Obesidad: desmitificar y avanzar hacia una solución global

El Día Mundial de la Obesidad, que se conmemora el 4 de marzo bajo el respaldo de la Federación Mundial de la Obesidad, invita a una reflexión profunda sobre los desafíos que presenta esta enfermedad, que afecta a millones de personas a nivel global. La obesidad va más allá de una cuestión de fuerza de voluntad; es una condición compleja, relacionada con factores como la genética, el estrés, el consumo de alimentos procesados y la regulación del apetito.Uno de los principales propósitos de esta fecha es concientizar sobre la necesidad de adoptar medidas efectivas para prevenir y tratar la obesidad de manera global. Esta patología no solo aumenta el riesgo de desarrollar enfermedades graves, como diabetes, enfermedades cardiovasculares y ciertos tipos de cáncer, sino que también afecta la calidad de vida de quienes la padecen.El tratamiento de la obesidad requiere un enfoque integral que abarque tanto aspectos físicos como psicológicos. El manejo del estrés, el asesoramiento nutricional y la incorporación de actividad física adaptada son fundamentales para mejorar el bienestar general y apoyar el tratamiento. A estos esfuerzos se suman las terapias farmacológicas innovadoras que ayudan a regular el apetito y reducir los riesgos asociados a la obesidad, aunque siguen siendo complementarias a la adopción de hábitos saludables.Recientemente, el diagnóstico de la obesidad ha evolucionado, dejando de basarse únicamente en el Índice de Masa Corporal (IMC) para incorporar conceptos más precisos como la “obesidad clínica” y la “obesidad preclínica”. La obesidad clínica implica una enfermedad crónica que afecta la función de los órganos y aumenta el riesgo de complicaciones graves. Por otro lado, la obesidad preclínica es una condición sin síntomas evidentes, pero con alto riesgo de desarrollar problemas metabólicos.Este cambio en la definición del diagnóstico permite una identificación temprana y un tratamiento más personalizado. Los parámetros más precisos para evaluar la grasa corporal, como la circunferencia de la cintura o la relación cintura-altura, están reemplazando al IMC, que ahora se limita a estudios poblacionales.Según un informe elaborado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), los desafíos globales vinculados al hambre y al sobrepeso continúan creciendo. La investigación, que contó con el apoyo de Unicef y la Organización Mundial de la Salud (OMS), mostró que en América Latina y el Caribe, las tasas de obesidad han aumentado de manera constante en la última década. Este fenómeno potencia la doble carga de la malnutrición, ya que la desnutrición y el sobrepeso coexisten tanto en adultos como en niños.En cuanto a los números en la Argentina, el informe de la FAO, actualizado hasta 2022, reveló que el 12,6% de los niños argentinos tienen sobrepeso, lo que representa una preocupación creciente para la salud pública. Además, el 9,5% de los niños presenta retraso en el crecimiento asociado a la malnutrición, lo que significa una falta de nutrientes esenciales que afectan su desarrollo físico y cognitivo.A nivel adulto, según la Cuarta Encuesta Nacional de Factores de Riesgo (ENFR), seis de cada diez adultos argentinos presentan exceso de peso, lo que resalta aún más la gravedad de la situación en el país y la urgencia de adoptar políticas de salud pública más efectivas.La relación entre el estrés y la obesidad también ha sido objeto de estudio. El cortisol, conocido como la hormona del estrés, está relacionado con el aumento de peso, especialmente en la zona abdominal, lo que incrementa el riesgo de enfermedades cardiovasculares. Durante la pandemia y los periodos de confinamiento, la ansiedad y el sedentarismo contribuyeron a un aumento de peso generalizado, lo que resalta la importancia de gestionar el estrés y promover un estilo de vida saludable.El reto del sobrepeso es multidimensional y requiere un enfoque que abarque tanto los aspectos físicos como emocionales y sociales. En la práctica clínica, es esencial ofrecer un diagnóstico preciso y un tratamiento que combine cambios en el estilo de vida, una alimentación equilibrada, ejercicio físico y, en ciertos casos, medicación.Es importante también señalar que los estándares de belleza poco realistas contribuyen a la discriminación hacia las personas con obesidad. Superar estos estigmas es fundamental para crear una sociedad más inclusiva, que promueva la salud y el bienestar integral sin prejuicios, y apoye la adopción de estilos de vida saludables para todos.Endocrinóloga

Mar 4, 2025 - 06:27
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Obesidad: desmitificar y avanzar hacia una solución global

El Día Mundial de la Obesidad, que se conmemora el 4 de marzo bajo el respaldo de la Federación Mundial de la Obesidad, invita a una reflexión profunda sobre los desafíos que presenta esta enfermedad, que afecta a millones de personas a nivel global. La obesidad va más allá de una cuestión de fuerza de voluntad; es una condición compleja, relacionada con factores como la genética, el estrés, el consumo de alimentos procesados y la regulación del apetito.

