Lo frecuenta Rosalía y lo aman los foodies madrileños: el restaurante escondido tras un jardín, ajeno a las estrellas Michelin

Que en un mismo espacio coincidan los foodies –más foodies– de Madrid y Rosalía no es algo de lo que puedan presumir todos los restaurantes de la capital. Antes de que la ciudad se convirtiera en un hervidero gastronómico de decenas de aperturas por año, Madrid tenía más de capital de provincias –en la mesa– que de meca culinaria. Ahora, en cierto modo, la tendencia se ha invertido y los locales de moda coexisten con una restauración que se podría denominar de toda la vida. No es que abunden los segundos ejemplos, pero hay algunos nombres propios que llevan sentando cátedra durante décadas y que siguen, a día de hoy, siendo bastiones de una cocina clásica. No vamos a decir que en el caso que nos ocupa hoy sea una cocina tradicional, pero sí es clásica. Su ambiente, su carácter de escondite –hay que pasar un jardín y otro restaurante para llegar a él– y la personalidad de su propietario son los que hacen que, por ejemplo, celebrities como Rosalía hayan coincidido en tiempo y espacio con lo más granado de los foodies madrileños. Hablamos, como se puede interpretar, del mítico restaurante Sacha, regentado por el hostelero –que no cocinero, aunque algunos platos sí ejecuta– Sacha Hormaechea y que lleva más de 50 años al pie del cañón en un negocio que ya comenzaron sus padres. En Directo al Paladar Tortilla vaga o tortilla de patata para extranjeros, la receta de Sacha Hormaechea Anclado, por suerte, en el pasado, Sacha es el origen de algunos platos ya icónicos como la tortilla vaga o el falso canelón de txangurro. Bajo esa impronta tradicional, no quita que haya desarrollado algunas recetas que, cuando fueron alumbradas, suponían un golpe de efecto a lo que por entonces se comía en Madrid. Con una de las mejores bodegas de Madrid, lo cierto es que Sacha es uno de esos restaurantes que, por fortuna o por desgracia, es más gozoso cuando se es de la cuadrilla de los fieles al hostelero. A título personal, considero que esto en el Madrid de hoy es más una fortuna que una desgracia, pues en los tiempos de estandarización, reservas digitales y reseñas vengativas en redes sociales me parece una ventana a un pasado que, si no fue mejor, al menos fue distinto. En Sacha, además, las primaveras se colman de flores y su terraza se convierte en un aliviadero para el bullicioso y concurrido interior donde clientes fieles siempre acuden. Sin redes sociales, sin web y sin estrellas Michelin –aunque sí Recomendado en la guía francesa y con dos Soles Repsol–, Sacha es la perfecta definición de restaurante old school. Sí, se come bien. Sí, las mesas están muy juntas, pero en Sacha convive ese espíritu de Madrid de tabernas y tascas que se ha ido perdiendo y, aunque sea casi como una pieza de museo (y dependa enteramente de la personalidad de su creador), es un monumento hostelero a Madrid del que, incluso, Rosalía es fan, cuando se retrató en 2023 allí durante su gira Motomami Tour. Imágenes | Rosalía / Guía Repsol En DAP | Así es el picnic de Rosalía en el que inspirarse esta primavera En DAP | Tres ingredientes y cuatro minutos, el sándwich viral de Rosalía lo puedes hacer en casa y ser una Motomami - La noticia Lo frecuenta Rosalía y lo aman los foodies madrileños: el restaurante escondido tras un jardín, ajeno a las estrellas Michelin fue publicada originalmente en Directo al Paladar por Jaime de las Heras .

Abr 9, 2025 - 13:17
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Lo frecuenta Rosalía y lo aman los foodies madrileños: el restaurante escondido tras un jardín, ajeno a las estrellas Michelin

Lo frecuenta Rosalía y lo aman los foodies madrileños: el restaurante escondido tras un jardín, ajeno a las estrellas Michelin

Que en un mismo espacio coincidan los foodies –más foodies– de Madrid y Rosalía no es algo de lo que puedan presumir todos los restaurantes de la capital. Antes de que la ciudad se convirtiera en un hervidero gastronómico de decenas de aperturas por año, Madrid tenía más de capital de provincias –en la mesa– que de meca culinaria.

Ahora, en cierto modo, la tendencia se ha invertido y los locales de moda coexisten con una restauración que se podría denominar de toda la vida. No es que abunden los segundos ejemplos, pero hay algunos nombres propios que llevan sentando cátedra durante décadas y que siguen, a día de hoy, siendo bastiones de una cocina clásica.

No vamos a decir que en el caso que nos ocupa hoy sea una cocina tradicional, pero sí es clásica. Su ambiente, su carácter de escondite –hay que pasar un jardín y otro restaurante para llegar a él– y la personalidad de su propietario son los que hacen que, por ejemplo, celebrities como Rosalía hayan coincidido en tiempo y espacio con lo más granado de los foodies madrileños.

Hablamos, como se puede interpretar, del mítico restaurante Sacha, regentado por el hostelero –que no cocinero, aunque algunos platos sí ejecuta– Sacha Hormaechea y que lleva más de 50 años al pie del cañón en un negocio que ya comenzaron sus padres.

Anclado, por suerte, en el pasado, Sacha es el origen de algunos platos ya icónicos como la tortilla vaga o el falso canelón de txangurro. Bajo esa impronta tradicional, no quita que haya desarrollado algunas recetas que, cuando fueron alumbradas, suponían un golpe de efecto a lo que por entonces se comía en Madrid.

Con una de las mejores bodegas de Madrid, lo cierto es que Sacha es uno de esos restaurantes que, por fortuna o por desgracia, es más gozoso cuando se es de la cuadrilla de los fieles al hostelero. A título personal, considero que esto en el Madrid de hoy es más una fortuna que una desgracia, pues en los tiempos de estandarización, reservas digitales y reseñas vengativas en redes sociales me parece una ventana a un pasado que, si no fue mejor, al menos fue distinto.

En Sacha, además, las primaveras se colman de flores y su terraza se convierte en un aliviadero para el bullicioso y concurrido interior donde clientes fieles siempre acuden. Sin redes sociales, sin web y sin estrellas Michelin –aunque sí Recomendado en la guía francesa y con dos Soles Repsol–, Sacha es la perfecta definición de restaurante old school.

Sí, se come bien. Sí, las mesas están muy juntas, pero en Sacha convive ese espíritu de Madrid de tabernas y tascas que se ha ido perdiendo y, aunque sea casi como una pieza de museo (y dependa enteramente de la personalidad de su creador), es un monumento hostelero a Madrid del que, incluso, Rosalía es fan, cuando se retrató en 2023 allí durante su gira Motomami Tour.

Imágenes | Rosalía / Guía Repsol

En DAP | Así es el picnic de Rosalía en el que inspirarse esta primavera

En DAP | Tres ingredientes y cuatro minutos, el sándwich viral de Rosalía lo puedes hacer en casa y ser una Motomami

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