Los elefantes tienen capacidad para hacer rutas optimizadas y su sistema es más preciso que un GPS
Eficiencia - Más del 90 % de los ejemplares analizados evitó las pendientes y eligió entornos más verdes, sobre todo al aumentar la velocidad del desplazamientoLa monumental cantidad de elefantes que se necesitó para construir el Taj Mahal Cada día, los elefantes africanos toman decisiones que ilustran una capacidad de planificación que exige un análisis detallado del terreno y los recursos disponibles. Da igual que haya más vegetación al este o una charca fresca al sur: si el terreno se empina, no pasan. Y si tienen que andar cuarenta kilómetros más para evitarlo, lo hacen. Se trata de una estrategia precisa y calculada para optimizar cada desplazamiento con el menor coste físico posible. A fin de cuentas, se trata de animales que superan fácilmente las cuatro toneladas y que, sin embargo, gestionan su gasto físico mejor que muchos deportistas de élite. Un modelo que traduce terreno en esfuerzo físico A partir del seguimiento por GPS de 157 ejemplares en el norte de Kenia, un grupo internacional de investigadores ha reconstruido durante más de dos décadas sus rutas y preferencias de desplazamiento. El resultado es un mapa detallado que demuestra que estos animales no se mueven al azar: priorizan caminos llanos y zonas con más vegetación, y adaptan su velocidad según la dificultad del terreno. El método que ha permitido llegar a esta conclusión se llama Enerscape, un modelo informático capaz de estimar cuánta energía consume un elefante al desplazarse según el tipo de suelo y su inclinación. El equipo cruzó esta información con imágenes satelitales de la vegetación y la disponibilidad de agua, generando lo que describen como un “paisaje energético” que permite interpretar sus decisiones con una claridad nueva. Sus desplazamientos no dependen del azar: obedecen a una lógica energética que ahora la ciencia puede explicar con detalle De forma sistemática, el 94 % de los animales monitorizados evitó sistemáticamente los terrenos accidentados. Es decir, hay un patrón claro que indica que los elefantes, más que obedecer a la intuición, responden a una lógica física: cada paso cuenta. El 93 % de ellos prefirió también zonas con vegetación abundante. Y no lo hacen igual cuando van más despacio o más rápido. A velocidades bajas, el 74 % ya muestra preferencia por los terrenos más sencillos. Esa cifra asciende al 87 % cuando se mueven a velocidad media y al 93 % cuando aceleran. Las fuentes de agua, como era de esperar, tienen también un papel importante en sus decisiones, aunque no de forma uniforme. Algunos ejemplares las usan como eje para planificar sus movimientos, mientras que otros se alejan considerablemente, lo que refleja diferencias individuales marcadas. Un mapa energético que ayuda a conservar mejor Como explica Emilio Berti, del Centro Alemán para la Investigación Integrativa de la Biodiversidad, “estos nuevos resultados tienen implicaciones importantes para evaluar y planificar medidas de conservación y restauración, como los corredores de dispersión, al tener en cuenta explícitamente los costos energéticos del movimiento”, una perspectiva que ayuda también a diseñar áreas protegidas más eficaces y a minimizar los conflictos con la actividad humana. Además, los autores apuntan a una posible utilidad para anticipar cómo afectará el cambio climático a estos animales, al modificar la distribución de alimentos y agua.

Eficiencia - Más del 90 % de los ejemplares analizados evitó las pendientes y eligió entornos más verdes, sobre todo al aumentar la velocidad del desplazamiento
La monumental cantidad de elefantes que se necesitó para construir el Taj Mahal
Cada día, los elefantes africanos toman decisiones que ilustran una capacidad de planificación que exige un análisis detallado del terreno y los recursos disponibles. Da igual que haya más vegetación al este o una charca fresca al sur: si el terreno se empina, no pasan. Y si tienen que andar cuarenta kilómetros más para evitarlo, lo hacen.
Se trata de una estrategia precisa y calculada para optimizar cada desplazamiento con el menor coste físico posible. A fin de cuentas, se trata de animales que superan fácilmente las cuatro toneladas y que, sin embargo, gestionan su gasto físico mejor que muchos deportistas de élite.
Un modelo que traduce terreno en esfuerzo físico
A partir del seguimiento por GPS de 157 ejemplares en el norte de Kenia, un grupo internacional de investigadores ha reconstruido durante más de dos décadas sus rutas y preferencias de desplazamiento. El resultado es un mapa detallado que demuestra que estos animales no se mueven al azar: priorizan caminos llanos y zonas con más vegetación, y adaptan su velocidad según la dificultad del terreno.
El método que ha permitido llegar a esta conclusión se llama Enerscape, un modelo informático capaz de estimar cuánta energía consume un elefante al desplazarse según el tipo de suelo y su inclinación. El equipo cruzó esta información con imágenes satelitales de la vegetación y la disponibilidad de agua, generando lo que describen como un “paisaje energético” que permite interpretar sus decisiones con una claridad nueva.
De forma sistemática, el 94 % de los animales monitorizados evitó sistemáticamente los terrenos accidentados. Es decir, hay un patrón claro que indica que los elefantes, más que obedecer a la intuición, responden a una lógica física: cada paso cuenta.
El 93 % de ellos prefirió también zonas con vegetación abundante. Y no lo hacen igual cuando van más despacio o más rápido. A velocidades bajas, el 74 % ya muestra preferencia por los terrenos más sencillos. Esa cifra asciende al 87 % cuando se mueven a velocidad media y al 93 % cuando aceleran.
Las fuentes de agua, como era de esperar, tienen también un papel importante en sus decisiones, aunque no de forma uniforme. Algunos ejemplares las usan como eje para planificar sus movimientos, mientras que otros se alejan considerablemente, lo que refleja diferencias individuales marcadas.
Un mapa energético que ayuda a conservar mejor
Como explica Emilio Berti, del Centro Alemán para la Investigación Integrativa de la Biodiversidad, “estos nuevos resultados tienen implicaciones importantes para evaluar y planificar medidas de conservación y restauración, como los corredores de dispersión, al tener en cuenta explícitamente los costos energéticos del movimiento”, una perspectiva que ayuda también a diseñar áreas protegidas más eficaces y a minimizar los conflictos con la actividad humana. Además, los autores apuntan a una posible utilidad para anticipar cómo afectará el cambio climático a estos animales, al modificar la distribución de alimentos y agua.
El profesor Fritz Vollrath, de la Universidad de Oxford y coautor del estudio, destaca que la planificación de rutas en los elefantes responde a un criterio energético claro: “Este estudio identifica un factor central en sus decisiones de desplazamiento: ahorrar energía siempre que sea posible”.
A lo mejor no saben usar Google Maps, pero estos animales tienen bastante claro por dónde les conviene moverse. Lo que la ciencia acaba de confirmar es que esa certeza tiene base física, ecológica y matemática.