sexo o edad, puede morder si se siente provocado. No es la raza lo que determina este comportamiento, sino la historia individual y las circunstancias de cada animal. Comprender las señales de estrés, como un cuerpo rígido, una mirada fija o un rabo entre las piernas, resulta esencial para prevenir este tipo de incidentes. Si el perro muestra incomodidad, lo más prudente es retirarlo de la situación antes de que escale a un gruñido o una mordedura.

Medidas preventivas

La prevención comienza con una tenencia responsable y elegir un perro que se adapte a nuestro estilo de vida y al entorno familiar, incluyendo la presencia de otros animales o niños pequeños. Es imperativo socializar al perro desde cachorro, exponiéndolo gradualmente a diferentes situaciones, personas y entornos, para que se sienta cómodo ante extraños, como los repartidores. Este proceso debe mantenerse a lo largo de toda su vida para reforzar su confianza.

La educación también desempeña un papel crucial. Enseñar comandos básicos como ‘sentado’, ‘quieto’, ‘aquí’ o ‘ven’ fomenta una relación de obediencia y confianza entre el perro y su titular. Además, mantener al perro sano mediante vacunas, revisiones veterinarias regulares y ejercicio físico contribuye a su bienestar emocional, lo que reduce la probabilidad de comportamientos agresivos.

Precauciones específicas

La AVMA propone medidas concretas para minimizar riesgos durante las entregas a domicilio. Una de las más efectivas consiste en mantener al perro confinado en una habitación, un transportín o un espacio separado mientras se espera una entrega. Colocar carteles visibles en la entrada de la propiedad, en caso de vivir en chalets, terrenos o fincas, donde se advierta de la presencia del animal, ayuda a estar alertas a los repartidores.

Otra propuesta es notificar a las empresas de mensajería sobre la existencia del perro y proporcionar instrucciones específicas, como dejar el paquete en un lugar designado fuera del alcance del animal, para evitar interacciones directas.

En España, estas recomendaciones son especialmente relevantes para quienes reciben pedidos de comida a domicilio, un servicio que ha crecido notablemente en los últimos años. Establecer una zona de entrega fija, como una mesa en la entrada o un buzón de paquetes, reduce la necesidad de que el repartidor entre en contacto con el perro, protegiendo a ambas partes.

Entornos rurales y urbanos: adaptando estrategias

En las zonas rurales españolas o las regiones más turísticas, donde muchas familias viven de forma permanente o puntual en fincas o casas de pueblo con terreno, los perros suelen tener más espacio y desarrollan un fuerte instinto territorial. En este tipo de escenarios, debemos asegurar que las verjas estén bien cerradas y que el perro no tenga acceso directo a la entrada principal. Los carteles de advertencia son aún más importantes, ya que los repartidores pueden no anticipar la presencia de un perro suelto en una propiedad extensa.

En las ciudades, donde la mayoría de los perros viven en pisos, los desafíos son distintos. El timbre o los ruidos en el rellano pueden desencadenar ansiedad o comportamientos defensivos. AVMA insiste en que la mejor prevención es mantener al perro en una habitación alejada de la puerta principal durante las entregas y trabajar en su socialización para que se acostumbre a los sonidos urbanos, como timbres o voces desconocidas. En ambos contextos, la clave está en la anticipación y la gestión del entorno para evitar situaciones de riesgo.

La relación entre perros y repartidores no tiene por qué ser conflictiva y es posible garantizar la seguridad de todos con planificación, educación y medidas preventivas.