Los colores primigenios vuelven a las cúpulas laterales de la maqsura de la Mequita-Catedral de Córdoba

La cúpula central de la maqsura se lleva toda la admiración, todas las miradas, todas las fotografías. Es lo lógico, porque se hizo para ello, con la deslumbrante decoración de teselas que cambian de tono según la luz que se filtra desde allí y con la lujosa ornamentación en las paredes, propias del que tenía que ser el lugar preferente de la Mezquita de los omeyas. Si se decía que las salas de oración musulmanas tenían que mirar hacia La Meca era por aquella parte, precisamente. Las dos cúpulas laterales, blancas y encaladas, no reciben la misma atención, pero en el pasado tuvieron una decoración que también era de colores y gran belleza. La restauración que ahora está realizando el Cabildo Catedral ha permitido verificar la hipótesis con la que se trabajaba desde los estudios previos: las dos cúpulas laterales de la maqsura también estuvieron policromadas y lucieron en su día una amplia decoración con colores y pan de oro. Ahora se recupera parte. El trabajo del equipo de restauración ha permitido encontrar muchos restos , que no servirán para una reconstrucción completa, pero que sí conseguirán que se pueda ver cómo fueron originalmente las dos cúpulas. ABC ha podido conocerlo de cerca. Lo cuenta la restauradora Anabel Barrena : las evidencias son claras para saber que estuvieron policromadas y doradas como la cúpula central. Serán visibles sobre todo en la cúpula occidental, es decir, la que está situada a la derecha del espectador que mira de frente. Allí trabajan las restauradoras Marina Tejedor y Laura Jiménez , que muestran su trabajo. Una de las claves es que la maqsura ha sufrido mucho los efectos de la humedad . En el pasado y en este mismo momento: se han colocado unas pequeñas escalas que ayudan a las profesionales para la medida y la humedad de las últimas lluvias difumina los colores. Eso se nota en las estructuras de yeso, que presentan grietas que ahora se tienen que restaurar. Las restauradoras, además, están encontrando restos de varias intervenciones incluso en época islámica, además de las que llegaron ya cuando el templo pasó a manos cristianas. Su trabajo ahora se centra en la limpieza de los colores, que son visibles en muchos de los elementos decorativos. Señalan por eso lo que llaman tropas gallonadas, en las que han emergido los colores rojo y azul , que están presentes con más o menos intensidad a lo largo de toda la cúpula. Son los más visibles, porque también están el blanco y el negro, como precisaron las restauradoras. También se encontraban decoradas las arcadas polilobuladas , a juego con el resto de la maqsura, y se empiezan a ver los restos azules y rojos, que cambian notablemente la percepción. La limpieza se hace en parte con láser, al menos en las zonas policromadas, lo que permite recuperar los colores. Mucho más difícil es la del pan de oro , como apuntan las profesionales, porque en el trabajo se está perdiendo una buena parte. Fue una zona que también sufrió importantes movimientos sísmicos, y eso influyó en las actuaciones posteriores. Lo que se verá serán formas geométricas y vegetales, y el trabajo de limpieza y de consolidación permitirá que los colores suban y sean más sensibles desde el punto de vista del espectador. Se han eliminado todas las cales «que enmascaraban grietas y fisuras» y se están compactando y estudiando los diferentes niveles en los enlucidos y en los revocos. «Todo quedará más limpio y más lucido », afirmó Anabel Barrena. El dorado, lo que se ha podido conservar, es más brillante, pero en este caso serán más bien restos que servirán para confirmar la evidencia de que en su momento tuvo tanto esplendor como la zona central. «El resto se perdió por los avatares del tiempo, y porque es un edificio vivo», dijo. Como en la cúpula oriental, en bastantes momentos se empleó cal para resanar algunos problemas, y eso provocó que la pintura original quedara tapada y que por lo tanto fuera difícil la recuperación. Por eso ahora el trabajo está en recuperar la mayor cantidad de ornamentación posible. La sensación que, desde abajo, tendrá el espectador es que será una zona