Recorrido por la historia afrodescendiente escondida en las calles de Madrid: "Siempre hemos estado aquí"

A la hora de hablar de la negritud del mundo hispano el relato se limita a la esclavitud, a pesar de haber una historia de cotidianidad cultural y del día a día de las personas que vivieron en EspañaCalle de las Negras: con una historia de esclavas y aristócratas En la Nochebuena de 1886, el mismo año en que fue liberada la última persona esclavizada en Cuba, nació en La Habana Joaquín Pascual Síboris, compositor y violinista afrodescendiente español. Con solo un año de edad, el músico migró junto a su familia a España, donde fraguó su carrera artística. Fue socio fundador de la Orquesta Filarmónica de Madrid, dirigida por Bartolomé Pérez de las Casas; compuso numerosos pasodobles y zarzuelas; y actuó en diferentes lugares de España y Europa. Su trayectoria, sin embargo, como la de tantos afrodescendientes, ha pasado desapercibida en la historia de la música española, más aún en la historia de España. Pero su vida sí quedó registrada en fotografías que muestran a Joaquín Pascual Síboris en círculos culturales de la época. Y fueron esas imágenes las que despertaron la curiosidad de su bisnieta, Nieves Cisneros Pascual: “Siempre me ha llamado la atención verlo rodeado de personas de clase burguesa, en un contexto en el que la presencia de personas negras era inusual”, explica. Rescatar el legado artístico de la población afrodescendiente que residió en Madrid y “desafiar la narrativa nacional de España” son algunos de los objetivos del proyecto Madrid Negro, un laboratorio artístico y de investigación antirracista que, además de estudiar la historia negra impregnada en las calles de la capital, también busca difundirla a través de distintas iniciativas, entre ellas, rutas guiadas por los lugares claves para la comunidad afrodescendiente. Sus paseos guiados atraviesan, por ejemplo, Malasaña para hablar, entre otras figuras, de la huella de Pascual Siborís. La historia de la familia del músico se entrelaza con este barrio madrileño, donde residieron varias generaciones. Su tatarabuela, Leocadia Pascual, también natural de La Habana Vieja, poseía el documento de mujer negra libre, por lo que poco después del nacimiento de Joaquín emigró a España. Leocadia fue retratada a finales del siglo XIX por la pintora malagueña Fuensanta Aguilar sobre un plato de cerámica de la Fábrica de Falcó y Cía (actual Centro Cultural de Valdemorillo). Joaquín como violín segundo en orquesta La memoria histórica negra de Madrid existe más allá de los relatos ligados al relato esclavista. A pesar de ello, cuando se habla de la historia de España se tiende a reducir el relato a personas exclusivamente blancas. “La historia negra de Madrid empieza incluso antes de que existiera Madrid”, señala María Irizarry, investigadora de Madrid Negro, el colectivo formado también por Yeison F. García López, Nieves Cisneros Pascual, y Malcolm Riascos Bazán. “Queremos rastrear esa parte de la historia que no se cuenta, que permanece oculta”, añade. Personas racializadas como el abuelo de Nieves Cisneros, que destacó en el mundo de la música, también son parte de la historia de España. “La primera vez que se grabó a un hombre bailando flamenco no fue un hombre en Roma ni un hombre español”, afirma Irizarry, fue un hombre afrocubano llamado Jacinto Padilla también conocido como El Negro Meri o El Mulato Meri. Se desconoce en qué circunstancias llegó a España, pero su prestigio le llevó a participar en la Feria Mundial de 1900 como artista invitado, siendo el primer hombre grabado bailando flamenco. Para los historiadores de la época era inusual que una persona negra ocupase estos espacios, por lo que la historia de Jacinto Padilla fue rescatada recientemente en una investigación de Kiko Mora, profesor del Departamento de Comunicación y Psicología Social de la Universidad de Alicante (UA), donde se identifica a Padilla en una de las películas que los hermanos Lumière rodaron en la Ex

May 11, 2025 - 06:13
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Recorrido por la historia afrodescendiente escondida en las calles de Madrid: "Siempre hemos estado aquí"

