¿Qué es la “tercera posición”? El documental de Proyecto Escolar deja claro que NO pensar también es una postura política
El canal de YouTube Proyecto Escolar publicó recientemente un video sobre la marcha Pro-vida en México. Entre los asistentes, uno se describió como seguidor de la “tercera posición”, una ideología que supuestamente no es de izquierda ni de derecha, pero que en realidad repite muchas ideas conservadoras con otro nombre. El clip se volvió viral, […]
El canal de YouTube Proyecto Escolar publicó recientemente un video sobre la marcha Pro-vida en México. Entre los asistentes, uno se describió como seguidor de la “tercera posición”, una ideología que supuestamente no es de izquierda ni de derecha, pero que en realidad repite muchas ideas conservadoras con otro nombre. El clip se volvió viral, y con él volvió a surgir una pregunta: ¿qué significa realmente estar en la “tercera posición”?
¿Qué es la ‘tercera posición’?
La “tercera posición” suena a algo neutro, moderno o incluso equilibrado, pero en realidad es un concepto con raíces profundamente reaccionarias. Nació en Europa entre guerras, cuando algunos movimientos nacionalistas querían rechazar tanto el capitalismo liberal como el comunismo soviético. En vez de eso, proponían una “vía intermedia” que defendía la identidad nacional, el autoritarismo y un Estado fuerte.
Ejemplos históricos incluyen a la Falange Española, al régimen de Mussolini y al justicialismo de Juan Domingo Perón en Argentina. Aunque este último se presenta muchas veces como un modelo único, también compartía pilares como el culto al líder, el nacionalismo y la economía corporativista.
En teoría, la tercera posición dice que no toma partido. En la práctica, rechaza los derechos progresistas, los avances en justicia social y la crítica al poder, lo que la alinea más con la extrema derecha que con una verdadera neutralidad política.
Su ambigüedad ideológica es justo lo que la hace atractiva para algunos grupos actuales. Según análisis de medios como Nueva Sociedad, muchos movimientos de extrema derecha han adoptado discursos “anti-establishment” para presentarse como opciones frescas o apolíticas.
Usan términos como “defensa del bien común” o “valores tradicionales”, mientras se oponen abiertamente al feminismo, al aborto o a los derechos LGBT+. A veces incluso se apropian del lenguaje progresista para disfrazar sus verdaderas intenciones, un fenómeno que se ha llamado feminacionalismo o ecofascismo.
El video de Proyecto Escolar
En el video sobre la marcha Pro-vida —organizada en la Ciudad de México por grupos como el Frente Nacional por la Familia—, el entrevistado que defiende la tercera posición lo hace con frases como: “No somos ni izquierda ni derecha, buscamos el bien común”. Pero lo que defiende es, básicamente, el conservadurismo de siempre con un lavado de cara. No quiere usar etiquetas, pero su discurso encaja perfecto con una visión del mundo que se opone a los avances en derechos humanos.
Esto no es casual. Las marchas Pro-vida, a pesar de presentarse como un “movimiento ciudadano”, suelen promover una agenda profundamente conservadora, basada en la religión, la familia “tradicional” y la negación de derechos reproductivos. Y la tercera posición funciona como una coartada perfecta para quienes no quieren reconocerse como parte de la derecha, pero que terminan defendiendo lo mismo.
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