más limpia, «pero que también dejará de estar enmascarada ». «No se le puede devolver el estado primigenio», afirmó, porque no hay restos suficientes, y la filosofía de una actuación en estos tiempos no es la de inventar lo que no se ha conservado. Tampoco su resultado será espectacular desde abajo, ni tan deslumbrante como sucede con la cúpula central. Serán pequeñas zonas de decoración, que es lo que se ha podido salvar en los trabajos actuales, que ya ocupan las dos cúpulas laterales. El motivo de que se empleara cal es la humedad, como consecuencia de filtraciones de agua , que nunca han sido ajenas a la historia de la Mezquita-Catedral. La situación es mejor en la parte occidental, porque la cúpula oriental presenta restos mucho menores. Como explica Anabel Barrena, en una hay restos y vestigios, mientras que en la otra, la que está situada a la izquierda del espectador, son apena

Mar 29, 2025 - 09:55
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Los colores primigenios vuelven a las cúpulas laterales de la maqsura de la Mequita-Catedral de Córdoba
La cúpula central de la maqsura se lleva toda la admiración, todas las miradas, todas las fotografías. Es lo lógico, porque se hizo para ello, con la deslumbrante decoración de teselas que cambian de tono según la luz que se filtra desde allí y con la lujosa ornamentación en las paredes, propias del que tenía que ser el lugar preferente de la Mezquita de los omeyas. Si se decía que las salas de oración musulmanas tenían que mirar hacia La Meca era por aquella parte, precisamente. Las dos cúpulas laterales, blancas y encaladas, no reciben la misma atención, pero en el pasado tuvieron una decoración que también era de colores y gran belleza. La restauración que ahora está realizando el Cabildo Catedral ha permitido verificar la hipótesis con la que se trabajaba desde los estudios previos: las dos cúpulas laterales de la maqsura también estuvieron policromadas y lucieron en su día una amplia decoración con colores y pan de oro. Ahora se recupera parte. El trabajo del equipo de restauración ha permitido encontrar muchos restos , que no servirán para una reconstrucción completa, pero que sí conseguirán que se pueda ver cómo fueron originalmente las dos cúpulas. ABC ha podido conocerlo de cerca. Lo cuenta la restauradora Anabel Barrena : las evidencias son claras para saber que estuvieron policromadas y doradas como la cúpula central. Serán visibles sobre todo en la cúpula occidental, es decir, la que está situada a la derecha del espectador que mira de frente. Allí trabajan las restauradoras Marina Tejedor y Laura Jiménez , que muestran su trabajo. Una de las claves es que la maqsura ha sufrido mucho los efectos de la humedad . En el pasado y en este mismo momento: se han colocado unas pequeñas escalas que ayudan a las profesionales para la medida y la humedad de las últimas lluvias difumina los colores. Eso se nota en las estructuras de yeso, que presentan grietas que ahora se tienen que restaurar. Las restauradoras, además, están encontrando restos de varias intervenciones incluso en época islámica, además de las que llegaron ya cuando el templo pasó a manos cristianas. Su trabajo ahora se centra en la limpieza de los colores, que son visibles en muchos de los elementos decorativos. Señalan por eso lo que llaman tropas gallonadas, en las que han emergido los colores rojo y azul , que están presentes con más o menos intensidad a lo largo de toda la cúpula. Son los más visibles, porque también están el blanco y el negro, como precisaron las restauradoras. También se encontraban decoradas las arcadas polilobuladas , a juego con el resto de la maqsura, y se empiezan a ver los restos azules y rojos, que cambian notablemente la percepción. La limpieza se hace en parte con láser, al menos en las zonas policromadas, lo que permite recuperar los colores. Mucho más difícil es la del pan de oro , como apuntan las profesionales, porque en el trabajo se está perdiendo una buena parte. Fue una zona que también sufrió importantes movimientos sísmicos, y eso influyó en las actuaciones posteriores. Lo que se verá serán formas geométricas y vegetales, y el trabajo de limpieza y de consolidación