Recorrido por la historia afrodescendiente escondida en las calles de Madrid: "Siempre hemos estado aquí"

A la hora de hablar de la negritud del mundo hispano el relato se limita a la esclavitud, a pesar de haber una historia de cotidianidad cultural y del día a día de las personas que vivieron en España

Calle de las Negras: con una historia de esclavas y aristócratas

En la Nochebuena de 1886, el mismo año en que fue liberada la última persona esclavizada en Cuba, nació en La Habana Joaquín Pascual Síboris, compositor y violinista afrodescendiente español. Con solo un año de edad, el músico migró junto a su familia a España, donde fraguó su carrera artística. Fue socio fundador de la Orquesta Filarmónica de Madrid, dirigida por Bartolomé Pérez de las Casas; compuso numerosos pasodobles y zarzuelas; y actuó en diferentes lugares de España y Europa. Su trayectoria, sin embargo, como la de tantos afrodescendientes, ha pasado desapercibida en la historia de la música española, más aún en la historia de España.

Pero su vida sí quedó registrada en fotografías que muestran a Joaquín Pascual Síboris en círculos culturales de la época. Y fueron esas imágenes las que despertaron la curiosidad de su bisnieta, Nieves Cisneros Pascual: “Siempre me ha llamado la atención verlo rodeado de personas de clase burguesa, en un contexto en el que la presencia de personas negras era inusual”, explica. Rescatar el legado artístico de la población afrodescendiente que residió en Madrid y “desafiar la narrativa nacional de España” son algunos de los objetivos del proyecto Madrid Negro, un laboratorio artístico y de investigación antirracista que, además de estudiar la historia negra impregnada en las calles de la capital, también busca difundirla a través de distintas iniciativas, entre ellas, rutas guiadas por los lugares claves para la comunidad afrodescendiente.

Sus paseos guiados atraviesan, por ejemplo, Malasaña para hablar, entre otras figuras, de la huella de Pascual Siborís. La historia de la familia del músico se entrelaza con este barrio madrileño, donde residieron varias generaciones. Su tatarabuela, Leocadia Pascual, también natural de La Habana Vieja, poseía el documento de mujer negra libre, por lo que poco después del nacimiento de Joaquín emigró a España. Leocadia fue retratada a finales del siglo XIX por la pintora malagueña Fuensanta Aguilar sobre un plato de cerámica de la Fábrica de Falcó y Cía (actual Centro Cultural de Valdemorillo).

Joaquín como violín segundo en orquesta

La memoria histórica negra de Madrid existe más allá de los relatos ligados al relato esclavista. A pesar de ello, cuando se habla de la historia de España se tiende a reducir el relato a personas exclusivamente blancas. “La historia negra de Madrid empieza incluso antes de que existiera Madrid”, señala María Irizarry, investigadora de Madrid Negro, el colectivo formado también por Yeison F. García López, Nieves Cisneros Pascual, y Malcolm Riascos Bazán. “Queremos rastrear esa parte de la historia que no se cuenta, que permanece oculta”, añade.

Personas racializadas como el abuelo de Nieves Cisneros, que destacó en el mundo de la música, también son parte de la historia de España. “La primera vez que se grabó a un hombre bailando flamenco no fue un hombre en Roma ni un hombre español”, afirma Irizarry, fue un hombre afrocubano llamado Jacinto Padilla también conocido como El Negro Meri o El Mulato Meri. Se desconoce en qué circunstancias llegó a España, pero su prestigio le llevó a participar en la Feria Mundial de 1900 como artista invitado, siendo el primer hombre grabado bailando flamenco.

Para los historiadores de la época era inusual que una persona negra ocupase estos espacios, por lo que la historia de Jacinto Padilla fue rescatada recientemente en una investigación de Kiko Mora, profesor del Departamento de Comunicación y Psicología Social de la Universidad de Alicante (UA), donde se identifica a Padilla en una de las películas que los hermanos Lumière rodaron en la Exposición de París de 1900. “Se estrenó como bailaor formando parte de un circo y recibió mucho amor y respeto de las comunidades que tocaban flamenco. Llegó a componer su propia música, cantaores de flamenco en los primeros años del siglo XX lo citaban como influencia”, añade la investigadora de Madrid Negro.

