Les Arts Florissants, la magia de las voces

Les Arts Florissants es un conjunto mítico en el mundo de la música antigua, fundado por el estadounidense nacionalizado francés William Christie . A su lado ha estado el tenor Paul Agnew , quien desde 2020 es codirector del conjunto , y en esa condición se presentaba en este concierto. A su gigantesco catálogo discográfico se ha sumado siempre su interés por la investigación en el mundo de la música antigua, y este es el caso que nos ocupa. Agnew se dirigió al público (con la ayuda de Lucía Martín-Cartón ) para explicarnos que traían el que está considerado como primer oratorio de la historia, el de Giacomo Carissimi , junto a otro descubierto recientemente (hace 3 años) de Antonio Draghi , que el grupo se ha encargado de editar y que interpretarían a continuación. Pero antes digamos que el ensemble no sólo investiga, sino que también innova con planteamientos como el que traía en esta ocasión: recurrir al acompañamiento exclusivamente del bajo continuo, que para las dos obras fue el conjunto formado por dos tiorbas ( Elizabeth Kenny y Sergio Bucheli ) y un órgano y un clave ( Florian Carré ). Ya desde este momento teníamos garantizado que los primeros instrumentos, que raramente se oyen entre una orquesta de cuerda -y no digamos si hay además vientos-, colocados a un lado y otro del escenario se complementaban extraordinariamente, mientras los teclados de Carré ocuparon el centro. A través del primer oratorio y de más larga duración, el de Draghi, fuimos conociendo a los actuales y jóvenes miembros del ensemble vocal. En primer lugar, el bajo Benoît Descamps (Narrador) , con un registro delicioso, suave, de elegante fraseo y ductilidad. Aunque aparece como barítono en el programa, Edward Grint presentaba una voz robusta, capaz de descender hasta un registro muy grave, aunque aquí presentaba su canto lo sentimos muy irregular, a la vez que poco fluido en las agilidades, que sacaba adelante como podía; de igual manera, los cambios de color por su inseguridad también se sucedían repetidamente. Paul Agnew conserva su voz bastante bien, aunque al principio nos despitó ese estilo de canto con 'sforzando', no sabemos si queriendo coronarse como el más expresivo. La verdad es que su excelente técnica le permite mantener el registro en muy buen estado. Ellen Giacone comenzó con agilidades poco marcadas y nos pareció algo insegura en 'Di tua spada' . Mélodie Ruvio (contralto) es una voz sólida, pero que aquí su color dependía en ocasiones del rango de su tesitura, la zona de paso, mientras presentaba una voz recia y segura, con una dicción cuidada para que se le entienda todo. Interesante la voz de Martín-Cartón , que ya hemos oído en diferentes ocasiones. Pero entre las voces de mujeres sobresalió enseguida en este primer oratorio la de Blandine de Sansal (mezzo) , por su voz con brillo, bien timbrada, ágil, a veces lírica. Terminaron las dos partes con sendos coros verdaderamente preciosos en la conjunción de todas las voces. Pero, una vez más, tras el descanso llegó la hora de Carissimi , y aquí se profujeron dos cambios relevantes: el primero fue que todos cantaron de memoria, lo que -nos parece- llevó al segundo aspecto: pudieron teatralizar el oratorio creando movimientos sobre juegos de luces que ya quisieran muchos 'registas'. El mayor conocimiento de la partitura, la recreación de la obra por esta semiescenificación o la mayor brevedad les hacía parecer más relajados, controlando el canto, pero sin que lo pareciera. Y el milagro se produjo: todos los reparos que podíamos encontrar habían desaparecido . Martín-Cartón se alzó con el protagonismo más que merecido, los dos bajos ahora se mostraban flexibles y perfectamente ensamblados, así como la mezzo y la alto, con las direfentes combinaciones. Agnew se serenó de esos 'arranques' vocales, mostrando una voz bien sostenida por una técnica prodigiosa, al igual que Giacone, con un brillo y fraseo notables, y ganando incluso volumen. Aunque de menor duración, y a pesar del interés que produce la obra de Draghi y suponga otra floración más en el repertorio 'antiguo', su interpretación nos fue atrapando poco a poco hasta la verdadera emoción. Terminaron con el coro 'Florate filii Israel' creando un círculo vocal con amplias armonías y disonancias sobrecogedoras; tanto que lo repitieron como propina, y no por eso dejamos de sentir su magia. Estos eran los verdaderos Arts Florissants.

