Miradas cruzadas
Muchas son las razones por las que una foto captura nuestra mirada; entre ellas, su densidad, la posibilidad de reunir, en una sola toma, múltiples capas de sentido. Así ocurre con esta imagen. Por el lugar donde fue tomada y por el vallado a la derecha, sabemos que la escena tuvo lugar un miércoles en las cercanías del Congreso. Nadie necesita más datos para estar al tanto, hoy, de lo que eso significa. Y entonces, el enigma. La mujer de vestido liviano, cartera, sandalias y cámara de fotos (el detalle: no es un celular), registra el momento encaramada sobre la fachada de La Americana. ¿Qué mira, qué captura con su lente? ¿Y qué piensa el hombre que toma un café del otro lado del vidrio? En la pintura barroca abundaban los espejos, superficies abiertas al misterio de lo múltiple. Aquí no hay espejos, pero sí lo inapresable de ciertos testimonios. Y una tensión vibrante como un cuchillo en el aire.

Muchas son las razones por las que una foto captura nuestra mirada; entre ellas, su densidad, la posibilidad de reunir, en una sola toma, múltiples capas de sentido. Así ocurre con esta imagen. Por el lugar donde fue tomada y por el vallado a la derecha, sabemos que la escena tuvo lugar un miércoles en las cercanías del Congreso. Nadie necesita más datos para estar al tanto, hoy, de lo que eso significa. Y entonces, el enigma. La mujer de vestido liviano, cartera, sandalias y cámara de fotos (el detalle: no es un celular), registra el momento encaramada sobre la fachada de La Americana. ¿Qué mira, qué captura con su lente? ¿Y qué piensa el hombre que toma un café del otro lado del vidrio? En la pintura barroca abundaban los espejos, superficies abiertas al misterio de lo múltiple. Aquí no hay espejos, pero sí lo inapresable de ciertos testimonios. Y una tensión vibrante como un cuchillo en el aire.