Sin embargo, el vídeo fue mal archivado y cambiaron su nombre por el de José Otero, según las investigaciones. Entre otros destacados de la música en España también se encontraba el afrocubano Antonio Machín. En el ámbito cultural, el poeta y latinista Juan de Sessa, mejor conocido como Juan Latino, nació como persona esclavizada y acabó siendo catedrático de Gramática y Lengua Latina en la Universidad de Granada.

Según cuentan desde Madrid Negro, el pasado esclavista de Madrid se puede localizar en algunos barrios de Madrid por los que paseamos con frecuencia, como puede ser el barrio Salamanca, donde la economía estaba vinculada a la trata atlántica ilegal y compraventa de personas esclavizadas. En el barrio de Chamberí está El Cuartel de Guardias de las Corps, que durante el siglo XVIII funcionaba como lugar de castigo para las personas esclavizadas consideradas “incorregibles”, ahí se las mantenía inmovilizadas y se les azotaba públicamente.

La Sala de Alcades de Casa y Corte, sede actual del Ministerio de Asuntos Exteriores, también funcionaba como centro para procesar y castigar a las personas esclavizadas no sumisas denunciadas por sus propios amos, como ocurrió con Narciso Convento, un muchacho que murió a la edad de 22 años. “Él no se quiso someter jamás a su amo y le quitaron el apellido”, explica Irizarry.

En la Glorieta de Emilio Castelar, quien participó en el proceso de abolición de la esclavitud en Puerto Rico, está el único monumento abolicionista en Madrid en contra de la esclavitud. La inscripción, “Levantaos esclavos porque tenéis patria”, muestra la ‘gratitud’ que el Estado exigía a estas personas tras ser liberadas.

A menudo, cuando se habla de historia negra en España, se aborda desde una perspectiva deshumanizante. Queremos ir más allá, rescatar historias cotidianas, contribuciones palpables

El proyecto de Madrid Negro busca demostrar que la negritud en Madrid va mucho más allá de la mirada reduccionista. Lo que empezó como un recorrido por el barrio de Malasaña para visibilizar la historia negra en Madrid se ha transformado en un colectivo multidisciplinario que opera como laboratorio de investigación y mediación cultural.

Desde su punto de vista, uno de los mayores desafíos de España es la falta de reconocimiento de la negritud en el mundo hispano. “A menudo, cuando se habla de historia negra en España, se aborda desde una perspectiva deshumanizante. Queremos ir más allá, rescatar historias cotidianas, contribuciones palpables que han formado parte de esta ciudad y su cultura”, explica Irizarry.

El equipo de Madrid Negro en el recorrido Móstoles Negro Edición Picnic Sessions 2024. [...] Fui al monte y traje cosita buena pa uté, comisariada por José  Ramón Hernández y organizada por el Museo CA2M

Para Nieves Cisneros Pascual, el proyecto no solo trata de recuperar nombres y lugares, sino de cambiar la narrativa sobre la negritud en España. “Es un tema que afecta al ámbito político, económico, social y cultural, y que es inherentemente transnacional. No es solo decir que esta persona negra nació en Madrid y por eso es parte de la historia negra de Madrid, sino entender el papel que Madrid ha tenido dentro de la historia negra global”, cuenta. No se trata solo de reconocer contribuciones por parte de la comunidad afrodescendiente, insiste Irizarry: “Hay que desafiar la narrativa nacional española”.

Desde Madrid Negro el trabajo continúa. Ya sea a través de recorridos históricos por Malasaña, investigaciones en archivos olvidados o eventos culturales, el colectivo sigue luchando por visibilizar la historia que la ciudad no conoce. “Queremos que las personas negras en Madrid sepan que siempre hemos estado aquí, que somos parte de esta historia y que nuestra presencia importa”, concluye Cisneros.

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