Uno de los principales propósitos de esta fecha es concientizar sobre la necesidad de adoptar medidas efectivas para prevenir y tratar la obesidad de manera global. Esta patología no solo aumenta el riesgo de desarrollar enfermedades graves, como diabetes, enfermedades cardiovasculares y ciertos tipos de cáncer, sino que también afecta la calidad de vida de quienes la padecen.

El tratamiento de la obesidad requiere un enfoque integral que abarque tanto aspectos físicos como psicológicos. El manejo del estrés, el asesoramiento nutricional y la incorporación de actividad física adaptada son fundamentales para mejorar el bienestar general y apoyar el tratamiento. A estos esfuerzos se suman las terapias farmacológicas innovadoras que ayudan a regular el apetito y reducir los riesgos asociados a la obesidad, aunque siguen siendo complementarias a la adopción de hábitos saludables.

Recientemente, el diagnóstico de la obesidad ha evolucionado, dejando de basarse únicamente en el Índice de Masa Corporal (IMC) para incorporar conceptos más precisos como la “obesidad clínica” y la “obesidad preclínica”. La obesidad clínica implica una enfermedad crónica que afecta la función de los órganos y aumenta el riesgo de complicaciones graves. Por otro lado, la obesidad preclínica es una condición sin síntomas evidentes, pero con alto riesgo de desarrollar problemas metabólicos.

Este cambio en la definición del diagnóstico permite una identificación temprana y un tratamiento más personalizado. Los parámetros más precisos para evaluar la grasa corporal, como la circunferencia de la cintura o la relación cintura-altura, están reemplazando al IMC, que ahora se limita a estudios poblacionales.

Según un informe elaborado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), los desafíos globales vinculados al hambre y al sobrepeso continúan creciendo. La investigación, que contó con el apoyo de Unicef y la Organización Mundial de la Salud (OMS), mostró que en América Latina y el Caribe, las tasas de obesidad han aumentado de manera constante en la última década. Este fenómeno potencia la doble carga de la malnutrición, ya que la desnutrición y el sobrepeso coexisten tanto en adultos como en niños.

En cuanto a los números en la Argentina, el informe de la FAO, actualizado hasta 2022, reveló que el 12,6% de los niños argentinos tienen sobrepeso, lo que representa una preocupación creciente para la salud pública. Además, el 9,5% de los niños presenta retraso en el crecimiento asociado a la malnutrición, lo que significa una falta de nutrientes esenciales que afectan su desarrollo físico y cognitivo.

A nivel adulto, según la Cuarta Encuesta Nacional de Factores de Riesgo (ENFR), seis de cada diez adultos argentinos presentan exceso de peso, lo que resalta aún más la gravedad de la situación en el país y la urgencia de adoptar políticas de salud pública más efectivas.

La relación entre el estrés y la obesidad también ha sido objeto de estudio. El cortisol, conocido como la hormona del estrés, está relacionado con el aumento de peso, especialmente en la zona abdominal, lo que incrementa el riesgo de enfermedades cardiovasculares. Durante la pandemia y los periodos de confinamiento, la ansiedad y el sedentarismo contribuyeron a un aumento de peso generalizado, lo que resalta la importancia de gestionar el estrés y promover un estilo de vida saludable.

El reto del sobrepeso es multidimensional y requiere un enfoque que abarque tanto los aspectos físicos como emocionales y sociales. En la práctica clínica, es esencial ofrecer un diagnóstico preciso y un tratamiento que combine cambios en el estilo de vida, una alimentación equilibrada, ejercicio físico y, en ciertos casos, medicación.

Es importante también señalar que los estándares de belleza poco realistas contribuyen a la discriminación hacia las personas con obesidad. Superar estos estigmas es fundamental para crear una sociedad más inclusiva, que promueva la salud y el bienestar integral sin prejuicios, y apoye la adopción de estilos de vida saludables para todos.

Endocrinóloga