Feb 16, 2025 - 03:32
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Les Arts Florissants, la magia de las voces
Les Arts Florissants es un conjunto mítico en el mundo de la música antigua, fundado por el estadounidense nacionalizado francés William Christie . A su lado ha estado el tenor Paul Agnew , quien desde 2020 es codirector del conjunto , y en esa condición se presentaba en este concierto. A su gigantesco catálogo discográfico se ha sumado siempre su interés por la investigación en el mundo de la música antigua, y este es el caso que nos ocupa. Agnew se dirigió al público (con la ayuda de Lucía Martín-Cartón ) para explicarnos que traían el que está considerado como primer oratorio de la historia, el de Giacomo Carissimi , junto a otro descubierto recientemente (hace 3 años) de Antonio Draghi , que el grupo se ha encargado de editar y que interpretarían a continuación. Pero antes digamos que el ensemble no sólo investiga, sino que también innova con planteamientos como el que traía en esta ocasión: recurrir al acompañamiento exclusivamente del bajo continuo, que para las dos obras fue el conjunto formado por dos tiorbas ( Elizabeth Kenny y Sergio Bucheli ) y un órgano y un clave ( Florian Carré ). Ya desde este momento teníamos garantizado que los primeros instrumentos, que raramente se oyen entre una orquesta de cuerda -y no digamos si hay además vientos-, colocados a un lado y otro del escenario se complementaban extraordinariamente, mientras los teclados de Carré ocuparon el centro. A través del primer oratorio y de más larga duración, el de Draghi, fuimos conociendo a los actuales y jóvenes miembros del ensemble vocal. En primer lugar, el bajo Benoît Descamps (Narrador) , con un registro delicioso, suave, de elegante fraseo y ductilidad. Aunque aparece como barítono en el programa, Edward Grint presentaba una voz robusta, capaz de descender hasta un registro muy grave, aunque aquí presentaba su canto lo sentimos muy irregular, a la vez que poco fluido en las agilidades, que sacaba adelante como podía; de igual manera, los cambios de color por su inseguridad también se sucedían repetidamente. Paul Agnew conserva su voz bastante bien, aunque al principio nos despitó ese estilo de canto con 'sforzando', no sabemos si queriendo coronarse como el más expresivo. La verdad es que su excelente técnica le permite mantener el registro en muy buen estado. Ellen Giacone comenzó con agilidades poco marcadas y nos pareció algo insegura en 'Di tua spada' . Mélodie Ruvio (contralto) es una voz sólida, pero que aquí su color dependía en ocasiones del rango de su tesitura, la zona de paso, mientras presentaba una voz recia y segura, con una dicción cuidada para que se le entienda todo. Interesante la voz de Martín-Cartón , que ya hemos oído en diferentes ocasiones. Pero entre las voces de mujeres sobresalió enseguida en este primer oratorio la de Blandine de Sansal (mezzo) , por su voz con brillo, bien timbrada, ágil, a veces lírica. Terminaron las dos partes con sendos coros verdaderamente preciosos en la conjunción de todas las voces. Pero, una vez más, tras el descanso llegó la hora de Carissimi , y aquí se profujeron dos cambios relevantes: el primero fue que todos cantaron de memoria, lo que -nos parece- llevó al segundo aspecto: pudieron teatralizar el oratorio creando movimientos sobre juegos de luces que ya quisieran muchos 'registas'. El mayor conocimiento de la partitura, la recreación de la obra por esta semiescenificación o la mayor brevedad les hacía parecer más relajados, controlando el canto, pero sin que lo pareciera. Y el milagro se produjo: todos los reparos que podíamos encontrar habían desaparecido . Martín-Cartón se alzó con el protagonismo más que merecido, los dos bajos ahora se mostraban flexibles y perfectamente ensamblados, así como la mezzo y la alto, con las direfentes combinaciones. Agnew se serenó de esos 'arranques' vocales, mostrando una voz bien sostenida por una técnica prodigiosa, al igual que Giacone, con un brillo y fraseo notables, y ganando incluso volumen. Aunque de menor duración, y a pesar del interés que produce la obra de Draghi y suponga otra floración más en el repertorio 'antiguo', su interpretación nos fue atrapando poco a poco hasta la verdadera emoción. Terminaron con el coro 'Florate filii Israel' creando un círculo vocal con amplias armonías y disonancias sobrecogedoras; tanto que lo repitieron como propina, y no por eso dejamos de sentir su magia. Estos eran los verdaderos Arts Florissants.