permitirá que los colores suban y sean más sensibles desde el punto de vista del espectador. Se han eliminado todas las cales «que enmascaraban grietas y fisuras» y se están compactando y estudiando los diferentes niveles en los enlucidos y en los revocos. «Todo quedará más limpio y más lucido », afirmó Anabel Barrena. El dorado, lo que se ha podido conservar, es más brillante, pero en este caso serán más bien restos que servirán para confirmar la evidencia de que en su momento tuvo tanto esplendor como la zona central. «El resto se perdió por los avatares del tiempo, y porque es un edificio vivo», dijo. Como en la cúpula oriental, en bastantes momentos se empleó cal para resanar algunos problemas, y eso provocó que la pintura original quedara tapada y que por lo tanto fuera difícil la recuperación. Por eso ahora el trabajo está en recuperar la mayor cantidad de ornamentación posible. La sensación que, desde abajo, tendrá el espectador es que será una zona más limpia, «pero que también dejará de estar enmascarada ». «No se le puede devolver el estado primigenio», afirmó, porque no hay restos suficientes, y la filosofía de una actuación en estos tiempos no es la de inventar lo que no se ha conservado. Tampoco su resultado será espectacular desde abajo, ni tan deslumbrante como sucede con la cúpula central. Serán pequeñas zonas de decoración, que es lo que se ha podido salvar en los trabajos actuales, que ya ocupan las dos cúpulas laterales. El motivo de que se empleara cal es la humedad, como consecuencia de filtraciones de agua , que nunca han sido ajenas a la historia de la Mezquita-Catedral. La situación es mejor en la parte occidental, porque la cúpula oriental presenta restos mucho menores. Como explica Anabel Barrena, en una hay restos y vestigios, mientras que en la otra, la que está situada a la izquierda del espectador, son apenas algunos pigmentos . Tiene su motivo, y es que ahí las intervenciones fueron más acusadas. Tras las cristianización, toda la zona de la maqsura se convirtió en la capilla de San Pedro . El uso y los retablos conservaron en parte la decoración, pero cada vez que había problemas se utilizaba la cal. En el caso de la zona oriental hubo algo más, y es la construcción de la capilla del Cardenal Salazar , en el siglo XVIII . Es el espacio que ahora se conoce como el tesoro, donde, entre otros elementos se alberga todo el año la custodia procesional del Corpus Christi. Es una zona que linda con la de la cúpula oriental y se vio bastante afectada, como apunta Anabel Barrena, porque aparecieron grietas que de nuevo hubo que tapar con cal para evitar problemas. Eso pudo asegurar su conservación y su estabilidad . Como explicó la restauradora, se picaron muchos enlucidos para volver a enlucir de nuevo y eso impidió una mejor conservación de la decoración, de la que los restos son muy leves. Los trabajos no sólo tienen la vertiente de la restauración, sino también del mayor conocimiento de la zona. Las muestras se envían a un laboratorio para identificar las diferentes épocas, según los materiales que se encuentran, y que permiten conocer cómo se trabajó en cada momento en un edificio en que las constantes intervenciones, como ahora sucede, no son cosa de la época contemporánea. El trabajo de análisis mostrará si el azul que se ha encontrado es un pigmento o es lapislázuli , una piedra preciosa que tiene un tono muy intenso de este color y que fue muy apreciada en la antigüedad. Otro factor que influye es el material. En la central no hay pintura ni pigmentos, sino un mosaico bizantino a base de pequeñas teselas, que son más resistentes por la propia consistencia del material. «La pintura mural sufre mucho más con el cambio de temperatura y con la humedad, porque hay carbonataciones», resumió. La restauración, en aquellos tiempos era la cal, que también dañaba a los daños. La idea es recuperar todos los estratos al máximo, ir consolidando y descubrir al máximo la pintura que se conserve. Así, lo que era una hipótesis ahora es una certeza y en el futuro, cuando se despeje la zona de andamios, será también algo que puedan disfrutar los más de dos millones de visitantes anuales de la Mezquita-Catedral.