Motivar al alumno
Paremos con los paros docentes, decíamos días atrás desde este espacio al proponer que se focalice la atención en la calidad educativa. Mientras se trabaja en el diseño de las salas de cuatro y cinco años, dentro del Plan Estratégico Buenos Aires Aprende presentado en mayo pasado, llegan cambios en el viejo diseño curricular de la escuela primaria. En particular, en la enseñanza de Lengua y Matemática, Artes y Ciencias Naturales. Unos 271.300 chicos, 28.000 docentes y 889 escuelas de gestión pública y privada comenzarán a trabajar para revertir los “inaceptables resultados” actuales, en palabras del jefe de gobierno, de alumnos que llegan a tercer grado sin saber leer ni escribir bien.El 22 del mes último, más de 10.000 personas participaron de su presentación en 15 plazas porteñas, incluyendo talleres para chicos y espectáculos en vivo para las familias.La alfabetización inicial abarcará de 1° a 3° grado y presupone que desde primer grado ya se sepa leer y escribir. De 4° a 7° grado se ahondará en comprensión y producción de textos. El desarrollo de la oralidad es otro de los objetivos para mejorar trayectorias en el secundario. En matemática, promover el uso de herramientas en contextos específicos para resolver problemas. Desarrollar capacidades clave como razonamiento lógico, argumentación crítica y trabajo de forma autónoma y colaborativa es medular.Además de materias troncales a tono con los tiempos, la nueva currícula incluye áreas transversales como bienestar socioemocional; formación ética y ciudadana; Educación Sexual Integral (ESI), ambiental, financiera y digital; inteligencia artificial; programación y robótica; bilingüismo, y expresiones artísticas. No faltará alimentación, movilidad segura y sustentable y prevención de consumos problemáticos.Serán 33 escuelas de nivel medio, voluntarias y pioneras, estatales y privadas, que definirán sus propios lineamientos.El plan piloto “Secundaria Aprende” se dirige a promover la transformación del nivel medio proyectando llegar al ciento por ciento de las escuelas para 2027. Abordará cuatro dimensiones: integración de los aprendizajes, desarrollo de capacidades, avance continuo y autonomía estudiantil. La propuesta contempla modificar la manera en que se organizan, capacita y desarrolla profesionalmente al docente, concentrando más horas en una misma escuela y abandonando otras para que puedan intensificar la marca personal a sus alumnos.No correrán más los 45 minutos de exposición de un docente ante alumnos pasivos ni los aprendizajes compartimentados; a los contenidos troncales obligatorios se suman otros de profundización.Se propone instaurar el trabajo por proyectos, integrando saberes y materias, en equipo e investigando, en función también de los propios intereses, con evaluaciones bimestrales que habilitarán el pase a otro proyecto, con notas de concepto y de progreso. Solo se avanza si se aprende. El concepto de repitencia tradicional se modifica por el de materias previas que se recuperan en la cursada mediante un sistema de tutorías. Hoy, uno de cada diez alumnos termina el secundario con las habilidades que necesitará para emprender su vida. Se trata de contribuir a su desarrollo para generar interés y desterrar la apatía que mantiene alejado de las aulas a un 33% de estudiantes.En las escuelas pioneras, muchos se entusiasman con la innovación. Sin motivación, no hay aprendizajes, dicen. Otros plantean dudas e incertidumbres que solo el tiempo erradicará. El actual sistema cruje desde hace demasiado tiempo como reiteradamente planteamos aquí. Bienvenidos los cambios cuando las propuestas surgen de expertos en la materia. La educación debe adaptarse al cambio cultural y tecnológico que globalmente se plantea para mejorar los aprendizajes. No hay futuro sin educación.
Paremos con los paros docentes, decíamos días atrás desde este espacio al proponer que se focalice la atención en la calidad educativa. Mientras se trabaja en el diseño de las salas de cuatro y cinco años, dentro del Plan Estratégico Buenos Aires Aprende presentado en mayo pasado, llegan cambios en el viejo diseño curricular de la escuela primaria. En particular, en la enseñanza de Lengua y Matemática, Artes y Ciencias Naturales. Unos 271.300 chicos, 28.000 docentes y 889 escuelas de gestión pública y privada comenzarán a trabajar para revertir los “inaceptables resultados” actuales, en palabras del jefe de gobierno, de alumnos que llegan a tercer grado sin saber leer ni escribir bien.
El 22 del mes último, más de 10.000 personas participaron de su presentación en 15 plazas porteñas, incluyendo talleres para chicos y espectáculos en vivo para las familias.
La alfabetización inicial abarcará de 1° a 3° grado y presupone que desde primer grado ya se sepa leer y escribir. De 4° a 7° grado se ahondará en comprensión y producción de textos. El desarrollo de la oralidad es otro de los objetivos para mejorar trayectorias en el secundario. En matemática, promover el uso de herramientas en contextos específicos para resolver problemas. Desarrollar capacidades clave como razonamiento lógico, argumentación crítica y trabajo de forma autónoma y colaborativa es medular.
Además de materias troncales a tono con los tiempos, la nueva currícula incluye áreas transversales como bienestar socioemocional; formación ética y ciudadana; Educación Sexual Integral (ESI), ambiental, financiera y digital; inteligencia artificial; programación y robótica; bilingüismo, y expresiones artísticas. No faltará alimentación, movilidad segura y sustentable y prevención de consumos problemáticos.
Serán 33 escuelas de nivel medio, voluntarias y pioneras, estatales y privadas, que definirán sus propios lineamientos.
El plan piloto “Secundaria Aprende” se dirige a promover la transformación del nivel medio proyectando llegar al ciento por ciento de las escuelas para 2027. Abordará cuatro dimensiones: integración de los aprendizajes, desarrollo de capacidades, avance continuo y autonomía estudiantil. La propuesta contempla modificar la manera en que se organizan, capacita y desarrolla profesionalmente al docente, concentrando más horas en una misma escuela y abandonando otras para que puedan intensificar la marca personal a sus alumnos.
No correrán más los 45 minutos de exposición de un docente ante alumnos pasivos ni los aprendizajes compartimentados; a los contenidos troncales obligatorios se suman otros de profundización.
Se propone instaurar el trabajo por proyectos, integrando saberes y materias, en equipo e investigando, en función también de los propios intereses, con evaluaciones bimestrales que habilitarán el pase a otro proyecto, con notas de concepto y de progreso. Solo se avanza si se aprende. El concepto de repitencia tradicional se modifica por el de materias previas que se recuperan en la cursada mediante un sistema de tutorías. Hoy, uno de cada diez alumnos termina el secundario con las habilidades que necesitará para emprender su vida. Se trata de contribuir a su desarrollo para generar interés y desterrar la apatía que mantiene alejado de las aulas a un 33% de estudiantes.
En las escuelas pioneras, muchos se entusiasman con la innovación. Sin motivación, no hay aprendizajes, dicen. Otros plantean dudas e incertidumbres que solo el tiempo erradicará. El actual sistema cruje desde hace demasiado tiempo como reiteradamente planteamos aquí. Bienvenidos los cambios cuando las propuestas surgen de expertos en la materia. La educación debe adaptarse al cambio cultural y tecnológico que globalmente se plantea para mejorar los aprendizajes. No hay futuro sin educación.